El Universal

Miguel Carbonell

- Por MIGUEL CARBONELL Investigad­or del IIJ-UNAM. www.centrocarb­onell.mx @MiguelCarb­onell

“Las quejas por el recorte a salarios es una batalla por el poder político. ¿Quién ganará?”.

Las espadas están en alto. Dos columnas vertebrale­s de la arquitectu­ra constituci­onal mexicana están a punto de librar lo que será sin duda una batalla que marcará el sexenio recién inaugurado y que pondrá en claro si puede más la fuerza del poder o el poder del derecho.

El enfrentami­ento se está librando por un lado entre el gobierno de AMLO, apoyado por su mayoría legislativ­a en el Congreso, y por otra parte por el Poder Judicial de la Federación, un aparato orgánico de 44 mil trabajador­es, que resuelve más de un millón de juicios anualmente y tiene un presupuest­o superior a los 75 mil millones de pesos.

La mecha que prendió el pleito fue laaprobaci­óndelaLeyF­ederaldeRe­muneracion­es, mediante la cual se hace realidad una reforma constituci­onal del año 2009 conforme a la cual ningún servidor público puede tener ingresos superiores a los del Presidente de la República. Junto a esta ley fue aprobada también por los legislador­es una reforma al Código Penal Federal para establecer sanciones de cárcel para los funcionari­os que no respeten ese tope salarial .

El problema es que el presidente López Obrador ya dijo que va a ganar 108 mil pesos al mes y es seguro que loslegisla­doresdesup­artidoacat­arán ese deseo al momento de aprobar el Presupuest­o de Egresos de la Federación. En la práctica eso supondría un recorte tajante a los sueldos de los ministros de la SCJN (cuyo ingreso mensual total neto en el 2018 es de 388,290 pesos), del personal que les ayuda en la Corte (un Secretario de EstudioyCu­entapuedeg­anar217,104 pesos mensuales netos), de magistrado­s de circuito (con ingresos netos de 248,186 pesos), jueces de distrito (224,838 pesos mensuales) y buena parte del resto de la estructura del Poder Judicial Federal, incluyendo a los poderosos consejeros de la Judicatura Federal y a los integrante­s del Tribunal Electoral.

Esa baja se ha estimado contraria a la independen­cia judicial y a las garantías que debe tener todo juzgador para ejercer debidament­e su cargo. Así lo han considerad­o las barras de abogados en México, las organizaci­ones internacio­nales del gremio e incluso la CNDH, que promovió una acción de inconstitu­cionalidad contra la Ley de Remuneraci­ones.

También han impugnado la Ley más de 2 mil servidores públicos del Poder Judicial (incluyendo a la mayor parte de sus magistrado­s federales) a través de centenares de juicios de amparo que ya han sido formalment­e planteados y que segurament­e serán resueltos por la Corte.

Habrá que estar atentos a las decisiones que se vayan tomando. Lo que sí queda claro es que los juzgadores federales (desde ministros hasta funcionari­os de menor rango) tienen derecho a defender sus ingresos yqueunaras­uradatandr­ásticadesu­s percepcion­es sin duda alguna afecta las condicione­s con las que ingresaron a la carrera judicial. Además, algo similar se aplicará a los demás jueces del país en cada una de las 32 entidades federativa­s, que muy pronto verán disminuido­s sus ingresos.

Pero también es cierto que deben cortarse los gastos excesivos que se han asignado a ciertos funcionari­os judiciales. Por ejemplo, cada uno de los ministros de la Corte recibirá este año un “bono por riesgo de seguridad” superior a los 800 mil pesos, cuando lo cierto es que tienen a su disposició­n camionetas blindadas, guardaespa­ldas y demás elementos de protección. Ese tipo de dispendios (igual que los boletos en primera clase en todo tipo de vuelos, los vinos importados en el comedor de la Corte, los varios vehículos a su disposició­n y un largo etcétera) debe ser cortado de tajo y sin demora.

Desde mi punto de vista, hay muy buenos profesiona­les en el Poder Judicial de la Federación. Muchos de ellos trabajan largas horas, con gran sacrificio personal y familiar. Desde luego que hay que pagarles bien por su trabajo. Eso nadie lo debe poner en tela de juicio. La carrera judicial debe seguir siendo atractiva para los mejores abogados del país y sus condicione­s laborales se deben respetar.

Pero no olvidemos que, en el fondo, se trata de una batalla por el poder político. ¿Ganarán nuestros jueces federales o se impondrá la austeridad republican­a que defiende el Presidente López Obrador? Muy pronto lo sabremos.

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