Aunque serenos, los azulcrema son conscientes de que fallan a la hora buena
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El penalti se inventó para castigar a un equipo, pero el que sufre es el portero, quien —regularmente— carga con los pecados de sus compañeros y pararse como condenado a fusilamiento.
Pero ¿qué sucede cuando el castigado es el tirador? ¿Qué sucede cuando el victimario resulta la víctima? Hay que preguntarle a Roger Martínez.
El colombiano tuvo antenoche la gloria en sus pies. Con el juego empatado a uno, Luis Enrique Santander marcó un penalti en favor del América. Todos esperaban para festejarlo, pero el delantero lo falló.
Una mancha más al tigre, porque en el América han sufrido con los penaltis.
“Es algo que históricamente nos afecta”, reconoció Bruno Valdez, defensa de las Águilas, quien —junto con el resto de su equipo— vio cómo la posible ventaja para el juego de vuelta contra los universitarios se hizo humo.
“Pero estamos tranquilos, aunque conscientes de qué es en lo que fallamos”, agrega.
Los penaltis han sido una malaria para el América. Con esta pena máxima marcada en la ida de los cuartos de final, sumaron seis en el Apertura 2018, de las que han fallado tres: Mateus Uribe (jornada 11) contra las Chivas, Cecilio Domínguez (fecha 17) frente al Veracruz y ahora Martínez. Tres de manera consecutiva. “No hay nada qué reclamar. Quien los falla es quien tiene el valor de pararse ahí y tirarlos”, presume el paraguayo.
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