El boom de la cirugía “selfiestética”
El auge de las selfies ha disparado las operaciones de cirugía estética, ante la búsqueda de mostrar en las redes sociales una imagen perfecta
Cada millennial Apenas los más jóvenes, con edades entre 18 y 24 años, son responsables de un millón de los selfies que se hacen cada día, según la plataforma de información e infografía Infogram. Y, de acuerdo con un estudio de Now Sourcing and Frames Direct, cada millennial se hará más de 25 mil millones de estas autofotos a lo largo de su vida.
Pero esta moda, que algunos califican de narcisista, no se reduce solo a la imagen en la cámara, sino al impacto que esta tiene a la hora de cuidar la apariencia propia: así, los selfies han disparado, no solo el flash de los ‘smartphones’' (algunos diseñados exclusivamente para esta actividad, dejando en segundo plano la función de comunicación tradicional), sino la demanda de cirugías estéticas.
Según la Academia Estadounidense de Cirugía Facial Plástica y Reconstructiva (AAFPRS), en 2017, el 55 por ciento de cirujanos plásticos recibieron a pacientes cuya motivación para realizarse algunas intervenciones estéticas era salir mejor en las fotografías que se toman a sí mismos.
Sin embargo, la selfie no supone un problema como tal. Así lo expresa Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica. “Dentro de ciertos límites, estas fotos pueden ser normales y buenas. Recuerdos de una comida, de una relación social… Pero podrían ser algo negativo cuando aparecen la adicción, el exceso y la compulsividad”, dice el experto.
Tal y como lo explica Echeburúa: “La necesidad de compartir los selfies varias veces al día es una manera de compensar la falta de autoestima y el deseo de aprobación social. Todo ello, utilizando diversos filtros para eliminar las supuestas imperfecciones, que buscan dar mejor imagen de uno mismo”, dice.
No obstante, un equipo de investigadores de Rutgers y de la Universidad de Stanford, California, EEUU, ha demostrado con una fórmula matemática que una selfie tomada aproximadamente a unos 30 centímetros del rostro hace que la punta de la nariz parezca un siete por ciento más ancha y la base nasal un 30 por ciento más grande, que una foto tomada a 150 centímetros de distancia. Estos factores hacen que se vean siempre defectos, incluso más incrementados.
Por esta razón, los especialistas consideran importante recordarles a todos los pacientes la ineficacia de la selfie como diagnóstico estético, así como que debe ser el profesional médico quien determine si cualquier percepción subjetiva se ajusta a la realidad.