Ascenso continuo
Las pequeñas cajas que contienen música en cintas han mostrado que su vida útil está lejos de desaparecer
En un video reciente (y ya icónico) que circula en YouTube, del Boiler Room del festival de música electrónica, denominado VIVA!, realizado el pasado verano en Italia, el DJ estadounidense Brian Shimkovitz, dueño del sello discográfico de culto, “Awesome Tapes from Africa”, realiza con maestría lo que muchos consideraríamos imposible: “pinchar” exclusivamente con cassettes. Esto era raro incluso hace 30 años (última época del apogeo de las cintas musicales que en aquel tiempo superaban a los viniles y a los entonces noveles CDs en ventas mundiales).
El trabajo del norteamericano es excepcional, al igual que su pasión por los cassettes. Por lo mismo, su arte ha alcanzado múltiples afectos en el nivel mundial. No obstante, sigue siendo parte de un nicho nostálgico y todavía no masivo.
¿Qué pasa entonces en el mainstream? Desde que hace cuatro años la secuencia inicial de Guardianes de la Galaxia mostrara a Peter Jason Quill niño (Star Lord, por supuesto) escuchando en el walkman su cassette “Awesome Mix, vol. 1”, que se puede conseguir en Amazon México por poco más de 200 pesos, ha habido algunos golpes de marketing interesantes, como el cassette Golden de Kylie Minogue, con una edición en brillantina transparentada cuyo costo en Amazon ronda los 50 dólares. El soundtrack de la serie de Netflix, Stranger Things, que también se encuentra en Amazon por 14 dólares.
En el mismo sentido, los ingleses de Snow Patrol lanzaron su álbum “Wildness” en formato de cassette, a un costo de 30 dólares, en el mismo sitio de ventas globales. Y, por supuesto, los lanzamientos Apelan en cassette de los álbumes “Know your enemy” y “Resistence is Futile” de la estupenda banda de indie rock Manic Street Preachers, ambos conseguibles en E-Bay USA por alrededor de 300 pesos, según el tipo de cambio; entre algunos más...
Esto ha generado cierta expectación tanto en la industria musical como en el público interesado por lo vintage. Los números de ascenso continuo en las ventas de dicho formato son puntuales. De acuerdo con el sitio Statista, experto en este tipo de recuentos, en Estados Unidos, durante el 2015, se vendieron 74 mil unidades; en 2016, 129 mil; y, en 2017, 174 mil.
Que suena muy bien, pero palidece si se compara con los más de 14 millones de ejemplares que durante 2017 se vendieron de discos en vinil: sin duda, el mayor regreso de formato alguno.
Así, de acuerdo con el sitio de Billboard, las ventas de cassettes representan únicamente el 0.10 por ciento de las ventas de álbumes musicales en cualquier formato en Estados Unidos, manteniéndose hasta ahora, entonces, como un verdadero mercado exclusivo para nostálgicos y amantes de este añejo artefacto.
No obstante, el mercado se mueve. En un recorrido físico y virtual encontramos una revaluación de los cassettes que va de moderada a considerable.
En la Ciudad de México, como ejemplo señero en el país, ya no hay muchas tiendas donde se consigan y son más propios de lugares semi fijos de venta de segunda mano. No obstante, tiendas de viniles, hoy tan apreciadas de nuevo, como La Roma Récords, posee una interesante variedad de cassettes de medio uso, en buen estado y a precios aún asequibles, principalmente de rock alternativo en inglés, sellos independientes nacionales e internacionales, y algunas grabaciones de rock clásico.
En el segmento de los bazares o tianguis, un par de puestos en el bazar permanente de libros, artesanías y música de la calle de Balderas ofrecen cassettes usados en estado aceptable, a precios baratos. Los hay de rock clásico, balada y ritmos tropicales. Para los muy roqueros, el tianguis del Chopo tiene también puestos que ofertan cassettes, pero ahí sí la inflación ha seguido el ritmo del renovado gusto por lo vintage, y sí hay numerosas grabaciones que han cuadruplicado su precio, tomando como referencia Las cassetteras han encontrado una comparación con los precios de hace tan solo tres años.
En la red, la oferta principal la tiene Mercado libre. Hay variedad de precios, desde algunos de 60 pesos, por ejemplo de música de banda, hasta otros de rock pesado underground importados, que alcanzan los 600 pesos. En su mayoría son de segunda mano, pero en muy buen estado, aunque también se pueden conseguir nuevos de antaño; es decir, ediciones viejas pero que nunca fueron abiertas. La oferta del sitio es un buen indicador de cómo, en un tiempo relativamente corto ha subido el precio general del mercado del cassette en nuestro país.
De esta manera encontramos que, seguramente, el regreso del cassette sea solo un grito nostálgico de quienes crecimos en la década de los ochenta y noventa. Sin embargo, el arraigo a esta emoción ha sido explotado de manera agradable por algunos jugadores que exhiben que la vida de esas cajas con cintas aún no acaba.