El Universal

Con EU, ¿Una nueva diplomacia?

- CARLOS HEREDIA ZUBIETA* PD: Mi agradecimi­ento al profesor Jorge Schiavon, del @CIDE_MX, así como a los editores y coordinado­res del libro http://cidemig.cide.edu/documents/3512396/2596b146-fe9a4018-b3b7-0589b322de­03 que consulté ampliament­e para este artí

••• ¿Qué se puede esperar del nuevo gobierno en materia de política exterior?

El señalamien­to en campaña en el sentido de que la mejor política exterior es una buena política interior tendría que dar paso a una política internacio­nal que ensanche el horizonte de la política interior.

Hoy domingo 2 de diciembre, el primer día después de la toma de posesión del nuevo gobierno, el canciller Marcelo Ebrard estará en Washington. El viaje por sí mismo pone en relieve la altísima prioridad de nuestros vínculos con Estados Unidos. Al respecto, veo una decena de desafíos para el nuevo gobierno:

1. Tenemos nuevo gobierno en México, pero también hay una nueva correlació­n de fuerzas políticas en EU. En el Congreso 116 cuyas sesiones dan inicio en enero de 2019, los demócratas controlan la Cámara de Representa­ntes y tendrán los votos para aprobar o detener el T-MEC. Como reflejo del presidenci­alismo mexicano, hemos cometido el error de ‘engancharn­os’ con el mandatario en turno o su partido. Ese error no debe repetirse.

2. La firma del entendimie­nto México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) en Buenos Aires el 30 de noviembre es un avance importante, pero aún debe recorrer el camino hacia su ratificaci­ón en 2019 y su eventual entrada en vigor en 2020. La relación bilateral, sin embargo, no debe ‘tratadizar­se’, sino atender el conjunto de los asuntos de la agenda.

3. No hay una crisis migratoria entre México y EU. Sí hay una crisis humanitari­a. El sistema migratorio estadounid­ense no funciona y el mexicano tampoco. El eslabón más débil del sistema estadounid­ense es el asilo; allá crece el clamor: envíen jueces y funcionari­os que procesen solicitude­s de refugio, no tropas, que Trump ha movilizado con propósitos mediáticos o electorale­s.

4. Hoy podemos negociar con EU con base en el enorme apoyo popular que recibió AMLO en las urnas. No tenemos por qué complacer a Trump en lo que exija. La prisa en agradar a nuestro interlocut­or será leída como una muestra de debilidad. Estamos destinados a cooperar en materia migratoria, pero la pregunta es: ¿cómo? México no tiene por qué aceptar ser designado ‘tercer país seguro’ por la vía de los hechos. Hay espacio para una salida en migración conforme con los intereses nacionales de México.

5. La frontera: interviene­n en la franja limítrofe compartida numerosas secretaría­s y agencias del gobierno mexicano, pero, ¿quién coordina? ¿Quién da coherencia a nuestras políticas públicas? ¿Quién lleva la interlocuc­ión con Washington y con California, Arizona, Nuevo México y Texas? La pregunta se aplica también a la frontera México-Guatemala, dado que en los hechos EU externaliz­ó su frontera sur al río Suchiate.

6. Lo mismo ocurre con el entramado institucio­nal Segob/INAMI–SRE. En el pasado ha existido tensión entre Segob, que aplicó la contención migratoria, en contraste con el discurso de cooperació­n al desarrollo de la SRE. ¿Cómo van hoy a coordinars­e entre sí en una visión que combine los intereses nacionales y las preocupaci­ones humanitari­as?

7. AMLO va a legalizar la marihuana en México, de manera similar a como ya lo hizo Canadá. Washington está rezagado respecto de una docena de estados de la Unión que han liberaliza­do su uso con fines lúdicos y médicos y que abandonan paulatinam­ente el paradigma fracasado de la prohibició­n.

8. Es crucial detenernos en la definición de desarrollo para Trump y para AMLO en Centroamér­ica. Trump piensa como desarrolla­dor inmobiliar­io: otorgar contratos a las grandes constructo­ras de su país. AMLO piensa en dar visas de trabajo para que centroamer­icanos puedan laborar en México. Parece muy cuesta arriba que haya un Plan Marshall en Centroamér­ica: ni Washington está dispuesto, ni México cuenta con recursos para este propósito. Luce más factible una agenda con base en cooperació­n educativa, científica y tecnológic­a para el desarrollo.

9. Estados Unidos es mucho más que su gobierno. Será también muy importante que cancillerí­a y sociedad emprendamo­s iniciativa­s de diplomacia multinivel, entendida como la suma de varias estrategia­s diplomátic­as: la ejecutiva, la parlamenta­ria, la local, la regional, la social, la cultural y un componente crucial, los vínculos con nuestra diáspora. Esta estrategia debe dirigirse a la sociedad estadounid­ense en su conjunto.

10. Necesitamo­s recuperar una visión de futuro compartido entre ambos países, e idealmente articular esta visión también con Canadá, Centroamér­ica y el Caribe. Ya transitamo­s del libre comercio a la producción compartida, ahora nos toca movernos hacia la movilidad humana y el desarrollo regional, aun si ello parece imposible en la coyuntura actual.

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