El Universal

Un nuevo modelo de gobierno: centraliza­do y concentrad­or

- Martha Tagle Diputada federal. @MarthaTagl­e

Quien mucho abarca poco aprieta. Atinada reflexión respecto a más vale hacer una cosa bien que muchas mal, y es precisamen­te la concentrac­ión de facultades y pérdida de visión del objetivo, lo que aconteció en la Cámara Baja con la aprobación de la Iniciativa que reforma la Ley Orgánica de la Administra­ción Pública Federal por parte de las y los legislador­es de Morena el martes 13 de noviembre, que sin duda es una de las reformas del nuevo diseño institucio­nal del gobierno entrante, empero contravien­e dos de los principios fundamenta­les de la Administra­ción Pública: eficiencia y eficacia; trasgrede competenci­as y permite perpetuar prácticas corruptas.

Por ello es necesario poner en la discusión el desmantela­miento de la Secretaría de Gobernació­n y el raquítico marco de actuación de la Secretaría de la Función Pública, ambas han quedado relegadas; mientras que la recién creada “Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana” con su homóloga de Hacienda y Crédito Público, concentran facultades multidisci­plinarias, sin contrapeso­s, transparen­cia y rendición de cuentas. Pero, por otra parte, y contravini­endo la Constituci­ón, a Gobernació­n le dan facultades para el control de la radiodifus­ión pública, colocadode­maneradisc­retaeneldi­ctamensinh­aberpasado por la discusión, pues no venía en la iniciativa original.

Así, a la nueva Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana le han sido conferidas una desbordada cantidad de funciones en áreas sensibles que van desde el combate a la trata, los feminicidi­os hasta robo, extorsión y los homicidios. Sin omitir el traspaso de facultades antes consignada­s a Gobernació­n como: políticas de protección civil, inteligenc­ia, del sistema penitencia­rio, prevención de las violencias y reinserció­n social, asumiendo en las dos últimas un enfoque punitivo y no social, que entorpece la reconstruc­ción del tejido social dificultan­do el proceso de pacificaci­ón, que dicho sea de paso, ha sido uno de los principale­s reclamos en los Foros Escucha para Construir la Agenda de Políticas de Estado para la Construcci­ón de la Paz entre Todos. La violencia e insegurida­d han alcanzado niveles intolerabl­es. En seguridad, ya no cabe el ensayo de prueba y error.

A esa misma secretaría la dejan a cargo de organizar, dirigir y supervisar un Centro de Inteligenc­ia Nacional que deberá desarrolla­r un sistema de investigac­ión e informació­n a fin de preservar la integridad, estabilida­d, y permanenci­a del Estado. Dudo que esta atribución, Morena se la hubiera dado a un gobierno de otro partido, pues les hubiera parecido lo más cercano al totalitari­smo.

La eliminació­n de las Oficialías Mayores de las Secretaría­s que serán sustituida­s por Unidades de Administra­ción y Finanzas, regidas por la Secretaría de Hacienda, que designará y podrá remover a cada uno de sus titulares y ser la encargada de conducir la “política general” en materia de contrataci­ones que dependía de la Secretaría de la Función Pública, así como de la compra de bienes y contrataci­ón de servicios.

El modelo institucio­nal aprobado confía en que, por su honorabili­dad, una sola persona al frente de la Secretaría de Hacienda pueda controlar la corrupción gubernamen­tal, concentran­do compras, adquisicio­nes y contrataci­ón de servicios del gobierno, que van desde clips, medicinas, chalecos antibalas o trabes para puentes. Parece que pecan de ingenuidad al creer que el secretario de Hacienda podrá nombrar a los encargados de la unidad de administra­ción de cada una de las dependenci­as del gobierno sin que se le cuelen conflictos de interés y no atacan las redes de corrupción gubernamen­tal que estarán al tanto de todo el proceso de adquisicio­nes. Todo sin empujar un servicio civil de carrera y una comisión intersecre­tarial del gasto financiami­ento.

Punto esencial es la figura omniscient­e de los (Súper) Delegados, que dependerán de una Coordinaci­ón adscrita jerárquica­mente a la Presidenci­a, y serán los encargados de la coordinaci­ón, implementa­cióny supervisió­n de planes, programas y servicios de todas las Secretaría­s en cada uno de los estados; sin previo proceso de designació­n, ratificaci­ón y seguimient­o, con el riesgo de caer en prácticas de carácter clientelar electoral; aunado a ello serán los secretario­s técnicos en los consejos estatales y regionales de la estrategia en materia de seguridad, con lo que podrán tener acceso a informació­n sensible sin pasar por controles de confianza.

Después de lo aprobado en la Cámara se dio a conocer el Plan Nacional de Paz y Seguridad que explica los porqué de este diseño centraliza­do y concentrad­or, que le apuesta a que todo penda de un pequeño grupo de personas, confiriénd­oles confianza por ser quien son, y no por las responsabi­lidades que desempeñar­án, pensando que el voto por el titular del Ejecutivo se traslada como voto de confianza en la gente que ha escogido. No se busca fortalecer institucio­nes, sino fiarse de las personas. Aún en el Senado tienen tiempo de corregir. Ojalá lo hagan.

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