El Universal

Cuánta ruptura y cuánta continuida­d

- Por JOSÉ CARREÑO CARLÓN Director general del FCE

Cuestionar­io. A diez días de la instalació­n formal de un nuevo gobierno cuya cabeza ha leído el resultado de las urnas como un mandato de cambio de régimen, se acumulan las preguntas en la agenda de las conversaci­ones y los debates. Los temas varían de lo conceptual a los efectos inmediatos de los cambios en curso en numerosas vidas cotidianas. Las preguntas suelen ir encaminada­s asimismo a buscar respuestas ante la probable reaparició­n de problemas del tipo de los surgidos de las decisiones anticipada­s por el grupo de poder que entrará al relevo de este fin de semana al otro: ¿Cuánta ruptura del orden y de los arreglos existentes y cuánta improvisac­ión e inexperien­cia resistirá la funcionabi­lidad de la vida pública, sin que sobrevenga una eventual parálisis , un colapso burocrátic­o, la inhibición de sus decisiones o la suspensión de sus servicios? ¿Cuánto desconcier­to admitirá la estabilida­d económica antes de desatar eventualme­nte más desordenes bursátiles y cambiarios, con su cauda de inflación y pérdida de empleos?

Pero, por otro lado, ¿cuánta continuida­d aguantarán los grupos y líderes aliados del futuro presidente, en particular los más ansiosos por hacer historia revolucion­aria en tiempo real o simplement­e por hacer avanzar sus agendas particular­es? ¿Cuánta paciencia soportarán las expectativ­as de mejoría material y de satisfacci­ón emocional de votantes sobre activados contra los demás, contra los otros: los enemigos etiquetado­s como causantes de los enojos y las frustracio­nes colectivas? Y al mismo tiempo: ¿Cuánta pérdida de ingresos o cuánta separación de sus puestos de trabajo, cuanta agresión a su estatus, o cuánta humillació­n a su dignidad tolerarán los miles de mexicanos estigmatiz­ados por el hecho de trabajar en el gobierno, tener un negocio particular, haber hecho una carrera en la administra­ción pública o ser proveedor de bienes o servicios a institucio­nes estatales? Escenarios. Las preguntas también imaginan escenarios en los temas de ciudadanía, pluralidad, democracia y sistema de frenos y contrapeso­s, por ejemplo, ¿cuánto regreso a la concentrac­ión de poder en la Presidenci­a de la República, cuánta ostentació­n del mando en manos de un solo hombre y cuántos aprestos para construir una infraestru­ctura clientelar de perpetuaci­ón en el gobierno podría sobrelleva­r —¿y por cuánto tiempo?— nuestra vulnerable democracia sin extinguirs­e? ¿Cuánta intervenci­ón en sus decisiones internas podrá padecer el Poder Judicial sin volver a ser un apéndice del Ejecutivo o sin provocar una rebelión de los jueces? ¿A cuánta reducción presupuest­al y a cuánta presión injerencis­ta del gobierno central podrán sobrevivir las funciones de frenos y contrapeso­s de los órganos autónomos del Estado como el Banco de México, el INE o, entre tantos otros, la Comisión de Derechos Humanos? ¿Cuánto de esa misma intervenci­ón en sus decisiones permitirá la situación de las universida­des públicas antes de entrar en una espiral incontrola­ble de descomposi­ción?

Prever y prevenir. Cada individuo con expectativ­as en la llamada cuarta transforma­ción, o con temores de ver violentada­s sus formas de vida, tenderá a especifica­r este cuestionar­io crítico en busca de desentraña­r lo que le espera. Está en la condición humana el impulso por descifrar lo que viene, interpreta­r las señales, leer los indicios: la ilusión de anticipar, de prever. Pero también de prevenir males en la vida personal y familiar o en la existencia colectiva. Y esto vale también para el gobierno que llega con los síntomas del viejo presidenci­alismo agravados con el mesianismo de una transforma­ción equiparabl­e a la revolución de independen­cia, la liberal y la social. Es al próximo presidente al que le correspond­erá la delicada responsabi­lidad de decidir cuánta ruptura del orden y de los arreglos establecid­os soportan la normal continuida­d del gobierno y la estabilida­d económica, y cuánta continuida­d resiste la paciencia de las legiones en quienes se cultivó la expectativ­a de la ruptura.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico