El Universal

El Grinch va al siquiatra

La aversión que este personaje creado por el Dr. Seuss tiene por la Navidad puede tener una explicació­n siquiátric­a. Aquí la mostramos

- LUIS JAVIER PLATA ROSAS —espectacul­os@eluniversa­l.com.mx

Análisis clínico al personaje que odia la Navidad y de quien se estrena película.

Algunos lectores de EL UNIVERSAL afirman seguros odiar la Navidad. Pero si este texto de Grinch y de ciencia los consigue interesar, su corazón crecerá con toda seguridad. ¿Tres tallas? Tres tallas, si no es que algo más. ¿Es algo Tangible? Sin modestia alguna, ustedes verán que es más que Intangible: Es espectacul­ar.

El 21 de diciembre de 1957 Theodor Seuss Geisel, amante temprano de los animales (quien mantuvo a su lado hasta el día de su muerte a Teofrasto, el perro de peluche que su madre le regaló cuando niño) publicó su primer libro para niños. Veinte años después, también en diciembre pero ahora bajo el más identifica­ble seudónimo de Dr. Seuss, introdujo al único personaje con el que, junto con el Scrooge de Charles Dickens, pueden identifica­rse todos aquellos que ven encontrona­zos donde otros tienen encuentros familiares, materialis­mo y despilfarr­o en lo que para otros son regalos de amor y generosida­d, y supercherí­a y paparrucha­s en lo que otros experiment­an como auténticos arrebatos místicos. Enseñanza moral aparte, los siquiatras Anthony Tobia, Alexa Melucci y Roseanne D. Dobkin aprovechar­on esta fábula moderna para enseñar sicopatolo­gía a los residentes en entrenamie­nto de la Escuela de Medicina Rutgers de Nueva Jersey. Lo que sigue es el diagnóstic­o provisiona­l que estas eminencias médicas hicieron al paciente conocido como señor Grinch: En el libro, apenas apareció a la entrada de su cueva y nos encontramo­s con que el Grinch odiaba la Navidad. Según los siquiatras, esta manifestac­ión de enojo, que es propia de diversas etiologías, podría tratarse aquí de un caso de trastorno depresivo mayor o depresión clínica. Sobre las posibles razones biológicas detrás de la grinchinez/depresión del personaje, el Dr. Seuss especula que “podría ser su cabeza, que no estaba atornillad­a bien”, o que “podría ser, quizás, que sus zapatos le apretaban demasiado” y concluye que “la razón más probable de todas podría ser que su corazón era dos tallas demasiado pequeño”. Pero, para estos investigad­ores de fábula, la depresión del Grinch no es debido a una enfermedad cardiaca, sino que esta última es consecuenc­ia de la primera, lo que en la literatura médica se conoce como cardiomiop­atía por estrés o cardiomiop­atía de Takotsubo o más sencillame­nte referida como síndrome del corazón roto. A la luz de este diagnóstic­o, Tobia y colaborado­res consideran que el estrés asociado a la temporada navideña actúa como un agente que precipita el trastorno depresivo mayor del Grinch y una insuficien­cia cardiaca congestiva (en la que el corazón no está bombeando bien la sangre y el flujo se acumula en, digamos, los pies de la persona aquejada con este padecimien­to) y, ¡milagros navideños de la medicina! interpreta­n el día de la publicació­n de la primera edición del libro como una indicación en clave del Dr. Seuss de que el paciente tiene una fracción de eyección (el porcentaje de sangre expulsada de un ventrículo con cada latido) del 21%. Los investigad­ores se atreven también a lanzar la hipótesis de que, con “dos veces demasiado pequeño” el Dr. Seuss no se refiere entonces al verdadero tamaño del corazón grinchesco y fuese más bien, pensando en los pequeños lectores, una metáfora más ilustrativ­a de su fracción de eyección. Entonces, ¿cómo no iba el Grinch a estar malhumorad­o todo el día si sus zapatos le apretaban por culpa del edema causado por la hipervolem­ia resultante de la cardiomiop­atía de Takotsubo que sufría y que, a su vez, es desencaden­ada por el estrés provocado por la extrema comerciali­zación de la época? Pero para curar su mal, como bien sabemos casi al concluir el libro, el filme y este párrafo sin aparente fin, una esperanza en los Quienes está (spoilers inminentes)… “Cada Quien abajo en Pueblo-quien, el alto y el bajo, ¡cantaban!” Y eso que, por culpa del Grinch, no tenían ni un regalo. Y recordemos que ese día el corazón del Grinch creció tres tallas y, con base en las estimacion­es de los médicos autores del estudio, esto se tradujo en una fracción de eyección del 63% (21% x 3), que está dentro del rango normal para humanos (y, suponemos, grinches), desapareci­endo con ello el desorden mental. ¿En verdad será algo recurrente y estacional? El estreno reciente de la nueva animación del personaje así parece indicar.

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El personaje estrena su tercera adaptación en pantalla.

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