Muestran su Identidad sin butacas ni escenario
El teatro de inmersión busca romper barreras entre actores y público
Salir de la zona de confort, esa es la intención de la obra Identidad, exhibida en la galería de arte V&S, que presenta un concepto llamado teatro de inmersión, donde no hay un escenario ni butacas para romper las barreras entre los actores y el público.
Esta puesta en escena forma parte del colectivo Movimiento Íntimo, dedicado a hacer teatro en espacios poco convencionales, tal como lo hicieran meses después del sismo del 19 de septiembre, cuando montaron el proyecto La poética del derrumbe, que presentaba obras en edificios que luego del temblor quedaron inhabitables por riesgo a colapsar.
La nueva entrega de esta asociación está dirigida por Xavier Villanova, un dramaturgo que busca romper con el edificio teatral.
“Con esta concepción de que necesariamente haya una división entre un público como ente pasivo y el actor como un ser activo, yo busco que el espectador y el artista sean activos juntos”.
Los espectadores tienen la libertad de moverse por todo el largo y ancho de la galería mientras toman y fuman, otros más escriben o leen; hay quienes se vuelven parte de la escena para cantar, llorar o abrazarse con los actores, literalmente, un teatro de inmersión donde el control de la narrativa queda en manos de todos los que estén dentro de ella.
Xavier Villanova asegura que cada persona que entra a la obra construye su propia narrativa y su identidad dentro de esta puesta en escena.
“Desde que entras te quitamos el nombre para que de la mano de los actores y el guión tú generes tu propia experiencia”.
Irina Máximo, Natalia Benvenuto, Frida Astrid y Manuel Calderón son los cuatro actores que junto con el público dan vida a Identidad.
Con una duración de tres horas, la obra tampoco lleva una línea recta.
“La libertad también la tienen los actores, no hay una línea a seguir, sólo el texto que se repite tres veces —una vez cada hora— pero que jamás es el mismo, con cambios de vestuario, de directrices, no hay un orden, la obra se destruye y reconstruye cada segundo, incluso las emociones que proyectan los actores son diferentes”, asegura el director.
La obra se presenta en la galería V&S los lunes a partir de las 19:00 horas, pero, enfatiza Villanova, el público también llega a la hora que quiere, ya que su estancia dentro de la obra es indefinida y determinada según el tiempo que el espectador crea necesario.