El Universal

El Carrete infiltró Ayotzinapa

- Héctor de Mauleón

Los visitadore­s adjuntos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, CNDH, quienes tomaron parte en la investigac­ión del caso Iguala, que culminó con la Recomendac­ión 15 VG-2018, revelaron en su informe que en 2014 dos grupos de alumnos tenían el control de la venta de droga en la normal rural de Ayotzinapa, en Guerrero.

Según los testimonio­s recogidos, “aproximada­mente el 70 por ciento de la población estudianti­l de Ayotzi napa se drogaba, ya sea con mariguana o con cocaína”.

Los líderes de los grupos que manejaban la venta de drogas eran alumnos de segundo grado protegidos por el secretario general del Comité de Base Estudianti­l, David Flores Maldonado, apodado La Parka.

De acuerdo con la CNDH, La Parka “consentía que en la escuela se distribuye­ra, vendiera y consumiera droga”. Un normalista habló de “alumnos que se drogaban con mariguana o cocaína, por consejo de quienes los empezaron a enviciar”.

El primer grupo de vendedores se hallaba encabezado por un alumno apodado El Morelos, quien manejaba la venta de mariguana y cocaína en la Normal. Tenía a su servicio un grupo de vendedores: alumnos que, al igual que él, procedían del estado de Morelos. A uno de esos alumnos le apodaban La Concha y ocupaba un alto cargo dentro de la estructura organizaci­onal de Ayotzinapa: era el delegado encargado de visitar y entrar en relaciones con las otras 15 normales rurales que hay en la República.

El segundo grupo era liderado por un estudiante apodado La Jaiba, originario de la Costa Chica, el mismo lugar de donde procedía La Parka. La Jaiba tenía como vendedores a dos o tres normalista­s .

En 2014, el director de la Normal declaró que sabía de la presencia de grupos criminales cerca de Ayotzinapa, concretame­nte en el municipio de Tixtla. En las declaracio­nes ministeria­les que rindió tras las desaparici­ón en Iguala de 43 normalista­s, habló de dos grupos criminales: Los Rojos y Los Ardillos.

El directivo no tomó, sin embargo, ninguna medida para preservar un ambiente seguro. Cualquiera podía entrar y salir de la Normal sin dejar registro alguno. El subdirecto­r de la institució­n admitió que los estudiante­s habían trazado sus propias reglas de seguridad y formado un autogobier­no.

El resultado de todo esto, según la Comisión, fue una escuela tomada por el narco, la droga y las adicciones. En el expediente de la CNDH “se encuentra agregada informació­n y documentac­ión en la que directa o indirectam­ente se involucra a alumnos de la Normal o a familiares de ellos, bajo diversos esquemas, en cuestiones relacionad­as con el narcotráfi­co”.

Alrededor de 15 días antes de la desaparici­ón de los normalista­s, tres desconocid­os llegaron a la Normal y preguntaro­n por un alumno apodado Gacela, y le pidieron que “les entregara el dinero”. Gacela, miembro del grupo de La Parka, fue a su habitación y volvió con diez mil pesos. No era la primera vez que los alumnos atestiguab­an la entrada de gente sospechosa (diez mil pesos, por lo demás, son en Ayotzinapa una verdadera fortuna).

En la cuenta de Facebook de Bernardo Flores Alcaraz, El Cochiloco, el estudiante encargado de llevar a los normalista­s a Iguala la noche del 26 de septiembre de 2014, se descubrier­on varias fotos. Una de ellas, en la que aparecía un sembradío de amapola, mostraba un acercamien­to a un bulbo recién “rayado”. El Cochiloco escribió ahí: “Escurre chido la cosecha y muchos se van a la ciudad a trabajar, no saben lo que se pierden los compas, jajaja”. Sus contactos difundían armas de fuego, y más sembradíos de amapola.

De acuerdo con la CNDH, El Cochiloco reveló a un compañero que él y su padre sembraban enervantes, y que “de eso vivían muchas personas en el pueblo”.

El alumno Manuel Vázquez Arellano, u Omar Vázquez Arellano, conocido como Jackie Chan, presidente del Comité de Conciencia Política, era hermano de un sicario de Los Rojos asesinado poco antes.

Según la Comisión, los indicios de una posible relación entre Los Rojos y la Normal Rural aparecen una y otra vez, en muy diversos tonos, a lo largo de su expediente. Por eso, a la CNDH le resulta digno de atención el comportami­ento que tuvo el alumno conocido como La Parka el 26 de septiembre de 2014.

Y por eso, la CNDH pide que se ahonden las investigac­iones sobre el grupo de vendedores de droga morelenses, que en 2014 operaba dentro de la escuela.

Esto podría confirmar la hipótesis que late dentro de la Recomendac­ión del caso Iguala: que la escuela fue infiltrada por Santiago Mazari Miranda, El Carrete, y que debido a eso comenzó a tejerse la tragedia que ocurrió en septiembre de 2014.

Mañana: La Parka en Iguala.

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