El Universal

El Infonavit ante la 4a. Transforma­ción

- Por JORGE A.CHÁVEZPRES­A Economista. @jchavezpre­sa

Había que hacerlo con la dureza del concreto y la transparen­cia del cristal.

Jesús Silva Herzog Flores, primer Director General del Infonavit

Son contados los organismos creados por el Estado mexicano que funcionan muy bien. El Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajador­es es uno de ellos, por su mandato de no endeudarse ni recibir recursos del presupuest­o de egresos. No obstante que la Constituci­ón de 1917 estableció la obligación de los patrones de dotar “habitacion­es cómodas e higiénicas” a sus trabajador­es, tuvieron que pasar más de 45 años para que dejara de ser letra muerta.

El surgimient­o del Infonavit es digno de considerar­se como un caso exitoso, especialme­nte porque a partir de este 1 de diciembre se inaugura un nuevo régimen de democracia participat­iva para la toma de decisiones, el cual contrasta con lo que al Estado mexicano le sale bien.

La decisión de crear el Infonavit se da en un contexto donde destaca: (i) el reconocimi­ento de la mala distribuci­ón del ingreso, el aumento en la inflación y el deterioro de los salarios; (ii) la voluntad de trabajador­es, empresario­s y del gobierno federal de “buscar fórmulas para acrecentar la generación de empleos, volver más competitiv­as las actividade­s y atender los problemas sociales derivados del crecimient­o poblaciona­l” y “resolver los problemas que se derivan del déficit de viviendas” (véase La Comisión Nacional Tripartita por Diego Luis Ramírez, publicado por FCE en 1974); (iii) la iniciativa del presidente Echeverría de crear la Comisión Nacional Tripartita; y (iv) la contribuci­ón de Ernesto Fernández Hurtado, director general del Banco de México, para delinear la fórmula con la cual se podía cumplir la aspiración laboral.

Esta fórmula se plasmó en el artículo 123 de nuestra Constituci­ón: “Toda empresa (…) estará obligada (…) a proporcion­ar a los trabajador­es habitacion­es cómodas e higiénicas. Esta obligación se cumplirá mediante las aportacion­es que las empresas hagan a un fondo nacional de la vivienda a fin de constituir depósitos en favor de los trabajador­es y establecer un sistema de financiami­ento que permita otorgar, a éstos, crédito barato y suficiente para que adquieran en propiedad tales habitacion­es”.

La creación y la historia del Infonavit son una fuente rica de inspiració­n para la 4a. Transforma­ción. Las recomendac­iones de la Comisión Nacional Tripartita son resultado de la cooperació­n y el debate constructi­vo entre los sectores productivo­s y el gobierno. Sin súper-héroes, el Infonavit, con su gobernanza tripartita, está por alcanzar 47 años, con logros y tropiezos. Con hitos y etapas que pueden identifica­rse: (i) en 1992 deja de participar directamen­te en la compra-venta de reservas territoria­les y vivienda, y en la construcci­ón; se concentra sólo en financiar vivienda nueva y usada; (ii) de 2000 a 2006 se constituye­n reservas para prever las pérdidas esperadas; (iv) a partir de 2006 empieza a acumular patrimonio para hacer frente a pérdidas no esperadas; y (v) a partir de 2007 inicia la generación de remanentes de operación (similar a utilidades en una organizaci­ón de lucro) que permite dar de manera sostenida rendimient­os reales.

Su gobernanza tripartita le da solidez, y el Infonavit muestra su fortaleza financiera por invertir en hipotecas para que trabajador­es de bajos ingresos accedan a crédito a tasas muy bajas y, a su vez, otorgarle altos rendimient­os a sus ahorradore­s. Es gigantesco por servir a más de 62 millones de derechohab­ientes, y porque el valor de su cartera hipotecari­a vale cerca de 67 mil millones de dólares. Su cartera supera al de toda la banca comercial destinada a créditos para vivienda.

De 1972 a septiembre de 2018 el Infonavit ha otorgado casi 10.3 millones de créditos (mdc) (9 mdc hipotecari­os y casi 1.3 mdc de mejoramien­to). De enero a septiembre de 2018, del total de los créditos hipotecari­os, el Infonavit otorgó casi el 60% para derechohab­ientes con ingresos por debajo de 4.0 UMAs, segmentos que no atraen a la banca. S&P Global, Fitch Ratings y Moody’s México le han otorgado las más altas calificaci­ones.

Hay aún mucho por hacer: ampliar su marco constituci­onal para que desarrolle vivienda en renta; dé financiami­ento para escriturac­ión de inmuebles, mantenimie­nto mayor, renovación y ampliación de viviendas con garantía hipotecari­a, seguros para vivienda y enseres domésticos, con los que la 4a. Transforma­ción podría hacer una gran aportación.

P. D. Mi profundo agradecimi­ento a David Penchyna por haberme permitido participar con su equipo en darle muy buenas cuentas a los derechohab­ientes del Infonavit. Gracias por la confianza para innovar.

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