Paso a paso
En cambio, si optas por una pecera de agua dulce, considera que “lo que más se usa es un filtro de cascada, que también oxigena la pecera; un calentador para regular la temperatura, y la decoración. También aquí se recomienda la bacteria creadora del ecosistema y, si se va a usar agua corriente para su llenado, se necesita líquido anticloro”.
En la medida que combinan ornamentación, tecnología y vida, los acuarios domésticos demandan cuidados puntuales para que sean duraderos, funcionales y sanos. Recuerda que contienen un ecosistema endógeno que carece de la autorregulación biológica silvestre, razón por la que necesita una constante intervención humana para su subsistencia. Así que, previamente a la llegada de las especies acuáticas de nuestra elección, es necesario dar un tratamiento a la pecera.
“Se coloca un líquido con una cepa de bacterias que ayudan a crear un ecosistema microorgánico en la pecera. Con los líquidos de la actualidad, esto se puede generar en un lapso de uno a tres días, aunque lo más recomendable es esperar cinco días antes de meter a los peces”, señala Diego García.
Para quienes deseen mantener sus peceras siempre en estado impecable y con nivel de visibilidad cristalina, existen los dispositivos de reactor de titanio (un tubo de titanio con una lámpara de luz ultravioleta en su interior), cuyos precios van de los 25 mil hasta los 200 mil pesos.
Finalmente, cuando llega el momento de introducir a los estelares de la pecera, es importante tener presente la coexistencia entre especies. En los de agua dulce, hay una clara delimitación entre los de agua fría y agua templada.
“En el primer grupo se pueden destacar a los peces japoneses, el pez dorado y la carpa. En el segundo, el pez disco y la mayoría de los peces tetra, los cuales requieren una temperatura superior a los 26 grados centígrados.
“En el caso de las peceras de agua salada, la mayoría de las especies cohabitan sin mayor contrariedad, aunque hay que tener cuidado con ciertos ejemplares y tener más de uno, como sucede con el pez ángel”, dice el especialista.
Cuando los peces ya están en su medio, una de las actividades indispensables es la revisión constante del pH, lo cual “es un factor esencial. Si llega a estar por arriba o por abajo del nivel idóneo, los peces simplemente se mueren. En los de agua dulce, el pH debe estar en 7; en los de agua salada, en 8.3”, especifica García.
Una pecera para agua dulce, preferentemente, debe ser de mínimo 40 litros. En las peceras para agua salada, siempre es conveniente que sean de 80 litros en adelante, debido a las necesidades de movilidad de las especies.