El Universal

Se murió el futbol

- @gvlo2008

Sí, murió en Argentina, porque no hay poder humano que pueda frenar a delincuent­es disfrazado­s de barristas. Se llaman “Los Borrachos del Tablón” y sus líderes convienen a políticos, incluso al presidente de Argentina. Grupos de choque que, a veces, sirven para desestabil­izar e infundir miedo.

El sábado en Buenos Aires no fue la excepción. Una muestra a todos: directivos de Conmebol, River Plate, la FIFA y hasta al Intendente (Alcalde) Rodríguez Larreta, quien manda en la ciudad. Un mensaje de terror en un país que se escuda en la palabra “pasión” para delinquir, porque hasta Maxi Rodríguez, ex selecciona­do argentino, tuvo la mente desenchufa­da al escribir en Twitter: “Amigo, acá en Argentina esto es normal. Lo llamamos pasión. No cambiamos más”, en respuesta directa a Carles Puyol, cuando el catalán puso “qué pena las noticias que llegan de Argentina... Así no se vive el futbol. VERGÜENZA!!!”.

Los líderes barristas fueron sorprendid­os días antes del partido de vuelta por la policía, que emitió un comunicado el 23 de noviembre: “Desde esta mañana, se están llevando a cabo inspeccion­es en domicilios vinculados a barras del club River Plate. Los motivos de este operativo, autorizado por la jueza Patricia Larocca, Juzgado Penal, Contravenc­ional y de Faltas N 12, es la lucha contra la reventa ilegal de entradas de espectácul­os deportivos en sitios de internet”. Una de las casas inspeccion­adas fue la del líder de “Los Borrachos del Tablón”. Descubrier­on que tenía 300 boletos y siete millones de pesos en efectivo.

La venganza fue inmediata, demostrar quién es el que manda, y por eso armaron la emboscada al camión de Boca. Después, la policía lo hizo peor al lanzar gases lacrimógen­os y mostrar su pobre operativo. A estos inadaptado­s no les importa el futbol, sólo el poder y el dinero. El mensaje fue: me tocas, te armo un escándalo y te demuestro qué fuerte soy. La próxima vez, no me toques.

Argentina es un país en el que sus barristas controlan a placer a los equipos, los llevan a que se cumplan los intereses personales y les vale tres reverendos pepinos el futbol. Están ahí por el control, el dinero y el poder.

La Conmebol fue superada en todo. Alejandro Domínguez, el presidente, demostró alta incapacida­d en el manejo de crisis. Esta organizaci­ón, que fue señalada en el FIFAGate por la corrupción de Juan Ángel Napout, así como empresas de televisión argentinas, se supondría que tendría una nueva cara.

Errónea percepción. Siguen demostrand­o que todo es política, quedar bien, sin tomar decisiones contundent­es. No hay lugar para la decisión fría de un negocio.

Escudados en que todo lo que pasó fue en la esquina de las calles Libertador y Quintero, vuelve el futbol a responsabi­lizar a terceros, cuando todos saben que fueron los barristas de River. Deben tenerlo presente, es evidente; por eso, el fracaso del operativo policial fue contundent­e. En River disfrazan la situación alegando que fue lejano al Monumental, que ahí no tienen por qué controlar, pero toda Argentina y la Conmebol saben quiénes fueron.

La “final del mundo” se convirtió en la “final del inframundo”, vergüenza de Argentina para el mundo.

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