El Movimiento del 68 que conservó Monsiváis
Materiales que coleccionó el escritor y obra de Arnulfo Aquino son base de la muestra que se inaugura el lunes
Si alguien tiene interés por saber a dónde fueron a parar las placas con el nombre de Gustavo Díaz Ordaz, retiradas hace unas semanas de las estaciones del Metro, el Museo del Estanquillo tiene una primera respuesta. Este lunes, como parte de un antimonumento a Díaz Ordaz, se podrá ver una de esas placas dentro de la exposición El espíritu del 68.
La pieza no era parte del guión curatorial de la exhibición, pero el anuncio de su retiro les dio la idea de pedir en préstamo la pieza. Así lo contó ayer Rafael Barajas El Fisgón al presentar la exposición que curó junto con Jesús Ramírez Cuevas —vocero del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, que desde hace años ha investigado en torno del Movimiento Estudiantil.
Las caricaturas, fotografías, gráfica y publicaciones alrededor del Movimiento Estudiantil de 1968 y lo ocurrido en aquellos años fueron uno los mayores intereses de Carlos Monsiváis, y el Museo del Estanquillo, que conserva gran parte de sus acervos, exhibirá algunos de esos materiales con un conjunto de gráfica y obra de Arnulfo Aquino.
“Carlos Monsiváis era joven todavía cuando estalla el Movimiento y fue uno de los intelectuales más cercanos al Consejo Nacional de Huelga. Él escribió muchos de los documentos del Consejo y los revisó prácticamente todos. Fue un intelectual comprometido con esta causa, y eso se revela en su manía coleccionística. En la colección encontramos una cantidad impresionante de fotografías, carteles, historietas, caricatura, memorabilia que se refieren a 1968“, contó Barajas.
Las salas del cuarto piso del Museo contienen las fotografías, caricaturas y documentos de entonces. Piezas tan específicas como las imágenes del bazucazo a la Prepa 1 o las del festival Avándaro; las reinterpretaciones críticas hechas por jóvenes artistas a partir de los diseños que para las Olimpiadas crearon Lance Wyman y Eduardo Terrazas; las caricaturas de Abel Quesada donde, por ejemplo, denostaba de los jóvenes porque hacían lo mismo que los de París, pero sin el “mensaje”; el grabado de Gabriel Fernández Ledezma que criticaba a Díaz Ordaz: “Sí señora. Su muchacho está muerto, pero piénselo bien. Si abre la boca está expuesta a perder a sus otros hijos”; o una caricatura del entonces presidente, que trazó Carlos Fuentes; o los antecedentes de la gráfica a través de trabajos de Leopoldo Méndez, Pablo O’Higgins y del Taller de la Gráfica Popular; la violencia que llevó a sus grabados Adolfo Mexiac, o el Tzompantli que concibió Arnulfo Aquino están en el conjunto de más de 400 piezas.
El nombre de la exposición, El Espíritu del 68, describió Barajas, pone el Movimiento en el contexto internacional; “no hay que olvidar el peso que tuvieron para el movimiento la Revolución Cubana, la Guerra Fría, la guerra de Vietnam y otros movimientos estudiantiles de época”.
Aunque no se extiende en lo que vino después del Movimiento, la muestra explora ese presente; la idea fue hacerlo con los archivos de Aquino y de Monsiváis.
Barajas comentó en la presentación de la exposición que aunque el Taller de la Gráfica Popular había tenido un papel muy importante con su obra crítica, en torno del Movimiento del 68 fue reacio a participar. ¿Cómo explicarlo? Él tiene una interpretación: “El Taller estaba conformado, sobre todo, por gentes formadas en la izquierda en las décadas de los 20, 30 y 40; todos tenían una vocación estalinista, y el régimen soviético tenía buena relación con el gobierno mexicano. Los miembros del Taller de la Gráfica Popular no entendieron el Movimiento del 68. El Movimiento es de izquierdas, pero no sigue las lógicas que siguieron los movimientos comunistas de los 40 y 50. Fue un movimiento contra el macartismo norteamericano, pero también contra el autoritarismo de los regímenes soviéticos”.