Política de medicamentos, orgullo de México
En el diseño de políticas públicas es común buscar experiencias internacionales para tomar las exitosas y evitar las desafortunadas. A veces se asume erróneamente que las políticas públicas mexicanas no son vistas como exitosas y solo se subrayan las que fracasaron.
Existe un caso reciente en donde una política pública mexicana no solo ha sido exitosa, sino que ha sido reconocida e imitada en otros países tanto en sectores gubernamentales, como industriales y académicos. Este caso es el de la política de medicamentos. La historia es la siguiente.
En la primera década del siglo XXI México todavía no contaba con una autoridad que regulara los insumos para la salud que fuese, como sus pares en el exterior, autónoma en lo técnico y en lo financiero.
Fueapartirde2001queelCongreso le dio vida a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), con base en un moderno planteamiento del entonces secretario de Salud, Julio Frenk.
Hoy, la Cofepris regula 10% del PIB mexicano, 46 centavos de cada peso que gastamos los mexicanos, y juega un papel central en agilizar nuestro comercio exterior.
Con esto México se puso a la par de los países desarrollados al contar con un regulador sanitario con amplias facultades para ordenar el mercado a partir de abrir el acceso a los medicamentos para la población.
También México carecía de una legislación que obligara que los medicamentos genéricos fuesen equivalentes a los de patente, por lo que en 2005 el Legislativo ordenó que todos los genéricos hicieran pruebas de bioequivalencia.
Con esto dejamos atrás el mundo de los medicamentos similares que generaba riesgos a la salud y engaños al consumidor y logramos tener solamente dos tipos de medicamentos, los de patente y los genéricos intercambiablesquepuedenentraralmercado una vez vencida la patente.
En 2011 el diagnóstico era claro, había que concentrar las acciones de política para ampliar el acceso de la población a las familias a partir de 3 ejes: i) hacer eficiente el proceso de registro para aprobar más genéricos y medicinas nuevas, ii) desregular y flexibilizar el mercado para facilitar la entrada de insumos reduciendo costos y iii), empatar los estándares de la Cofepris a los exigidos por la OPS para convertirse en un regulador de referencia, promover nuestras exportaciones y ganar competitividad.
A partir de la ejecución de esta política comenzamos a ver resultados. México metió el acelerador en la aprobación de genéricos y pasó en sólo 6 años a ser el segundo consumidor de genéricos del mundo con un ahorro del 60 por ciento en promedio en el precio de los medicamentos (26 mmdp en ese periodo).
Por el lado de los medicamentos innovadores que estaban sujetos a una absurda burocracia proteccionista, la Cofepris eliminó el requisito de planta y además reconoce como válidos los registros de EU, Europa y Japón, lo que redujo el tiempo de aprobación de 5 años a 60 días hábiles, convirtiendo a México en el país más ágil para autorizar nuevos productos.
En 7 años México introdujo de manera acelerada casi 350 nuevas medicinas reduciendo los precios entre 45 y 85% respecto del costo de estos productos en sus países de origen.
A partir de estas buenas prácticas la Cofepris en 2012 obtuvo la certificación de la OPS como Agencia Reguladora de Referencia para Medicamentos, y en 2014 la certificación de la OMS por sus altos estándares en aprobación de vacunas, lo que nos pone en la lista de los 20 países con estas dos distinciones, en otras palabras la Cofepris está ya en la “primera división” de reguladores sanitarios.
Con esto, entre otras cosas, las exportaciones de nuestros productos farmacéuticos tuvieron un incremento en 6 años de cerca del 25%.
Esta historia no sería relevante si no hubiese tenido efectos positivos medibles en el tiempo. En los últimos 7 años México redujo de 32.2% a 28% su gasto en medicamentos como porcentaje de su gasto total en salud.
El volumen de venta de genéricos pasó de 54% a 84%, lo que implicó el efecto más importante, que el gasto de los hogares en productos de salud bajara de 4.1% a 2.5% y que la reducción más significativa se diera en el decil de menor ingreso, que fue de un 50%.
Además el gasto de bolsillo en salud en México se vio beneficiado con la baja en los precios de las medicinas, reportando una reducción significativa en el 2017 e incrementándose la inclusión en salud conforme al último censo del Inegi.
En conclusión podemos afirmar con evidencia que la política de medicamentos en nuestro país ha ampliado el acceso de la población a más y mejores medicamentos, ha generado eficiencias en el mercado y ha logrado reconocimiento internacional.
Sigamos hablando de políticas públicas mexicanas exitosas y sigamos creándolas y enriqueciéndolas para beneficiar a la población.