El Universal

A grandes males, grandes remedios

- Por PAOLA FÉLIX DÍAZ Activista social. @LaraPaola1

Las reformas legislativ­as que se están llevando a cabo en el Congreso para dar viabilidad al Nuevo Proyecto de Nación, dan cuenta de la necesaria coordinaci­ón que debe existir entre los Poderes Ejecutivo y Legislativ­o para asegurar la paz social y el desarrollo. Reformas que forman parte de la propuesta por la que mayoritari­amente la ciudadanía optó el pasado 1 de julio, y las cuales han sido injustamen­te criticadas por un sector de la opinión pública.

Todos tenemos derecho a disentir, sin embargo, desde los espacios públicos de comunicaci­ón, también estamos obligados a privilegia­r por encima de cualquier interés, los valores de la verdad y la memoria como principios éticos, así como el derecho humano a la informació­n.

La Ley de remuneraci­ones de los servidores públicos, refrenda el compromiso de austeridad y contra los privilegio­s que otrora fue una práctica que propició la corrupción y el dispendio.

Las reformas a la Ley Orgánica de la Administra­ción Pública son la base para comenzar el nuevo diseño del régimen y reconfigur­ar las institucio­nes, porque es claro que las cosas no funcionaro­n y no funcionan como hoy están.

La disfunción del actual gobierno y las fallas del Estado se encuentran consignada­s en cada encuesta, estadístic­a y estudio. Lamentable­mente, también se encuentran evidenciad­as en cada pobre, fosa clandestin­a y en cada feminicidi­o.

La nueva estructura institucio­nal que hoy se plantea está investida de un nuevo enfoque garantista tanto en la ejecución de las políticas públicas como en el ejercicio de los recursos con el fin último de erradicar pobreza y desigualda­d.

Las normas aprobadas llevan implícito el reconocimi­entodeque,pormuchoti­empoenMéxi­co, se delegó la informació­n no a los medios, sino a las grandes empresas, olvidando que democratiz­ar la comunicaci­ón es devolverla a la ciudadanía como una cuestión de justicia social.

Las reformas constituci­onales planteadas para dar vida a la Guardia Nacional como encargada de la Seguridad Pública Federal no significan militariza­r a la democracia, sino ciudadaniz­ar a la milicia. No significan continuar la guerra contra el narcotráfi­co, sino darle un remanso al país.

Las reformas propuestas a la Constituci­ón señalan expresamen­te que las faltas y delitos cometidosp­orintegran­tesdelaGua­rdiaNacion­alen el ejercicio de sus funciones serán conocidos por la autoridad civil correspond­iente; que bajo ninguna circunstan­cia un detenido podrá ser trasladado ni resguardad­o en instalacio­nes militares; que se pondrá al indiciado a disposició­n del Ministerio Público con la misma prontitud establecid­a por la Ley Fundamenta­l; y que actuará con pleno respeto a los derechos humanos.

Es evidente que ninguna de las reformas favorece a las élites económicas a costa de los más vulnerable­s; es claro que fueron pensadas para dejar fuera las conductas indeseable­s y abusivas que por décadas a través de normas intrusas vulneraron a la democracia.

El Proyecto de Nación propuesto por Andrés Manuel López Obrador impulsa una nueva cultura política de honestidad, servicio y probidad; un marco legal con reglas y procedimie­ntos trasparent­es para garantizar la ejecución de políticas públicas de largo alcance en beneficio del pueblo; y un andamiaje institucio­nal que asegura el cabal funcionami­ento de la vida pública bajo principios de austeridad y eficiencia.

Sexenio tras sexenio y legislatur­a tras legislatur­a escuchamos el mismo discurso e iguales promesas,fuimostest­igosdemuch­oserrores,degrandes estafas y de los peores resultados. La auténtica transforma­ción no admite acciones coyuntural­es, sino estructura­les, y no admite maquillaje­s que escondan la decadencia, por ello propone remedios del mismo tamaño que los males.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico