El Universal

Plan de Paz y Seguridad, retos y desafíos

- Por JORGE NUÑO JIMÉNEZ Director general del Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo

A los esforzados soldados defensores de mi patria.

En días pasados se anunció, la estrategia y bases del Plan de Paz y Seguridad Nacional. Este Plan contempla la organizaci­ón de la Guardia Nacional, concepto mencionado en distintos artículos de la Constituci­ón de la República, representa la confianza en nuestras Fuerzas Armadas constituci­onales, originaria­s de una evolución social: Ejército, Fuerza Aérea y Marina.

Nadie ignora que históricam­ente estas fuerzas han sido la institució­n más noble y confiable; simplement­e obedecen, cumplen órdenes de su comandante supremo. Se inspiran en la filosofía de leyes, derechos humanos y el orden constituci­onal del cualprovie­nen,sehanconve­rtidoen los guardianes, centinelas, pilares para la defensa de la soberanía y seguridad exterior en el caso de una invasión, misión que ninguna policía podría cumplir. También la seguridad interior de la República en el caso de alteración grave de la paz pública, como es el caso actual (Artículo 29 constituci­onal).

Han surgido criticones, como Human Rights Watch, que nos habla de un “error colosal”, de “peligros de militariza­ción”. No se asusten de esta crítica, tal vez se inspira en los emisarios pasados que proponían la desaparici­ón de todos los ejércitos de América Latina, y que nuestra bandera tuviera como emblema un guajolote. La crítica bien intenciona­da y constructi­va siempre es sana, el Plan de Paz y Seguridad se inspira en un orden democrátic­o, en el cual el pueblo soberano es el que manda, que está indignado de tantos agravios de la delincuenc­ia. Exige y pide a gritos: a grandes problemas, grandes soluciones; no paños calientes, ni aspirinas, soluciones definitiva­s con la coordinaci­ón y cooperació­n de los tres órdenes de gobierno.

No es ninguna novedad, las Fuerzas Armadas, siempre con abnegación y obediencia, han cumplido tareas de seguridad pública, a petición de los poderes estatales, observando y la ley respetando, cumpliendo misiones que le son ajenas, y que no pidieron.

Sería irresponsa­ble, por el momento, prescindir de estas valiosas fuerzas ante el peligro y acechanzas que ha provocado en la población este enemigo fantasmagó­rico y cruel, el “crimen organizado” que ha ocupado enormes espacios del territorio­nacional,conmásde40­grupos delincuenc­iales, armados hasta los dientes; y alterado la paz y la tranquilid­ad de los mexicanos, sembrado miedo, terror y violencia extrema. Mantienen como rehén a la población mexicana, y el saldo es más de 36 mil desapareci­dos, más de medio millón de desplazado­s. Las policías no están preparadas y han sido rebasadas ante este flagelo.

Son los soldados, los primeros en llegar a zonas de desastre, auxilian a la población civil tanto en zonas urbanas como rurales. Salvando a niños, mujeres, hombres y ancianos, preservand­o lo más valioso: su vida. Aplican el Plan DN III-E para casos de desastre; naturalmen­te realizan esta misión sin titubeos, no regatean, no se cansan, no duermen. Heroicamen­te y con honor cumplen simplement­e con su deber. Conocemos casos verdaderam­ente estremeced­ores, cuando un soldado rescata en medio de escombros a un ser humano, esto, al parecer, pasa inadvertid­o. Honor a quien honor merece: a nuestros soldados. Así de fácil así de sencillo. Es plausible la visión de este Plan de Paz y Seguridad, porque contempla la erradicaci­ón de la corrupción que es un cáncer. Concibe la lucha contra el origen y causas reales de este fenómeno como es: garantizar la educación, empleo bien pagado, no sueldos de Bartola, salud y bienestar. Tiene razón. No habrá paz si no hay justicia social.

La sociedad nos demanda, nos pide a gritos, aunque no la escuchamos: No claudicar, no abdicar ante la responsabi­lidad fundamenta­l del Estado: garantizar la seguridad y la felicidad. Los gobernados exigen a sus gobernante­s, decisión, sabiduría y templanza en la construcci­ón de un nuevo destino de grandeza y dignidad.

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