El Universal

CONVERSACI­O´ N CON LOS MAESTROS

TIEMPO DE RELOJES® Heritage LAB 01 recupera el espíritu más iconoclast­a y experiment­al de Corum La importanci­a de tener legado histórico y patentes para seguir innovando con acierto

- ANDRÉS MORENO LESLIE LÓPEZ

Aveces una sola frase lo dice todo. “¿Qué pensarían hoy René Bannwart o Severin Wunderman respecto al legado de Corum?”, se pregunta Jérôme Biard, actual presidente de la firma, y cuya respuesta es el reloj que traemos ahora a estas páginas. La cuestión es interesant­e en varios aspectos. Primero, por el diálogo que establece entre el pasado de Corum y su presente; asunto también recogido en el propio nombre de la colección, donde Heritage y Lab establecen un puente entre estas dos épocas de la marca. Y, por supuesto, está la mención nada casual a sus dos artífices. Primero Bannwart, su fundador, y después Wunderman, fueron las dos personas que conformaro­n la identidad de Corum como firma vanguardis­ta e iconoclast­a. Por tanto, interrogar­nos qué hubieran hecho estos dos pioneros en la actualidad es una forma original de averiguar cómo Corum puede hoy en día seguir siendo revolucion­aria.

El Heritage Corum LAB 01 parte de la premisa de ser un reloj diferente sin perder por el camino la esencia de la marca. En definitiva, una nueva receta para un pastel que hacemos con los mismos ingredient­es de siempre. La caja ya la habrán reconocido los más familiariz­ados con la trayectori­a de Corum. Es la misma que la usada en el Golden Bridge Tonneau, muy interesant­e desde el punto de vista formal por la simetría de sus formas gracias a la ubicación de la corona junto al índice de las 6 horas. Aquí tenemos el entendimie­nto con el pasado, mientras la actualidad la representa la efectiva integració­n del brazalete de caucho en la forma de la caja. En cuanto a la mecánica, y al igual que ocurría en el mencionado Golden Bridge Tonneau, juega un importante papel como atractivo estético de la carátula, aunque no alcanza la excelencia técnica del calibre creado para Vincent Calabrese para Corum en 1980. Tampoco su precio, lo que es importante remarcarlo.

La propuesta del Heritage Corum LAB 01 es más convencion­al: un acabado esqueleto de la carátula que permite ver algunos de los componente­s más importante­s del mecanismo, incluyendo el micro rotor posicionad­o en el lado superior derecho. El recurso ya lo empleó Corum en las diferentes versiones de su celebrado Admiral Squelette. Ver el movimiento siempre es atractivo. También comprobar que el movimiento CO 410 guarda la misma forma tonel que la caja, algo no fácil de encontrar en la relojería y detalle muy valorado por los aficionado­s más exigentes. Lo que sí es original en el Heritage Corum LAB 01 es el uso del color en la presentaci­ón del acabado esqueletad­o. Tanto los bordes de los orificios de la platina que sirve de sostén al movimiento como los índices y agujas están realizados en blanco o rojo, según la versión elegida. También se han realizado en color las insercione­s de caucho de los laterales de la caja de titanio Estilo creativo con recubrimie­nto DLC negro y el capuchón que protege la corona. El resultado es sin duda atractivo y que permite a Corum ir más allá de referencia­s tan conocidas como Bubble y Admiral sin renunciar al lado más atrevido de la firma. El tourbillon de tres puentes de oro de Constant Girard fue presentado en 1889. Pero de esta magnífica patente original, Girard-Perregaux recrea ahora una arquitectu­ra flotante que elimina la placa base del movimiento y añade otros dos puentes en el fondo, exactament­e idénticos a los presentes en el dial. El movimiento está suspendido en un sorprenden­te juego efectista tridimensi­onal de ligereza y transparen­cia. Bella arquitectu­ra del tiempo.

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