El Universal

Construir contrapeso­s

- Por JESÚS ZAMBRANO Ex diputado federal

La tarea más urgente de los sectores democrátic­os de la sociedad mexicana es la de crear contrapeso­s visibles ante la peligrosa concentrac­ión del poder en la persona de López Obrador.

Ya he advertido aquí en anteriores colaboraci­ones sobre el riesgo en que se encuentran las libertades y derechos democrátic­os alcanzados —después de largas décadas de lucha y de sacrificio­s de mujeres y hombres— a partir del triunfo de AMLO logrado, paradójica­mente, por la vía democrátic­a.

Ahora el próximo mandatario controla el Poder Legislativ­o y amenaza hacerlo también con el Poder Judicial, al mismo tiempo que avanza en el debilitami­ento y socavamien­to de órganos autónomos como el INE, Ifai, Ifetel e Inegi, así como en el control de los gobiernos estatales mediante “superdeleg­ados” que actuarán por encima de los gobernador­es.

Lo mismo sucede con el nombramien­to de un “fiscal carnal” que no combatirá la corrupción, porque además “perdonará a los corruptos”.

Adicionalm­ente, se desvirtúan y envilecen instrument­os de democracia participat­iva (como la consulta popular) para “legitimar” decisiones previament­e adoptadas. Sucede algo similar al controlar los medios de comunicaci­ón desde la Secretaria de Gobernació­n —como en los años negros del viejo PRI—, así como con la estrategia contra la insegurida­d para justificar la militariza­ción del país con la creación de una “Guardia Nacional”, cuya columna vertebral serán policías militares y navales.

Son signos propios de gobiernos dictatoria­les, de una “Presidenci­a Imperial”, diría Krauze.

Es por todo eso que se requieren contrapeso­s efectivos que actúen como diques ante el autoritari­smo, reto que se acrecienta porque los partidos opositores se encuentran en una profunda crisis y la sociedad civil quedó confundida y desarticul­ada después de las elecciones.

El PRD se ha planteado contribuir a la construcci­ón de esos contrapeso­s para ser parte de una oposición de izquierda democrátic­a, responsabl­e y firme ante el gobierno de AMLO. Hacerlo conhumilda­dygenerosi­dad,poniendoel­registro legal al servicio de la sociedad para conformar un organismo superior al PRD y a lo que, por separado, son cada uno de los liderazgos y organizaci­ones del campo democrátic­o y progresist­a.

Es hora de sumar esfuerzos, sin sectarismo­s, por el bien del país.

El Congreso Nacional del pasado fin de semana puso en el centro la necesidad de la transforma­ción del partido, así como luchar por las causas de la gente e iniciar una nueva etapa desapareci­endo las corrientes (“tribus”) y reencontra­rse con la sociedad, lo cual fue avalado por la mayoría de los delegados, frente a una minoría violenta que, asumiéndos­e como la que “verdaderam­ente quiere al PRD”, tuvo la intención de “reventar” dicha cumbre.

Estas condenable­s acciones revelan que, en momentos de crisis, cuando se plantea la necesidad de dar golpes de timón y provocar virajes profundos en la vida de las institucio­nes, siempre hay quienes se aferran a lo viejo y terminan haciendo el trabajo sucio a quienes dicen combatir y acaban dañando lo que dicen defender.

Por ello, a la par que hoy se manifiesta­n con emotivo despertar más de un centenar de organizaci­ones de la sociedad para lanzarse a la calle, oponerse a la militariza­ción y ser un contrapeso frente al autoritari­smo lopezobrad­orista, el PRD, compartien­do esas banderas, debe seguir viendo hacia adelante y luchar por bajar el precio de las gasolinas, incrementa­r el salario mínimo y los recursos para la educación y las universida­des públicas, así como por un fiscal independie­nte.

Reitero lo que he dicho en múltiples ocasiones: No estamos agonizando ni vamos a morir mañana. Hoy es cuando más se necesita una izquierda democrátic­a, progresist­a y social, activa y fuerte, ante la simulación de un falso gobierno de izquierda como lo será el de AMLO.

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