Para llevar el cabello al aire
Prueba. La versión convertible del Mustang GT brinda la experiencia roadster con toda la sensación americana
El sistema descapotable funciona de forma ágil con solo desconectar un seguro mecánico.
Uno de los lugares más comunes en la mercadotecnia es el concepto de reducirlo todo a un estado de ánimo. La edad, las estaciones del año o eventos marcados en el calendario. Decir que el verano no es una estación, sino un estado de ánimo sería absurdo pero, considerando que en nuestro país hay regiones en donde el termómetro sigue marcado por encima de los 20 grados centígrados, la tesis resulta un tanto justificable.
A razón de esto, realizamos la prueba de un modelo icónico y cuya configuración no es un disparate para los últimos días del año.
Hay experiencias asociadas a una época y nacionalidad. Puede haber sedanes de alta potencia que emulen la experiencia alemana. Berlinas de confort asociadas a la experiencia francesa o, bien, turismos amplios asociados a los grandes recorridos ingleses.
En el caso del Mustang GT convertible, la experiencia americana remite a las playas de California, el surf y el rock: un pasado amigable en lugar de los eventos contemporáneos, asociados ya no a dulces malteadas, sino más a la amargura de las minas de carbón y muros infranqueables. Pero revivir la atmósfera de los surfistas y las fiestas de playa también está relacionado a conducir con velocidad, en una época más despreocupada.
Sería poco viable emular esa época veloz si no hay con qué responder, pero el Mustang es fiel a la tradición de origen, que en el vehículo de nuestra prueba está a cargo de un V8 de 5.0 litros de desplazamiento y aspiración natural. Como es de esperarse con una motorización tan robusta, la respuesta es inmediata. Con 460 caballos, inyección directa de combustible y acoplado a una transmisión de 10 velocidades, es un corcel totalmente actual. Las 420 libras pie de torque se aplican al eje trasero según la modalidad que el conductor determine con el toque de un botón de acabado bruñido en la consola, cuyo diseño emula los controles de un avión militar.
Éstos ofrecen acceso a desconectar el control de tracción para ejecutar la ritual maniobra del quemado de llanta.
El mecanismo para confinar el techo del Mustang es bastante ágil: meramente es necesario desconectar un seguro mecánico, resguardar un par de tapones triangulares en donde usualmente va el pilar C, y el resto es dejar que la activación eléctrica haga su trabajo. La luz natural incide en la cabina, el viento oxigena el interior y lo que resta es salir al camino. Para abordar, acompaña la silueta icónica del caballo, gracias a una luz que proyecta dicho logotipo al piso.
El volante forrado en piel está equipado con controles de navegación, computadora de viaje, y el audio, además de palancas para controlar directamente la transmisión sin apartar las manos. Hablando de audio, este ofrece el poder de la marca Shaker PRO con salida a través de 9 bocinas. Los asientos forrados en piel ofrecen ajustes en seis direcciones además del combo de calefacción/enfriador que su Consola que emula los controles de avión militar.
material de acabado requiere para no cocinar o congelar al conductor y su acompañante.
El sistema AppLink hace juego con un caballo bien entrenado, pues obedece las órdenes que el jinete enuncie. El reconocimiento de voz permite control de mapas, música, teléfono y aplicaciones.
La despreocupación de aquella época también está presente en nuestros días a bordo del Mustang GT convertible gracias al equipamiento de seguridad abundante con que está bendecido. Los sistemas básicos como freno antibloqueo y control de tracción están apoyados con tecnologías más avanzadas como detección de peatones, AdvanceTrac que previene el coleteo, y control de crucero adaptativo para seguir el tráfico si el conductor decide simplemente disfrutar el camino y olvidarse un rato de operar los pedales.
El tono de los cuatro escapes que rematan la silueta del Mustang están asociados a la modalidad de manejo que se elija, a través de un mecanismo regulador, por lo que no en todo momento estarán atronando a la menor provocación. Su nivel de ruido puede mantenerse bajo control para evitar despertar a todo el vecindario.. Es un auto para una época feliz, para gozarla si ya estamos en ella o más saludablemente: para crearla si el entorno es adverso. Y es que resulta imposible decirse fanático del automovilismo y no esbozar una sonrisa cuando aceleramos a fondo en este caballo descapotable, montado a pelo.