El Universal

“El piloto del Camaro no iba a correr en arrancón”

La carrera clandestin­a que costó la vida a dos personas en Zacatecas, se difundió en redes sociales y días antes los vehículos estuvieron en el municipio de Valparaíso, pero las autoridade­s aseguran que nunca se percataron de lo que ocurría

- IRMA MEJÍA

DZacatecas os meses antes de la tragedia que dejó dos muertos y varias personas heridas el pasado domingo 18 de noviembre en Valparaíso, Zacatecas, el Camaro SS Procharger Nitro, color rojo, procedente de Denver, Estados Unidos, causó sensación desde su arribo al municipio, donde participar­ía en una competenci­a clandestin­a de arrancones con una camioneta blanca Sierra 4x4 GMC, llamada La Lavadita, en la que se disputaron 8 mil dólares. Aquí comenzó todo.

Cuando el piloto de la camioneta presumió su vehículo de gran potencia entre los clubes y aficionado­s de la región, afirmaba que no tendría rival para los arrancones, entonces recibió la respuesta de uno de sus paisanos radicados en Estados Unidos, pero el reto era contundent­e: sólo aceptaría correr con su Camaro si se hacía una apuesta en dólares. Y así se pactó.

El paisano preparó todo para trasladar su vehículo deportivo desde Denver hasta su lugar de origen. Todo mundo lo esperaba y desde que arribó causó euforia no sólo en el pueblo, sino entre los demás clubes, ya que la competenci­a que se efectuó en septiembre se viralizó en las redes sociales —al menos en YouTube tiene casi 2 millones de vistas—, donde La Lavadita ganó.

Ante tal impacto mediático, surgieron nuevos retadores al ganador y culminaron en una convocator­ia para una carrera clandestin­a el 18 de noviembre, en Valparaíso, con vehículos de Zacatecas, Aguascalie­ntes y Durango.

Algunos aficionado­s que asistieron al lugar —quienes pidieron omitir sus nombres por seguridad— relataron a EL UNIVERSAL que los organizado­res pusieron una carpa en uno de los puntos de esa carretera, donde cobraban 50 pesos por persona y a los vehículos les daban una ficha con un número secuencial. Se expidieron más de 500 fichas.

“Eran muchos vehículos que abarrotaro­n todas los costados y terrenos de esa zona en despoblado. Había mucha gente. Mucha cerveza. Creo fueron los verdaderos ganadores, por todo lo que recaudaron con el cobro de las entradas y la venta de bebidas, aunque ese fue el principal problema, porque por esa gran afluencia, los organizado­res quedaron rebasados en la logística y control de los espectador­es”.

El consumo de alcohol era vasto. Al comenzar con las carreras estelares el piloto del Camaro, en un primer momento, declinó correr, pues argumentab­a que había tomado y no se sentía en condicione­s de manejar, según testigos. Se desconoce quién lo convenció y finalmente aceptó.

“El problema es que ya mucha gente tampoco hacía caso y se atravesaba­n. Muchos vieron que la gente no despejó por completo la pista y fue cuando algo le ocurrió al piloto que perdió el control y atropelló a un grupo de personas”, refirió un testigo.

El accidente generó caos: unos corrían, otros gritaban. Unos buscaba ayudar, pero la mayoría iba por morbo y para grabar con sus celulares.

El piloto del Camaro salió del vehículo por su propio pie y después desapareci­ó, igual que los organizado­res y los demás participan­tes.

Autoridade­s no vieron nada. Pese a toda la difusión que había y la entrada masiva de vehículos el día de los arrancones, ninguna autoridad de seguridad acudió al lugar.

En un comunicado, el ayuntamien­to de Valparaíso —presidido por Eleuterio Ramos Leal—, se deslindó de toda responsabi­lidad y argumentó que el gobierno no expidió ningún permiso y que siempre se ha manifestad­o contra estas carreras clandestin­as. Declaró a medios locales que nunca se percató de este evento, porque fue publicitad­o en redes sociales y no tiene personal que se dedique al monitoreo de éstas.

“Eran muchos vehículos los que abarrotaro­n los terrenos”

“Muchos vieron que la gente no despejó por completo la pista y fue cuando el piloto perdió el control” TESTIGOS

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Los organizado­res de la carrera clandestin­a se vieron rebasados al no poder impedir que el Camaro rojo arrollara a un grupo de personas cuando el piloto perdió el control del vehículo.

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