Un paso a la vez
Por más avances que la tecnología aeronáutica ha tenido en las más recientes décadas en cuanto a componentes, automatización e información de vuelo disponible, su impulso motriz sigue basado en la más que centenaria combustión interna de fuente fósil. Este aspecto está por cambiar, de la mano de una constelación de pioneros que ven una oportunidad comercial y no solo una curiosidad técnica en esta evolución.
Aunque aeronaves experimentales de impulso eléctrico ya han realizado proezas técnicas que incluyen la circunnavegación del planeta, como es el caso del Solar Impulse, solamente el desarrollo de productos escalables para uso comercial traerá el cambio que la preservación de la humanidad requiere. No es un asunto sencillo o que se resuelva por decreto, pues las limitantes técnicas que enfrenta la adopción aérea para el binomio batería-motor contra su contraparte fósil se basa en circunstancias particulares, específicamente el volumen de energía guardada por gramo de carga. Este índice de densidad energética limita el alcance que las aeronaves eléctricas tienen, haciendo los viajes largos más complicados, considerando la necesidad de incluir los kilogramos de pasajeros y carga asociados a un uso comercial, por lo que una aeronave de línea, para un vuelo transoceánico aún no se contempla como algo viable. Cobertura No obstante, los desarrolladores están enfocados en aprovechar lo mejor de dos mundos, mientras que resuelven los problemas más nocivos asociados a las aeronaves masivas. Un ejemplo es Zunum Aero, una coinversión de Boeing y JetBlue, quienes buscan aprovechar aeropuertos regionales (una infraestructura subutilizada) con un aeroplano de propulsión híbrida en una etapa inicial, pero con modularidad y diseño para hacer el cambio a 100% eléctrico cuando la siguiente generación de baterías lo permita.
Zunum busca aprovechar la economía de escala que un avión comercial de mil 100 kilómetros de alcance podría traer a un mercado que se halla ofuscado por las aglomeraciones e ineficiencia de los aeropuertos masivos que funcionan como conmutadores, causando tiempos de abordaje largos y la enorme pérdida de horas-hombre asociada a estos cuellos de botella. Un viajero que quisiera trasladarse de una ciudad mediana en México a otra en Estados Unidos, podría tomar una ruta con paradas en varios aeropuertos chicos con un trasbordo rápido, en lugar de un vuelo con una o dos escalas de varias horas en ciudades grandes. Proveer las aeronaves para la cobertura regional puede ser un paso hacia el desarrollo de tecnología y economías de escala necesarias para, en una etapa, posterior alcanzar la autonomía de los transoceánicos.
Estos desarrollos técnicos están impulsados por el interés privado de actores nuevos y tradicionales en la industria aeronáutica, pero no están solos. A nivel de instituciones públicas, la NASA está realizando investigación para construir el primer modelo serie X, experimental, denominado Maxwell, el X-57. Está basado en el fuselaje del italiano Tecnam P2006T, y en su cuarta etapa contará con el impulso de 14 motores eléctricos. Aunque parezca un número excesivo, en realidad 12 de estos están enfocados a incrementar el flujo de viento en la superficie de sustentación, incrementando la eficiencia al requerir alas más reducidas. Esta función le permitirá tener una velocidad de crucero con un 500% más eficiencia en tiempos de traslado, según la NASA.
Gran parte del tráfico aéreo en cuanto a número de vuelos lo integran aeronaves de dos y cuatro plazas, mercado que busca proveer el fabricante Pipistrel con su biplaza Alpha Electro. Esta aeronave se enfoca en las necesidades de escuelas de aviación pues actualmente ofrece operación de vuelo de una hora y reserva. Las prácticas de aproximación para el aterrizaje recargan la batería recuperando un 13 por ciento de la energía en cada evento, además de reducir la distancia de pista requerida. El peso de este avión al despegue es de 550 kilogramos.
Esta propuesta no es experimental, pues el fabricante basado en Eslovenia ofrece este producto certificado por la FAA desde abril de 2018, contando con dos distribuidores en México. Actualmente, desarrollan un concepto en equipo con Uber, denominado eVTOL, para ofrecer transportación privada que pueda dar servicio en ciudades altamente pobladas.