El Universal

CONGRESO SERÁ UNA CAJA DE CRISTAL: RUIZ

Ricardo Ruiz Suárez Presidente de la Jucopo y líder de Morena en el Congreso local • Dice estar dispuesto a ceder el paso a otros • No le teme a la crítica, es de piel dura, advierte

- DIANA VILLAVICEN­CIO —diana.fuentes@eluniversa­l.com.mx

El presidente de la Junta de Coordinaci­ón Política (Jucopo) y líder de la bancada de Morena en el Congreso de la Ciudad de México, Ricardo Ruiz, está dispuesto a someter sus cargos a una revocación de mandato —sería la primera vez que ocurre en un órgano Legislativ­o— para dejar el paso si alguien considera que puede conducir de mejor manera este trabajo.

Antes, se compromete a sacar adelante lo que mandata la Constituci­ón de la capital del país y si para ello se deben modificar transitori­os por cuestión de tiempo, se hará.

“Prefiero decir ‘cumplo plenamente con lo que me mandatas’, de que toda ley debe ser avalada por la sociedad, y que la gente diga ‘sí me consultaro­n’, a que [piensen] que fue ficticio o simulación chiquita”, dijo.

Advierte que no le teme a la crítica y que, a diferencia de algunos de sus compañeros, él tiene la piel gruesa: “Si uno se equivoca, que no está exento de eso, hay que aceptar, y si uno no hace bien las cosas hay que reconocer. Dice un refrán de Buda que me gusta: ‘Un insensato que se cree sabio es un insensato y un insensato que reconoce sus errores es un sabio’”.

A casi 15 días de tomar el liderazgo del primer Congreso de la Ciudad, donde Morena también es mayoría, anticipa a EL UNIVERSAL que a partir del próximo 5 de diciembre, cuando Claudia Sheinbaum asuma la jefatura de Gobierno, acudirá a las reuniones “mañaneras” de gabinete como Poder Legislativ­o, para opinar y saber qué les toca hacer a los diputados.

Sentado en su oficina del Centro Histórico, donde el retumbar de una megamarcha campesina en la plancha del Zócalo capitalino le recuerda sus cuatro décadas de permanecer siempre en la izquierda, Ruiz garantiza que en Donceles y Allende habrá mano tendida con la oposición para llegar a acuerdos y consensos.

El líder morenista, a quien le ha tocado trabajar con Demetrio Vallejo, Heberto Castilo, Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Alejandro Encinas, por mencionar algunos, sostiene que está acostumbra­do a tratos directos y relación con todos, aunque a veces no coincidan.

Por ello, apuntala que hablará de manera franca con el gobierno y si hay diferencia­s se discutirán.

El Congreso local, dice, será una caja de cristal. “No tengo ningún empacho en comentar, en bromear, en ponernos de acuerdo con todas las bancadas. Si me piden una reunión lo hago y no tengo ningún problema, por ejemplo con el PRI, de que me vean y digan que estoy traicionan­do”.

“En esta posición haré todo lo que esté de mi parte, [dejaría el paso] no porque sea mejor o peor, sino porque en cada momento de la política hay necesidade­s diferentes y si esto se da, no tengo empacho en seguir trabajando en mi ámbito”, reflexiona.

¿No le da miedo fallarle a Morena, a que dentro del Congreso todo se salga de control y no se cumpla parte de esta transforma­ción? —No, no me da miedo, es más bien una preocupaci­ón, es justamente no estar a la altura de lo que la gente espera de nosotros, esa es mi preocupaci­ón, que realmente se convierte en ocupación. No estoy casado con esa visión de tener, entre comillas, un poder y dejarlo. Si no soy esa pieza que puede unificar a mi grupo o puede sacar el proyecto, no tengo problema en decir ‘adelante quien va’ y yo sigo.

¿Antes del año?

—Antes del año, en cualquier momento, por supuesto voy a procurar que no sea así y tengo la confianza de que puedo hacer que esto no suceda, porque pondré mi empeño. Un tema es unificar a este grupo, darle solidez. En la medida en que nosotros estemos unidos y tengamos claro cuál es nuestro perfil y tareas, tenemos un blindaje de que cualquier aspecto interno nos pudiera dividir.

Esto es parte de lo que sucedió con el PRD, de gente que prefería unirse al exterior para debilitar al interior, que traicionó y estableció otras medidas que no eran las alianzas que permitían concretar. Las conviccion­es se demuestran y las he demostrado en mi vida personal y son públicas.

Ruiz Suárez se dice convencido de no subirse al ladrillo y de pronto ser como los que tanto han criticado. Afirma que la verdadera izquierda tiene la consigna de que se puede meter la pata pero no la mano. La corrupción está erradica por convicción.

Son muchos retos, pero ¿cuál es el inmediato con todas estas leyes secundaria­s por delante? —Tenemos que cumplir con la Constituci­ón, los principios y mandatos. Tendremos que valorar algunos temas. Ya nos enfrentamo­s a los plazos de los transitori­os y quiero dejar muy claro: no hay diferencia en contenidos a lo que ordena la Carta Magna local que en espíritu y letra obliga.

Uno de los mandatos es que no se pueden hacer leyes que no sean consultada­s con la sociedad, que no surjan de un proceso amplio de consulta. Por eso vamos abrirlo, a que quienes tengan que aportar lo hagan.

La Carta Magna dice que se debe de consultar pero a veces sólo tenemos dos semanas. De repente nos critican ‘¿por qué tan corto?’, porque no nos da. Si no sacamos una ley cuando llegue este gobierno no tendrá elementos para desarrolla­r las cosas, como el caso de procuració­n de justicia.

“Si uno se equivoca hay que aceptar y si no hace bien las cosas hay que reconocer. Dice un refrán de Buda: ‘Un insensato que se cree sabio es un insensato y un insensato que reconoce sus errores es un sabio’”

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