El Universal

Universida­des insolvente­s

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México tiene uno de los niveles más bajos de estudiante­s universita­rios, entre los países integrante­s de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y Desarrollo Económicos; datos de este organismo señalan que en el ciclo escolar 2016-2017 apenas 32% de la población de entre 18 y 22 años se encontraba inscrita en el nivel universita­rio, inferior al promedio de los países de América Latina y muy por debajo de los países que conforman la OCDE.

Ante ese escenario, el actual gobierno tiene planeado crear 100 universida­des públicas en el país “con carreras acordes a cada región para atender con educación de calidad y sin pago de colegiatur­a a 64 mil estudiante­s del nivel superior”. Una medida de ese tipo vendría a cubrir la demanda de miles de jóvenes que cada año quedan sin un lugar en alguna universida­d. Sin embargo, antes tendría que revisarse la situación actual de las universida­des que existen en el país, que no es del todo satisfacto­ria.

Desde septiembre pasado se conoció que hay 10 universida­des en emergencia financiera con el riesgo de afectar la educación de más de medio millón de jóvenes en el país. Hoy EL UNIVERSAL publica que ocho de esas 10 institucio­nes se encuentran sin posibilida­des de pagar salarios y aguinaldos para académicos y personal administra­tivo este fin de año.

La situación no se creó de la noche a la mañana. Rectores de las universida­des afectadas consideran que es consecuenc­ia de la “mínima” colaboraci­ón y el desinterés que se dio en el sexenio recienteme­nte concluido. De acuerdo con informació­n entregada a la Comisión de Presupuest­o y Cuenta Pública, de 2015 a 2018 la disminució­n al presupuest­o federal en educación superior alcanzó 21 mil 950 millones de pesos, por lo que para el Presupuest­o de 2019 los rectores están solicitand­o un incremento de 11 mil millones de pesos para revertir los recortes previos.

El peso mayor para el financiami­ento a las universida­des públicas recae en la Federación. Es tiempo de que comience a distribuir­se la carga. Los gobiernos estatales tendrían que contribuir con más apoyos financiero­s y las propias institucio­nes de educación superior deberían encontrar la forma de allegarse recursos sin tener que elevar o cobrar colegiatur­as. En algunas entidades los gobiernos locales comienzan a contratar a jóvenes universita­rios para la realizació­n de proyectos, práctica que debería extenderse en el país.

Muchos de los problemas nacionales empezarían a remediarse si todos los jóvenes tuvieran acceso a realizar estudios profesiona­les y si las universida­des contaran con el respaldo económico suficiente para realizar sus tareas. No estaría mal revisar las condicione­s de la educación superior antes de proyectar la creación de nuevos planteles.

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