Grandes realizadores
Ana y Bruno. A lo largo de la historia del cine nacional, muchas cintas se han convertido en clásicos y en películas de culto, pero en las nuevas generaciones también hay muchos realizadores a quienes vale la pena seguirles la pista.
“No quisiera omitir nombres, pero me gusta el trabajo de Ernesto Contreras (recientemente, Sueño en otro idioma); Luis Estrada y su cine único, sarcástico y punzante, que refleja nuestra sociedad, no siempre de la mejor manera o como nos gustaría vernos en pantalla (El Infierno, La Dictadura Perfecta, La Ley de Herodes); y de Jorge Michel Grau, crítico y directo, pero con una gran habilidad para contar sus historias (Somos lo que hay y 7:19)”.
Otros directores nacionales contemporáneos que Claudia mencionó son Jorge Fons (El Callejón de los Milagros y Rojo Amanecer); Guillermo del Toro (La Invención de Cronos, El laberinto del Fauno, La forma del agua); y Alfonso Cuarón (Solo con Tu Pareja, Grandes Esperanzas, Niños del hombre). Además, Carlos Bolado, porque “me encanta su narrativa y su contundencia”, y Carlos Carrera, pues considero que “Ana y Bruno es una de las mejores películas que he visto, y sus anteriores trabajos también me gustan, como La Mujer de Benjamín.
“La lista puede ser interminable, pero creo que con esos me quedo por el momento”, señala la experta. Amores perros. Arráncame la vida.
Retos y expectativas
Mucho se ha hablado de que la industria cinematográfica nacional necesita apoyo, tanto para la realización como para la distribución y, aunque los realizadores se enfrentan a grandes dificultades, en México se siguen realizando películas de todos los géneros, aunque no todas logran tener éxito en taquilla.
“México representa una gran opción para hacer cine. Tenemos escenarios naturales que van desde el desierto hasta la selva, pasando por las grandes ciudades y pueblos mágicos.
“Sí. Hace falta apoyo para llevar a cabo las producciones con más libertad y respeto, para poder filmar en sitios públicos o emblemáticos. Apoyo de gobiernos o municipios locales para incentivar el uso de ciertos sitios para su difusión turística o cultural”, comenta.
Aunado a esto, la experta señala que los realizadores también deben esforzarse por hacer un mejor cine, para que la gente asista a las salas y sea una industria competitiva y rentable.
“Necesitamos buenos guiones, que cuenten historias que reflejen las diversas tonalidades que tenemos en México y no solo hacer énfasis en la crudeza y los temas del narco. También se requieren historias rosas, comedias románticas o dramas, pero con una historia sólida que les permita mostrar a los cineastas, sus enormes cualidades narrativas”, dice Del Castillo.
En síntesis, de acuerdo a los expertos, los realizadores deben ser más competitivos en las áreas de producción y profesionalizar todas y cada una de las áreas respectivas. Y una vez que estén en taquilla, darles el respaldo en publicidad y promoción que pueda hacerlas competitivas frente a otras cintas. Como agua para chocolate. Todo el poder. Solo con tu pareja. Amores Perros, de Alejandro González Iñárritu (2000)
El crimen del padre Amaro, de Carlos Carrera (2002) Heli, de Amat Escalante (2013) Ana y Bruno, de Carlos Carrera (2018)
Arráncame la vida, de Roberto Sneider (2008) El Callejón de los Milagros, de Jorge Fons (1995) Como agua para chocolate, de Alfonso Arau (1992) Profundo Carmesí, de Arturo Ripstein (1996)
Tener nuestra propia filmoteca de cine mexicano es una importante inversión pero, a largo plazo, será un gran tesoro para la familia. Es un buen momento para comenzar a coleccionar cintas.