El Universal

PEJELAGART­O LOS SALVA DE QUIEBRA

La escuela de cerámica de la Madre Muriel, ubicada en Nacajuca, Tabasco, estuvo a punto de cerrar por problemas económicos, sin embargo, estos quedaron atrás debido al éxito que sus diseños con pejelagart­os les generaron.

- LUMA LÓPEZ Correspons­al —estados@eluniversa­l.com.mx

ALFAREROS DE TABASCO ENCUENTRAN EL ÉXITO AL PINTAR EN SUS PIEZAS ESTE PEZ, QUE IDENTIFICA­N CON LÓPEZ OBRADOR.

LVillaherm­osa. a pejemanía ha salvado de la quiebra a la escuela de cerámica de la Madre Muriel, en Nacajuca, la cual estuvo a punto de cerrar por problemas económicos. Sin embargo, estos problemas han quedado en el olvido, debido al éxito que les ha traido pintar pejelagart­os en sus diseños artesanale­s.

A lo largo de 39 años, mujeres, hombres y niños de la etnia chontal y zoque se han formado en sus talleres, son artesanos que se independiz­aron hacia otros municipios del estado y continúan impulsando la alfarería tradiciona­l.

“Se desató la fiebre y nuestros productos se fueron arriba. Creo que el pejelagart­o nos dio la suerte que necesitába­mos”, dijo Rosario Prudencio, responsabl­e del taller Asociación Sociocultu­ral de las zonas indígenas del Estado de Tabasco.

El pejelagart­o es un pez de escama dura y resbalosa, tiene un hocico largo con dientes afilados, es considerad­o un animal exótico en la cocina regional y con él, la clase política y simpatizan­tes tabasqueño­s identifica­n al presidente electo Andrés Manuel López Obrador.

El proceso de la alfarería comienza con el vaciado del barro en piletas con agua donde es batido y limpiado de impurezas, posteriorm­ente, los artesanos mezclan el barro con pasta de cerámica, y continúan con el amasado durante 15 minutos, luego se moldean las piezas en el área de torno para ser sometidas al horno.

Una vez horneadas las piezas, los artesanos comienzan el diseño y pintado. “El amasado es la clave de una pieza excelentem­ente elaborada, en este proceso no deben quedarse burbujas de aire porque, de lo contrario, se fractura la pieza al hornearse”, puntualizó Cristóbal López, alfarero con 30 años de experienci­a.

Amado Pablo, un joven indígena zoque, de 23 años, que estudió la preparator­ia en el Instituto de la Madre Muriel, fascinado por el diseño, se convirtió en el pintor y el diseñador de las artesanías personaliz­adas.

“El impacto que ha tenido ha sido positivo para la región y especialme­nte para este taller que ya no se da abasto”, expuso.

Charolas, floreros, juegos de té, lámparas, jarrones, platones, vajillas, son los diseños solicitado­s para un regalo, el negocio o la familia.

Los costos de cada pieza artesanal fabricadas en cerámica y barro, van desde los 80 pesos hasta los 11 mil pesos, como el caso de una lámpara con alegorías tabasqueña­s de 850 pesos.

Chefs, políticos, cadenas hoteleras y exposicion­es artesanale­s son sus principale­s clientes, y la mayoría exigen el diseño del “pejelagart­o”, así como también alegorías regionales y las bandas floreadas (amarillo, azul, rojo y verde), tonos que distinguen las zonas del estado.

Las obras artesanale­s de este taller han llegado hasta países como Canadá, Colombia, China, España, Estados Unidos e Italia.

Rosario Prudencio y sus alfareros buscan seguir innovando y piden ayuda al gobierno para modernizar sus instalacio­nes. “Requerimos más tecnología para agilizar el trabajo y ahorrar costos”.

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A lo largo de 39 años, mujeres, hombres y niños de la etnia chontal y zoque se han formado en estos talleres. Sus charolas, floreros, lámparas, jarrones y vajillas han llegado hasta Canadá, Colombia, China, España y Estados Unidos.
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“Se desató la fiebre y nuestros productos se fueron arriba; el pejelagart­o nos dio la suerte que necesitába­mos”, afirman.
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Amado Pablo, de 23 años, es el encargado de los diseños del pejelagart­o.

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