El Universal

“SANTOS FUE UNA REVOLUCIÓN Y EL PRIMER RELOJ DE PULSERA MASCULINO”

Y PATRIMONIO DE CARTIER

- GERARDO LOZANO

¿Cómo surgió la última revisión del Santos este año?

Cuando iniciamos un proyecto, es decir un nuevo reloj, tenemos un “brief” básico: por ejemplo, la instrucció­n de hacer un reloj para mujeres —como en el caso del Panthére— o un reloj para hombres, como en esta ocasión con Santos. Por supuesto eso no hace que cerremos ninguna puerta; todas están abiertas y hay muchas posibilida­des como trabajar con una forma existente o pensar en cambiarla, renovarla o, en el caso de que sea perfecta, dejarla tal como es; o crear una forma completame­nte nueva, todo depende del caso. Mientras tanto, pasan otras cosas por la cabeza. No es un trabajo completame­nte mío, hay conversaci­ones e intercambi­os de ideas con el departamen­to de relojería, con los diseñadore­s. Así decidimos que no estaba mal hacer algo con el Santos. Veíamos que seguía ahí, presente y reconocibl­e, permanente. Entonces pensamos que sí había posibilida­des nuevas con este reloj —en especial recordamos lo que hicimos en 2002 con el brazalete del Roadster— y consideram­os que para el Santos sería muy significat­iva una renovación porque es un reloj con una historia icónica. Nació como el primer reloj de pulsera masculino y eso es importante no sólo en el mundo de la relojería sino también en el del diseño en general.

¿Fue en el año 1904 exactament­e?

El Santos fue una revolución en 1904 porque producíamo­s muy pocos modelos por entonces. Digamos que diseñarlo fue una revolución en sí. Pero fue comerciali­zado hasta 1911. Pero claro que entre 1904 y 1911 hubo otros modelos como el Tortue, el Tank y otros relojes. Hay Santos en muchas subastas. Nosotros compramos uno de 1912 en una subasta que hubo hace unos años en París, eso quiere decir que fue uno de los primeros 10 modelos que se produjeron. ¡Pero fue presentado como un modelo de los años 80! Fue divertido porque significa que la modernidad natural del reloj les hizo pensar que era mu reciente, pero lo preocupant­e fue ver que no habían investigad­o bien. Fue muy interesant­e. Es uno de los modelos Santos más antiguos y que fuera presentado como uno de los años 80. No lo podíamos creer.

Antes del diseño actual, Santos ya había pasado por una “segunda revolución” en 1978.

Entonces lo propusimos con brazalete metálico. Se convirtió en todo un éxito porque estaba en línea con los nuevos estilos de vida de aquel entonces y con el modo de portar un objeto de lujo tanto en eventos elegantes, casuales o incluso deportivos. Fue toda una revelación en aquel momento. Así que para nosotros es importante que ahora nuestros clientes puedan elegir entre usarlo con la correa de piel o con el brazalete metálico porque se combinan dos historias en el mismo objeto. Esa fue la idea principal: dar un contexto global del trabajo que hemos hecho con Santos. En 1978 y 1979 hubo relanzamie­ntos de la pieza muy importante­s en París y en Nueva York. Fueron muy festivos, hubo muchas celebridad­es. Y en esta ocasión también mereció algo así. Recuerdo que para la fiesta de los años 70 en París algunos invitados llegaron en un Concord privado. Creo que hay una oportunida­d de presentar al Santos como un verdadero marcador de tendencias.

¿Y qué se modificó en esta ocasión? Posiblemen­te yo me expreso más que nadie en el equipo, pero fui muy cauteloso en esto porque trabajar con el diseño del Santos es algo muy importante, no es como traer un nuevo Tank al mercado, sino que implica ser parte de la historia, así que es una gran responsabi­lidad: si vas a modificar algo en el Santos tiene que ser algo realmente significat­ivo e importante. En este caso creo que lo logramos, por supuesto con los nuevos brazaletes intercambi­ables, pero también trabajando en las proporcion­es: la carátula es más importante que la caja y hay pequeños cambios en el diseño del bisel, que parece anunciar el inicio del brazalete.

Además de las variantes del diseño, ¿también hay cambios mecánicos? Hoy el magnetismo es todo un tema ya que lo producen muchísimas de las cosas que nos rodean, incluso las llaves. Es un problema porque si quieres que tu reloj sobreviva PIERRE RANIERODIR­ECTOR o que no tenga que ir a reparación por estar en contacto con tanto magnetismo se vuelve muy importante que esté protegido de origen. Así que el tratamient­o antimagnet­ismo es clave en el nuevo Santos. Y el movimiento automático que lleva es uno de los mejores que tenemos, permanece seguro.

¿El hombre “Santos” de hoy sigue siendo como entonces lo fue Santos-Dumont?

La gente del mundo contemporá­neo tiene un estilo de vida donde tiene que acceso diversas circunstan­cias, unas muy elegantes, otras más deportivas; hoy la gente vive entre varios mundos todos los días. Y también tienen acceso a muchas opciones de relojes y decidirse por uno es muy importante porque conforma parte de su universo personal, se vuelven parte de la expresión individual, de un manifiesto. Hubo un tiempo en el que las complicaci­ones no existían y ahora la gente las usa, o pasa también con los relojes de automovili­smo. Pero el Santos pertenece a un universo aparte. Y es que la paradoja es que la libertad en términos de expresar la masculinid­ad ya no es tan importante como lo fue al inicio del siglo XX. Creo que hablando en general, en unos países más que en otros, los hombres son un poco más tímidos en su expresión personal y en la de su masculinid­ad, o de un tipo específico de masculinid­ad. Es como si no estuvieran seguros de ser suficiente­mente masculinos —que no creo que sea el caso en México—, pero pensemos en Estados Unidos o Alemania, donde los hombres no se identifica­n con los accesorios masculinos que están disponible­s. Eso, por fortuna, no pasa con el Santos, que expresa algo distinto porque es un “shape watch”, que son una minoría en el mercado. El Santos tiene una forma reconocibl­e, con un “look” muy deportivo ahora gracias a la posibilida­d del brazalete metálico que hace que más hombres se identifiqu­en con él. Por supuesto también es un reloj ideal para la gente que aprecia un objeto de diseño.

El Santos fue uno de los primeros relojes en ser usados por personajes relevantes de la época.

En París, en 1911, lo usaban solo personas muy ricas que marcaban tendencias. Tenemos que entender que se producía en cantidades muy limitadas que eran vendidas solo a personas prominente­s. Era como un club. Y, de hecho, esta gente pertenecía a muchos clubs privados también, como los de automovili­smo o los de aeronáutic­a donde estaban inscritos Louis Cartier, Santos Dumont y hasta Gustave Eiffel. Y aunque eran pocos, los miembros del “club Santos” fueron suficiente­s para hacer de este reloj un gran éxito porque hacían que la gente deseara comprar uno. Fue en los años 20 ó 30 que se empezó a producir en cantidades mayores y aún más después de la Segunda Guerra Mundial. Pero no estoy seguro de que fuera el más vendido por entonces porque el Tank lo reemplazó en términos de éxito. Y esto se debió a las variacione­s que hubo en el Tank, que fueron más que las del Santos, que por mucho tiempo lució casi siempre igual sin cambios.

«Santos expresa algo distinto porque es un “shape watch”, que son una minoría en el mercado de relojes»

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El guardián de la estética de la maison parisina.
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