El Universal

UNA TARDE EN EL CLUB CANNABIS

El Club Cannábico Xochipilli, ubicado en la Ciudad de México y con más de 200 integrante­s, es un espacio donde se llevan a cabo concursos y reuniones en torno a la cultura de la cannabis. “Fumar es nuestro derecho”, dicen algunos miembros

- MONTSERRAT PERALTA —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

• Para los miembros del Club Cannábico Xochipilli, el consumo recreativo de la marihuana es una realidad. Los cerca de 250 integrante­s se reúnen para fumar y convivir. En la organizaci­ón “se defiende a los usuarios de la cannabis y se busca la desestigma­tización”, dice Ted. Algunos comentan que la usan también con fines médicos.

Olga Sánchez Cordero, ministra en retiro, subió al pleno del Senado al filo del mediodía del pasado jueves para presentar una iniciativa a nombre de Morena que versa sobre la regulación del uso lúdico de la marihuana. Apenas dos horas después, y a pocas cuadras de distancia, el consumo lúdico de la yerba, sin regular, es toda una realidad.

Sentado en un sillón café está Orlando Pacheco a quien apodan Ted, tiene 32 años y sostiene en las piernas una bandeja de aluminio color verde. Porta con orgullo una playera negra con letras blancas que dicen Club Cannábico Xochipilli, en el centro de su pecho resalta la hoja de la cannabis. Usa sus manos para “limpiar” la yerba que después fumará.

Ted se integró al club cannábico hace dos años por invitación de un amigo del CCH. Lo que lo motivó, dice, es que en la organizaci­ón “se defiende a los usuarios de la cannabis y se busca la desestigma­tización.

Junto con él, cerca de 250 usuarios de cannabis conforman el club, en donde se reúnen para fumar marihuana y convivir.

En el club hacen concursos para catar a la yerba o sobre quien forja mejor un “porro”. Los premios son un grinder —herramient­a para moler la marihuana—, “sábanas” —papel especial para hacerse un cigarro con dicha planta— o bongs —pipa de agua—.

También apoyan a los miembros del club con asesorías legales, médicas y sicológica­s.

En un departamen­to de la colonia Tabacalera, Ted recuerda su primer “viaje”: Era estudiante de secundaria y tenía 13 años, sintió que “flotaba” y cuando se miró en un espejo le “atacó el payaso” y comenzó a reír.

Ted saca una “sábana” y coloca marihuana sobre ella, a la par relata cómo le ayuda porque su personalid­ad “sin estar grifo” es un poco agresiva y ansiosa: “Cuando estoy pacheco es todo más relajado”. El joven fuma diario y varias veces al día.

Al hablar de la calidad de la yerba, indica que en ocasiones se percata de “que no está buena, entonces el mal viaje es que ya la compraste y no la vas a poder utilizar, porque el sabor no es agradable ni el olor”.

Para entrar al Club Cannábico Xochipilli se requiere ser mayor de edad, ser usuario de cannabis y responder una solicitud de ingreso. Los miembros tienen un espacio de consumo seguro y la solicitud de cultivo, que aún no han obtenido “porque nos han puesto trabas desde Cofepris”, indica Orlando Pacheco.

El camino que han seguido ha sido a través del amparo. La reciente jurisprude­ncia la consideran un triunfo para todos los que fuman.

Cuenta que a él la marihuana lo relaja y le ayuda a que le dé hambre: “Trabajé mucho tiempo de noche y esto [la marihuana] me ayudaba a no volverme loco por tanta desvelada”. Sobre el uso lúdico señala: “Es nuestro derecho”.

Adán, conocido como Champi, es otro de los miembros del Club Cannábico, tiene 25 años y es portador del VIH. Su primera experienci­a con la marihuana fue a los 15 años, y a diferencia del “viaje” de Ted, el suyo “fue horrible”.

En una fiesta le preguntaro­n si fumaba, “y por sentirme incluido dije que sí; fumé y me perdí completame­nte”. Recuerda que revolvió alcohol con marihuana y que se puso una de sus peores borrachera­s.

Champi es arquitecto y la marihuana le ayuda con el proceso creativo de su profesión, ya que así “se suelta a dibujar”. Se acercó al club cuando lo invitaron a la Primer Copa de Cannabis en México, que se celebró en Playa Paraíso, Guerrero.

En esa competenci­a, un jurado deliberó cuál era la mejor yerba con base en su potencia, textura y aroma. Organizaro­n juegos y un triatlón para que las personas se entretuvie­ran de forma recreativa.

Champi suspendió por dos años su consumo de marihuana, pero hace cuatro años fue diagnostic­ado con el virus del VIH y comenzó su medicación con antirretov­irales, “que son muy agresivos con el estómago”, por lo que sus deseos de comer se esfumaron. Así fue como recordó que cuando fumaba, el efecto era que le daba mucha hambre “el famoso munchies”, ahora consume la yerba con fines terapéutic­os.

Con una máscara de calavera de color verde, Delta Kan, de 31 años, narra que conoce la marihuana desde los 16 años. La primera vez que fumó fue en la esquina de su casa, mientras echaba el cotorreo con sus amigos: “Fue muy agradable la primera colocación, comienzas a percibir las cosas de forma diferente”.

Comenta que el club es agradable porque “fumas más en confianza, sin tabúes y sin la banda pedera que dice ‘pinche marihuanit­o’”.

A Delta Kan le gusta más el lado medicinal de la planta porque le da alivio corporal y le ayuda con el insomnio: “Yo no fumo para andar en la fiesta o para andar de vicioso, yo fumo para dormir”.

“El club es agradable porque fumas más en confianza, sin tabúes y sin la banda pedera que dice ‘pinche marihuanit­o’” DELTA KAN

Consumidor de marihuana

 ??  ??
 ??  ?? Para calmar la ansiedad, para combatir el insomnio, con fines terapéutic­os o para tener hambre son algunas de las razones por las que diversos miembros del Club Cannábico Xochipilli consumen marihuana.
Para calmar la ansiedad, para combatir el insomnio, con fines terapéutic­os o para tener hambre son algunas de las razones por las que diversos miembros del Club Cannábico Xochipilli consumen marihuana.
 ??  ?? Ted tenía 13 años cuando consumió marihuana por primera vez.
Ted tenía 13 años cuando consumió marihuana por primera vez.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico