Pisotear el prestigio de la Selección
La banalidad en todo su esplendor se da cuando se critica más el camión de redilas que transporta la utilería de la Selección Mexicana en Mendoza, que un proceso que nació podrido y por fin ha terminado. Hay más comentarios sobre el modesto transporte que en profundizar sobre cómo echaron a la basura seis meses de trabajo con el equipo nacional.
Se acabó el martirio. Seis partidos sin razón, que no debieron ni jugarse, llegan a su fin esta noche, con un balance paupérrimo en números y funcionamiento, pero sobre todo con las eternas deudas y dudas que tiene el futbol mexicano. Se supondría que, con una nueva administración en la Femexfut, las cosas cambiarían, pero no es así. Por lo menos en estos seis meses se han vivido momentos de alta incertidumbre y una muestra de incapacidad en la contratación del entrenador nacional. Claro, se argumenta mentirosamente que el proceso para Qatar inicia en enero, porque el Mundial 2022 se disputará en noviembre y diciembre. Por eso, estos seis meses fueron de pruebas.
Ese es el pretexto para justificar cuatro derrotas en cinco partidos, permisos a jugadores y entrenamientos sin la profundidad que necesita un equipo nacional, el cual pocas veces entrena junto. Es decir, se convirtieron en una farsa los partidos contra Uruguay, Estados Unidos, Costa Rica, Chile y Argentina. Engañaron a todos y nadie lo reconoce.
Ambigüedad en los llamados y en las decisiones, que lo único que llevó fue a un descontrol en todos los sentidos. ¿Cómo será el informe de Guillermo Cantú para Yon de Luisa de lo sucedido post Rusia 2018? ¿Los dueños de los equipos estarán a gusto con lo visto en estos partidos? Preguntas concretas a una pérdida de tiempo alarmante.
Si de verdad existe un plan de renovación de futbolistas y abrir a naturalizados el equipo, entonces más perdieron el tiempo con llamados como los de Miguel Layún, Marco Fabián, Diego Reyes, Alan Pulido, quienes no ofrecieron absolutamente nada distinto a su bajo nivel competitivo. Si está cerrado el equipo a Javier Hernández y Andrés Guardado, que de una vez vayan informándole a Gerardo Martino de este plan de reestructuración, porque la realidad es que no han hecho más que envolver en conceptos vacíos las explicaciones.
¿Por qué no tener un grupo definido para llevarlo de aquí a Qatar? Claro, con altas y bajas dependiendo de su rendimiento y comportamiento. ¿De verdad empezará el debate sobre naturalizados? ¿Si en una convocatoria aparece Julio Furch —por mencionar a alguno— se incendiarán los medios de comunicación en patrioterismo barato? ¿Eso es lo que le espera a la Selección Mexicana? Ojalá no, y que desde la cabeza de la Femexfut se ponga orden ya.
La Selección Mexicana logró algo impensable, que la gente se atosigara y se hartara de sus partidos. Ha sido un dolor de muelas ver a un equipo sin pies ni cabeza. Claro que la decisión de Ricardo Ferretti de renunciar a la dirección técnica potenció el asunto y, desde ese día, debieron suspender todo hasta tener a un nuevo entrenador, porque lo único que lograron fue el hartazgo y, lo principal, pisotear el poco prestigio de la Selección Mexicana de futbol.
•