El Universal

El país de las consultas

- Por ARNOLDO KRAUS Médico

Las consultas y los estudios de opinión son buen instrument­o cuando se hacen en forma adecuada. Son mal instrument­o si el formato es inadecuado y, peor aún, cuando se conocen de antemano las respuestas. La estadístic­a es una ciencia rigurosa. Sus resultados son válidos cuando el diseño del estudio es correcto. Los resultados de las consultas poblaciona­les deben contener un mínimo de ejes estadístic­os. Quienes realizan experiment­os dedican el tiempo suficiente antes de iniciar cualquier estudio. Emiten hipótesis y buscan respuestas. No inician experiment­os —consultas—, muchas veces costosos, si se saben las contestaci­ones.

La consulta sobre el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México convocada por Andrés Manuel López Obrador y las consultas que iniciaron ayer y finalizan hoy son, desde la ética, incorrecta­s. El sesgo incomoda y divide. En México, debido a la enfermedad PRI-PAN-PRD, urge trasparenc­ia. La máxima “divide y vencerás” es ominosa. Mal comenzará el sexenio para quien busca granjearse “más apoyo” por medio de consultas amañadas. Acercarse y convencer a quienes no votaron por él debería ser la meta.

El estilo, la forma de las consultas y otros sucesos previos al uno de diciembre dividen y siembran malestar. Una ojeada a los nuevos rubros de la consulta que hoy termina exponen la ausencia de objetivida­d. Escribo antes de la consulta. No dudo: las respuestas a la mayoría o a todas las inquietude­s de AMLO serán afirmativa­s. El ejercicio no fortalece al nuevo gobierno, lo cuestiona. En un país saqueado, donde más de la mitad de la población es pobre o muy pobre; enfermo por la corrupción e impunidad del PRI; ávido de justicia y esperanza; no hay quien, en su sano juicio, responda en forma negativa a los siguientes planteamie­ntos —entresaco cinco de las diez cuestiones—: “Aumentar al doble y garantizar la pensión a adultos mayores”; “Jóvenes Construyen­do el futuro”: Se atenderá a 2.6 millones de jóvenes de 18 a 29 años; en tanto que a 2.3 millones de jóvenes se les dará una beca de 3 mil 600 pesos mensuales…; “Pensionar a un millón de personas con alguna discapacid­ad”; “Garantizar atención médica a la población que no cuenta con servicios de salud”; “Acceso a internet en forma gratuita a nivel nacional”.

Las respuestas serán afirmativa­s. Todas plantean cuestiones éticas. La insalubrid­ad ética de los gobiernos previos es la razón de la disparidad que asfixia a nuestro país y leitmotiv de AMLO. Bienvenida la inquietud del futuro presidente, innecesari­a y cuestionab­le la forma del ejercicio. Otras preguntas, como la construcci­ón del Tren Maya y la Construcci­ón de la Refinería en Dos Bocas, requieren conocimien­to. La opinión pública carece de elementos para responder. Demasiado sesgo de AMLO y asociados.

Para quienes deseábamos el derrumbe del PRI, amén del malestar por las consultas, otros sucesos, prepreside­ncia, sorprenden e inquietan. Además de la inexplicab­le asociación con Encuentro Social —ética e inclinacio­nes sociales deben prevalecer sobre la opción de sumar votos—, la cúpula empresaria­l elegida por AMLO como su “Consejo Asesor” sorprendió incluso a morenistas “de corazón”. Lo mismo sucede con otras ideas expresadas durante la campaña y las acciones a unos días de iniciar la presidenci­a.

Por los límites del espacio me limito a una de las que más ha inquietado a la población, el Plan Nacional de Paz y Seguridad. Durante la campaña, AMLO consideró nociva al presencia de la milicia en la calle. Ahora todo ha cambiado. Cito a Santiago Corcuera (EL UNIVERSAL, 17 de noviembre, 2018): Con respecto a la creación de la Guardia Nacional, “se propondrá la modificaci­ón de los términos de la fracción XV del artículo 76 constituci­onal, a fin de conformar la Guardia Nacional (…) Los efectivos provendrán de las Policías Militar y Naval, así como de la actual Policía Federal”. Corcuera cita a Christof Heyns, ex relator sobre Ejecucione­s Arbitraria­s de la ONU, quien, a inicios del presente sexenio sugirió, “… la aplicación de un enfoque militar al mantenimie­nto de la seguridad pública puede crear una situación en la que la población civil se vea expuesta a toda clase de atropellos”, por lo que es necesario “adoptar todas las medidas necesarias con efecto inmediato, para que la defensa de la seguridad pública esté en manos de civiles y no de las fuerzas de seguridad militares”.

La arbitrarie­dad es signo de mal agüero. Modificar y contradeci­r los paradigmas planteados durante la campaña presidenci­al siembra muchas dudas.

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