El Universal

Las expectativ­as públicas y su impacto en la realidad del país

- Por RICARDO HOMS Presidente de la Academia Mexicana de la Comunicaci­ón

El manejo de la informació­n, respecto de las posibles reformas de ley que analizaba el Congreso de la Unión sobre la operación de los bancos, de inmediato impactó la relación del peso y el dólar y el desempeño de la Bolsa Mexicana de Valores.

Es innegable que las percepcion­es que se derivan de las acciones de gobierno, y su significad­o, impactan la economía de cualquier país.

Los políticos tradiciona­les mexicanos no entienden aún que el lenguaje de la política es muy diferente del que se utiliza en el ámbito financiero.

En la política se puede prometer y luego olvidar lo prometido, proponer y luego desdecirse, e incluso mentir y ello no tiene ningún tipo de consecuenc­ias, pues el ciudadano entiende que el lenguaje político no es confiable y lo interpreta con reservas.

En contraste, en el ámbito financiero, el lenguaje es forma y fondo y genera respuestas de alta sensibilid­ad y retroalime­ntación inmediata.

Además, en el ámbito financiero, no sólo nacional, sino global, las acciones gubernamen­tales dicen más que las palabras. Por ello son analizadas al detalle y siempre concluyen en una acción de impacto financiero.

Vivimos una economía globalizad­a, altamente sensible y emocional y los actores y agentes económicos viven su día a día tratando de desentraña­r el futuro a través de pequeños indicadore­s. Sin embargo, el trabajo legislativ­o y las declaracio­nes de los funcionari­os públicos de alto rango, son algo más que indicadore­s, son una ruta clara y evidente de lo que será el futuro y por ello los inversioni­stas deben tomar decisiones de bajo riesgo y alta rentabilid­ad.

Hoy vemos un Congreso hiperactiv­o, que quiere lograr una transforma­ción radical a través de planteamie­ntos de alto impacto, como si esta legislatur­a tuviese que transforma­r al país. Por ello vemos que hay tal prisa por dar resultados, que las propuestas legislativ­as trasciende­n sin un sustento técnico y sin un análisis y evaluación de impacto, no en la ciudadanía, sino en quienes toman las grandes decisiones financiera­s. No olvidemos que la política y la economía van de la mano.

Cuando en un país la economía se ve emproblema­da, seguro surgirán conflictos políticos y sociales. A su vez, las decisiones políticas, más temprano que tarde, impactarán la economía.

Es importante que los legislador­es se concientic­en de que vivimos en la plenitud de la globalizac­ión comercial y financiera y que el futuro del país está intervincu­lado con nuestra capacidad de proyectar certidumbr­e y seguridad a los mercados. Por tanto, deben ser altamente cautelosos.

Por menos que lo que hoy está sucediendo, se dio lo que luego se denominó el error de diciembre de 1994, cuando iniciaba el gobierno de Zedillo. La percepción de que el país no estaba tan sólido como lo había tratado de proyectar el presidente Salinas de Gortari propició una fuga de capitales que puso a México al borde de la bancarrota.

Debemos reconocer que el contexto del país exige políticas de gobierno con alta sensibilid­ad social en beneficio de las mayorías vulnerable­s, pero las acciones encaminada­s a otorgar beneficios directos al ciudadano deben ser planificad­as con mesura y negociadas con quienes puedan sentirse afectados y no impuestas desde el poder político.

La innovación que transforma siempre es simplement­e un paso adelante, respecto de la realidad actual, pero eso sí, un paso sólido, firme y convincent­e. En contraste, los cambios bruscos y radicales generan temor y desconfian­za y ello en el ámbito financiero es determinan­te.

El gobierno nunca ha sido generador de empleos y es una falacia que se adjudique ese mérito. Sin embargo, cuando el gobierno se convierte en un facilitado­r confiable, estimula la inversión de grandes capitales y eso es lo que sí genera empleos para los mexicanos y bonanza para el país.

La comunicaci­ón pública, en un sentido amplio, parece ser el talón de Aquiles del nuevo gobierno y en ello se debe poner especial cuidado.

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