Mil 600 huyen de Filo de Caballos por violencia
• Desplazados aseguran que comunitarios no llegaron a pacificar su comunidad, sino a saquearla
Chichihualco.— Un hombre dice que pasó el pedazo de infierno en el que se convirtió el domingo pasado la comunidad de Filo de Caballos, en la iglesia de la Santa Cruz.
Cuando comenzaron los tiros corrió hacia la parroquia para resguardar a 16 niños que estaban en tomando el catecismo. “No sabía qué hacer”, dice el hombre.
El lunes por la tarde tomó sus cosas y las de su familia; caminó tres horas hasta que llegó al auditorio del ayuntamiento de Leonardo Bravo, en la sierra de Guerrero. El hombre tiene miedo, no da su nombre.
Él es uno de los mil 600 pobladores —entre ellos 400 niños— de las comunidades de Campo de Aviación, Los Morros, La Escalera, El Naranjo, Carrizal de la Vía, Balsamar y Tepozonalco, que huyeron después de la irrupción de 3 mil hombres armados la tarde del domingo en Filo de Caballos y se enfrentaron con otro grupo armado el domingo pasado.
Los desplazados, que están refugiados en el auditorio de Leonardo Bravo, tienen otra versión: los comunitarios no llegaron a “pacificar” sino todo lo contrario: robaron sus pertenecías, saquearon sus casas y, en algunos de los casos, las mantienen ocupadas como cuarteles.
Crescencio, poblador de la comunidad de Campo de Aviación y uno de los promotores para que cultivos de amapola se legalicen, le pone razones, causas y nombres a la incursión del pasado domingo. Afirma que todo lo ordenó Onésimo Marquina Chapa, un presunto líder criminal que opera en la zona y presentó un audio, donde supuestamente se escucha a este hombre dar instrucciones a los presuntos autodefensas al momento de la irrupción.
Marquina tomó Filo de Caballos, dice, con sicarios disfrazados de comunitarios porque el quiere abrir el paso a una empresa minera. La minería, y no los cultivos de amapola es lo que disputan las bandas delictivas en esa región, afirma.