¿Quién es Rodrigo?
Su interés por las flores y las plantas aromáticas lo llevó a estudiar Biología en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México. Aún no había concluido, pero presentó solicitud para el Instituto Superior Internacional de la Industria de la Perfumería, Cosmética y Aromas Alimenticios (ISIPCA), con sede en Versalles, y fue aceptado.
Como parte de sus prácticas estuvo tres meses colaborando con Jean-Claude Ellena -quien actualmente es el perfumista exclusivo de Hermès- y, posteriormente, regresó a nuestro país, donde empezó a trabajar como perfumista junior de International Flavors & Fragances (IFF).
Rodrigo reconoce divertido que sus primeras creaciones fueron aromas para insecticidas y para shampoos para perros; sus primeras fragancias fueron aromas para champús.
Tiempo después fue enviado a los laboratorios de Nueva York, donde concibe una de sus fragancias más exitosas: Happy, de Clinique, que en 1997 ganó el premio que otorga The Fragance Foundation (FIFI), en Nueva York, por muchos calificado como el Oscar de la Perfumería.
A pesar de haber ganado esta presea, Rodrigo decidió mudarse de compañía y llegó a Quest International, donde estuvo más de una década, hasta que fue comprada por Givaudan, donde se incorporó el perfumista mexicano.
Ahí trabajó en una fragancia para hombre que tuvo gran aceptación en el mercado: Boss Orange. Después de este éxito vino otro igual de importante: la colaboración con Dolce & Gabbana para The Velvet Collection, una antología con seis aromas: pachuli, vetiver, la flor de naranjo, jazmín, agua de clavel y madera.
Rodrigo afirma que el perfumista dispone de unas cuatro mil materias primas, tanto naturales como sintéticas, debe saber cómo huelen, cómo funcionan, cómo se evaporan y cómo se mezclan. Además, se requiere habilidad y práctica. Boss Orange.