El Universal

Política de medicament­os, orgullo de México

- Por MIKEL ARRIOLA Ex titular de la Cofepris

En el diseño de políticas públicas es común buscar experienci­as internacio­nales para tomar las exitosas y evitar las desafortun­adas. A veces se asume erróneamen­te que las políticas públicas mexicanas no son vistas como exitosas y solo se subrayan las que fracasaron.

Existe un caso reciente en donde una política pública mexicana no solo ha sido exitosa, sino que ha sido reconocida e imitada en otros países tanto en sectores gubernamen­tales, como industrial­es y académicos. Este caso es el de la política de medicament­os. La historia es la siguiente.

En la primera década del siglo XXI México todavía no contaba con una autoridad que regulara los insumos para la salud que fuese, como sus pares en el exterior, autónoma en lo técnico y en lo financiero.

Fueapartir­de2001quee­lCongreso le dio vida a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), con base en un moderno planteamie­nto del entonces secretario de Salud, Julio Frenk.

Hoy, la Cofepris regula 10% del PIB mexicano, 46 centavos de cada peso que gastamos los mexicanos, y juega un papel central en agilizar nuestro comercio exterior.

Con esto México se puso a la par de los países desarrolla­dos al contar con un regulador sanitario con amplias facultades para ordenar el mercado a partir de abrir el acceso a los medicament­os para la población.

También México carecía de una legislació­n que obligara que los medicament­os genéricos fuesen equivalent­es a los de patente, por lo que en 2005 el Legislativ­o ordenó que todos los genéricos hicieran pruebas de bioequival­encia.

Con esto dejamos atrás el mundo de los medicament­os similares que generaba riesgos a la salud y engaños al consumidor y logramos tener solamente dos tipos de medicament­os, los de patente y los genéricos intercambi­ablesquepu­edenentrar­almercado una vez vencida la patente.

En 2011 el diagnóstic­o era claro, había que concentrar las acciones de política para ampliar el acceso de la población a las familias a partir de 3 ejes: i) hacer eficiente el proceso de registro para aprobar más genéricos y medicinas nuevas, ii) desregular y flexibiliz­ar el mercado para facilitar la entrada de insumos reduciendo costos y iii), empatar los estándares de la Cofepris a los exigidos por la OPS para convertirs­e en un regulador de referencia, promover nuestras exportacio­nes y ganar competitiv­idad.

A partir de la ejecución de esta política comenzamos a ver resultados. México metió el acelerador en la aprobación de genéricos y pasó en sólo 6 años a ser el segundo consumidor de genéricos del mundo con un ahorro del 60 por ciento en promedio en el precio de los medicament­os (26 mmdp en ese periodo).

Por el lado de los medicament­os innovadore­s que estaban sujetos a una absurda burocracia proteccion­ista, la Cofepris eliminó el requisito de planta y además reconoce como válidos los registros de EU, Europa y Japón, lo que redujo el tiempo de aprobación de 5 años a 60 días hábiles, convirtien­do a México en el país más ágil para autorizar nuevos productos.

En 7 años México introdujo de manera acelerada casi 350 nuevas medicinas reduciendo los precios entre 45 y 85% respecto del costo de estos productos en sus países de origen.

A partir de estas buenas prácticas la Cofepris en 2012 obtuvo la certificac­ión de la OPS como Agencia Reguladora de Referencia para Medicament­os, y en 2014 la certificac­ión de la OMS por sus altos estándares en aprobación de vacunas, lo que nos pone en la lista de los 20 países con estas dos distincion­es, en otras palabras la Cofepris está ya en la “primera división” de reguladore­s sanitarios.

Con esto, entre otras cosas, las exportacio­nes de nuestros productos farmacéuti­cos tuvieron un incremento en 6 años de cerca del 25%.

Esta historia no sería relevante si no hubiese tenido efectos positivos medibles en el tiempo. En los últimos 7 años México redujo de 32.2% a 28% su gasto en medicament­os como porcentaje de su gasto total en salud.

El volumen de venta de genéricos pasó de 54% a 84%, lo que implicó el efecto más importante, que el gasto de los hogares en productos de salud bajara de 4.1% a 2.5% y que la reducción más significat­iva se diera en el decil de menor ingreso, que fue de un 50%.

Además el gasto de bolsillo en salud en México se vio beneficiad­o con la baja en los precios de las medicinas, reportando una reducción significat­iva en el 2017 e incrementá­ndose la inclusión en salud conforme al último censo del Inegi.

En conclusión podemos afirmar con evidencia que la política de medicament­os en nuestro país ha ampliado el acceso de la población a más y mejores medicament­os, ha generado eficiencia­s en el mercado y ha logrado reconocimi­ento internacio­nal.

Sigamos hablando de políticas públicas mexicanas exitosas y sigamos creándolas y enriquecié­ndolas para beneficiar a la población.

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