El Universal

AMLO, reconcilia­rse con los mercados

- Por JORGE A. CHÁVEZ PRESA Economista. @jchavezpre­sa Embajador de Buena Voluntad de la Unesco

El 29 de octubre de 2018 fue un lunes negro para el ahorro de los trabajador­es y para quienes han depositado su confianza en la estabilida­d financiera de México. La consulta sui generis y la decisión del presidente electo de cancelar la construcci­ón del Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de México (NAIM) aumentó la percepción de riesgo que se tiene para invertir en nuestro país. Esto ocasionó: alza en las tasas de interés por una mayor incertidum­bre; depreciaci­ón del tipo de cambio; caída en el Índice de Precios y Cotizacion­es de la Bolsa Mexicana de Valores, así como mayor cautela para animarse a invertir en actividade­s productiva­s. En breve, empobreció a los mexicanos que trabajan y ahorran.

El ahorro para las pensiones es muy sensible a sufrir minusvalía­s cuando suben las tasas de interés. En esta ocasión las tasas de interés aumentaron para compensar el mayor riesgo e incertidum­bre de lo que puede ser la marca de la nueva administra­ción: eventos inesperado­s ocasionado­s por sus principale­s actores.

La animadvers­ión de AMLO por el NAIM no era nueva, estaba contenida explícitam­ente en el Proyecto alternativ­o de nación (páginas 251-255). No sorprendió la decisión de cancelar el NAIM. Llamó la atención que el presidente electo, aún sin tomar posesión del cargo, lo decidió con base en una consulta hechiza, con escasa representa­ción y fuera del marco jurídico. En béisbol equivaldrí­a a que el ampáyer no dé por buena la carrera por una revisión instantáne­a en la jugada enfocada en el home.

Proponer como alternativ­a, sin proyectos ejecutivos ni estudios de mecánica de suelos, a la base militar de Santa Lucía, más mantener el actual aeropuerto y el de Toluca, es temerario, pues no sólo habrá que indemnizar a contratist­as, sino que deberá llevar a cabo las obras que desmantele­n lo construido. Esto agrega una presión fiscal adicional, pues se acelera el vencimient­o de los bonos en dólares emitidos por el NAIM (véanse los contratos), que no pueden pagarse con lo captado por la Fibra E. Además, al cancelarse la principal obra de infraestru­ctura del país, se reduce el potencial de crecimient­o económico.

El indiscutib­le triunfo electoral de AMLO del 1 de julio fue bien recibido. Así logró en la primera entrada del juego sexenal un hit: colocó bien a su mensaje conciliado­r y de disciplina fiscal; súmesele también el haber establecid­o una comunicaci­ón cordial con el presidente Trump. Esto daba una señal muy positiva para destrabar la negociació­n del TLCAN. El peso se apreció frente al dólar. La luna de miel estaba en pleno apogeo.

Los sectores privado y social prefieren invertir en donde no hay sorpresas. Por el contrario, prefieren arriesgar su capital y el ahorro de otros donde pueden anticipar lo que hará el gobierno sujeto a lo que establece el marco jurídico.

La inversión que más rápido responde a señales favorables o adversas es la de los mercados financiero­s. Estos mercados son sinónimo del ahorro de millones de trabajador­es que contratan a especialis­tas en medir y anticipar el impacto de eventos, así como de buenas y malas decisiones de los gobiernos, choques externos provenient­es del mundo petrolero, entre otros, para cuidar su ahorro, esto es, su patrimonio. Que quede claro, los mercados financiero­s no son la “mafia del poder”.

Es evidente que AMLO quiere mandar un mensaje político de poder, lo cual es legítimo. Sin embargo, lo hizo a costa de una pérdida importante del ahorro de los trabajador­es y de empobrecer al país con la depreciaci­ón del peso. Pateó y lastimó el pesebre. Los mercados quieren vera AML Oc omoelmá na ger que tienepíc her ycatc her queponc henal a corrupción, a los oligopolio­s y redimensio­nen proyectos en el fair play. Esto significa que lo haga basado en las institucio­nes. Así se gana la Serie Mundial.

Las Afores y el Infonavit administra­n ahorros de los trabajador­es por más de 210 mil millones de dólares, esto supera a la suma de las fortunas de los más ricos de mundo (Jeff Bezos, Bill Gates, Warren Buffet y Carlos Slim).

Las minusvalía­s y caídas en los índices bursátiles y el tipo de cambio pueden ser aún más volátiles por la cantidad de activos financiero­s mexicanos en poder de extranjero­s. El 32% del total de los valores gubernamen­tales en circulació­n, lo que equivale a 64.3% de las reservas internacio­nales, está en manos de ahorradore­s extranjero­s que han confiado en México. Ante la adversidad y la falta de certeza, éstos se convierten en capitales golondrino­s.

La diferencia entre ser presidente y jefe de gobierno del DF es que el primero sí afecta con sus decisiones a millones de personas, mexicanas y extranjera­s, que confían en nuestro país. La deuda del DF tenía la garantía del gobierno federal. Y la deuda del gobierno federal tiene como respaldo la estabilida­d. Todos queremos que AMLO sea el mejor presidente; esto se logra con certeza.

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