Entrenar la fuerza y sus excepciones
“Trabajar la fuerza durante toda la vida es fundamental por la cantidad de beneficios saludables que tiene. Tiene unos efectos protectores a nivel neurodegenerativo y de huesos y articulaciones”, enfatiza.
Este tipo de entrenamiento, dice, consiste en exigir a la musculatura un trabajo para el que no esté acostumbrada, obligándola a generar músculos más grandes, fuertes y eficientes.
“Si a esto le añadimos un buen descanso, el cuerpo aprende y se adapta para ser mejor en el siguiente entrenamiento. Digamos que sacamos a nuestro cuerpo de su zona de confort físico para llevarlo al siguiente escalón”, recalca.
“Debido a la exigencia de los ejercicios de alta intensidad, el entrenamiento HIIT no se recomienda, por ejemplo, para personas que sufren algún tipo de patología cardiaca o cardiovascular, ya que la presión sanguínea se dispara en los periodos de alta intensidad”, explica Hernández.
El especialista añade que tampoco es adecuado para individuos que padecen dolores crónicos o tienen alguna lesión en las articulaciones, ni para personas con insuficiencias respiratorias.
El HIIT es una rutina física muy recomendable, aunque eso sí, muy demandamente. Hay que tomárselo con calma y empezar poco a poco para no hacer sufrir demasiado al organismo (situación que nos puede llevar a tirar la toalla al siguiente día). “Siempre hay que valorar el caso de cada persona en particular”, explica.