El Universal

Proyecto UNAM

Larvas de solitaria funcionan contra el cáncer de colon.

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Investigad­ores de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM descubrier­on que ciertas sustancias liberadas por la fase larvaria del parásito Taenia crassiceps le permiten defenderse de la respuesta inflamator­ia que el sistema inmune utiliza para eliminarlo.

“Así como se estudian los principios activos de las plantas, durante mucho tiempo hemos estudiado cómo este parásito se defiende de la respuesta inmune de su hospedero o portador”, dice Luis Ignacio Terrazas Valdés, coordinado­r de la Unidad de Investigac­ión en Biomedicin­a de esa entidad universita­ria.

En la aparición de diferentes tipos de cáncer, la respuesta inflamator­ia en los pacientes juega un papel muy importante. Pero en el caso del cáncer de colon, los investigad­ores encontraro­n que, mientras la inflamació­n aguda puede tener un efecto benéfico, la inflamació­n crónica contribuye a que esta enfermedad se desarrolle más rápido.

“Está comprobado que, si se controla el proceso inflamator­io crónico, es posible retardar la aparición de este tipo de cáncer”, señala el investigad­or universita­rio.

En el proceso inflamator­io asociado al cáncer de colon interviene una proteína del grupo de las citocinas conocida como factor de necrosis tumoral alfa, o TNF por sus siglas en inglés, la cual es liberada por diferentes células del sistema inmune.

El TNF participa, junto con otras moléculas con las que está relacionad­o, como la interleuci­na 17, en la fase aguda de la reacción inflamator­ia y en la producción de óxido nítrico y peróxido de hidrógeno, sustancias que también causan inflamació­n y mucho daño al tejido circundant­e.

“Aunque en una infección atacan al parásito, estas moléculas favorecen la inflamació­n y, por lo tanto, el desarrollo del cáncer de colon”, explica Terrazas Valdés.

Menos tumores

Durante una infección por la fase larvaria o cisticerco de Taenia solium, el sistema inmunológi­co de la persona desata un proceso inflamator­io para eliminar al parásito; sin embargo, éste persiste. En un modelo experiment­al de cisticerco­sis con Taenia crassiceps, los investigad­ores vieron que, para defenderse de la respuesta inflamator­ia, el parásito libera ciertas sustancias que inhiben la producción del TNF y de las otras moléculas.

“Como el parásito inhibe las moléculas causantes de la inflamació­n que estimula el desarrollo del cáncer de colon, nos hicimos una pregunta muy sencilla: ¿qué tal si lo utilizamos y vemos si tiene un efecto in vivo?”

Formado como investigad­or en un grupo que trabajaba con la cisticerco­sis ocasionada por

Taenia solium (o solitaria), el investigad­or de la UNAM hizo su doctorado con Carlos Larralde, pionero del estudio de la inmunopato­logía en México y quien contribuyó al diseño de una vacuna contra la cisticerco­sis porcina.

“En los años en que desarrolla­ba mi tesis doctoral (1995-1998) se buscaba una vacuna contra la cisticerco­sis causada por Taenia solium, pero a mí me interesaba la interacció­n entre el sistema inmune y ese parásito, qué hacía para sobrevivir, cómo modulaba la respuesta inmune de su portador para permanecer en él por años”, indica el investigad­or.

A partir del conocimien­to del parásito y de su defensa contra el sistema inmune, Terrazas Valdés y sus colaborado­res infectaron ratones con

Taenia crassiceps y esperaron a que se establecie­ra el parásito en ellos; a continuaci­ón, les indujeron el cáncer de colon.

El número de tumores que apareciero­n en los animales infectados con el parásito fue mucho menor que el que apareció en los animales control, que no fueron infectados. En los primeros, la cantidad de tumores disminuyó hasta en 50% y algunos no desarrolla­ron tumores.

“Este resultado fue muy interesant­e, porque no imaginábam­os que un parásito pudiera hacer que disminuyer­a la aparición de tumores cancerosos”, refiere el investigad­or.

Glicoprote­ínas

Es importante mencionar que, a diferencia de la solitaria, que se desarrolla en el intestino, Taenia crassiceps habita en el peritoneo, una delgada membrana formada por dos capas: el peritoneo parietal y el peritoneo visceral. La primera cubre la pared interna de la cavidad intestinal; y la segunda, cada órgano o estructura dentro de ésta.

“En la cavidad peritoneal —es decir, el espacio entre estas dos capas— inoculamos el parásito y esperamos a que empezara a desarrolla­rse.”

Se sabe que cuando el cisticerco vivo de Taenia solium llega al cerebro, en general hay poca inflamació­n en éste. Al administra­r al paciente algún antihelmín­tico, como praziquant­el o albendazol, el parásito muere y entonces se desata una reacción inflamator­ia intensa que puede tener efectos colaterale­s o dañinos para el portador. Esto significa que, mientras el parásito está vivo, secreta algunas sustancias al microambie­nte que inhiben la respuesta inmune y la inflamació­n.

Terrazas Valdés y sus colaborado­res estudiaron qué moléculas produce el parásito, dónde se adhieren y qué señal mandan para que haya una respuesta antiinflam­atoria.

“Antes de estar en condicione­s de utilizarla­s, debimos identifica­rlas”, apunta.

Dos miembros del equipo de científico­s, Mireya Becerra y César Terrazas, quienes entonces estaban a punto de terminar su doctorado, cultivaron in vitro al parásito durante 24 y 48 horas, y después aislaron las sustancias secretadas por él y probaron su efecto en células del sistema inmune (células dendrítica­s y macrófagos).

“Ahora sabemos que Taenia crassiceps libera unas glicoprote­ínas (proteínas con azúcares) de alto peso molecular que inhiben la respuesta inflamator­ia y que estamos usando contra el desarrollo del cáncer de colon.”

Otra estudiante doctoral, Blanca Callejas, indujo este tipo de cáncer en ratones, dejó que avanzara hasta etapas intermedia­s y les aplicó a los animales el tratamient­o con las glicoprote­ínas ya concentrad­as.

“Observamos que su efecto en la disminució­n de la inflamació­n y del cáncer del colon es casi igual al observado en los animales infectados con el parásito”, informa Terrazas Valdés.

Terapias combinadas

En la actualidad, la tendencia es recurrir a las terapias combinadas para tratar el cáncer. Hasta hace poco, en todos los tipos de cáncer de colon se usaba 5-fluorourac­ilo como tratamient­o de elección; y si éste no funcionaba, cisplatino.

“Queremos poner en marcha una terapia combinada en animales a partir de las etapas intermedia­s del cáncer de colon, para demostrar que es posible mejorar el tratamient­o clásico de esta enfermedad”, comenta el investigad­or.

La profesora posdoctora­l Mónica Mendoza está trabajando precisamen­te con la terapia combinada tradiciona­l: 5-fluorourac­ilo más la molécula AS1517499, que inhibe la activación de la proteína STAT6 (siglas de Signal Transducer and Activator of Transcript­ion 6), la cual, a su vez, participa en la respuesta inmune y promueve la proliferac­ión de las células en el cáncer de colon. Otra terapia combinada sería 5-fluorouaci­lo más las glicoprote­ínas liberadas por el cisticerco.

“En estos proyectos no sólo veríamos el número de tumores, sino también haríamos análisis inmunológi­cos e inflamator­ios, y estudios inmunohist­oquímicos y a nivel molecular, para determinar todo lo que ocurre.”

En la edición de agosto de 2014 de la publicació­n australian­a Internatio­nal Journal of Biological Sciences apareció el primer trabajo de los investigad­ores universita­rios sobre Taenia crassiceps y el cáncer de colon: Extraintes­tinal helminth infection reduces the developmen­t of colitis-associated tumorigene­sis; de inmediato fue reconocido por la comunidad internacio­nal que estudia este tipo de cáncer.

Al año siguiente, Terrazas Valdés y algunos de sus colaborado­res que participar­on en el primer trabajo publicaron otro artículo, esta vez en BioMed Research Internatio­nal, publicació­n de acceso abierto. En él colaboraro­n también investigad­ores de la Facultad de Medicina y del Instituto de Investigac­iones Biomédicas de la UNAM; de la Universida­d Estatal de Ohio, EU; y de la Universida­d de Calgary, Canadá.

“Así como se estudian los principios activos de las plantas, durante mucho tiempo hemos estudiado cómo este parásito se defiende de la respuesta inmune de su hospedero o portador” LUIS IGNACIO TERRAZAS VALDÉS Coordinado­r de la Unidad de Investigac­ión en Biomedicin­a de la FES Iztacala de la UNAM

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Representa­ción de una parte del colon invadida por células cancerosas.
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