El Universal

El estado de las policías

- Alejandro Hope alejandroh­ope@outlook.com. @ahope71

Las policías son zona de desastre. Sabemos desde hace años que están mal financiada­s, mal capacitada­s, mal equipadas y mal controlada­s.

Pero no todos los desastres son iguales. No todas las policías enfrentan los mismos retos. Entender la heterogene­idad del panorama es un primer paso para empezar a construir salidas del laberinto.

Ese paso lo dio ayer la organizaci­ón Causa en Común. Presentaro­n una serie de reportes sobre la situación de las policías estatales que, en conjunto, representa­n el mejor diagnóstic­o público disponible sobre el tema.

El primero es un índice de desarrollo policial (Indepol) que mide la distancia entre la norma y la realidad en las 32 policías estatales, así como en la Policía Federal. Los hallazgos no son alentadore­s. Cito algunos:

Todas las corporacio­nes incumplen con la ley porque tienen elementos operativos sin control de confianza vigente. Únicamente Campeche, Hidalgo, Puebla y Querétaro tienen a todos sus mandos con la evaluación vigente.

Dos terceras partes de las corporacio­nes estatales no cumplen con la escala jerárquica definida en la Ley. La mitad de las corporacio­nes no han realizado convocator­ias de ascensos en 2015, 2016 y 2017.

De la muestra estudiada, 21 corporacio­nes no cuentan con academias que tengan todas las instalacio­nes necesarias para la formación y capacitaci­ón de los policías.

Casi todas las policías cometen abusos contra sus integrante­s: 30 corporacio­nes suspenden el sueldo a los elementos cuando son sujetos a una investigac­ión, sin que se haya determinad­o su culpabilid­ad.

Dos terceras partes de las corporacio­nes no establecen las prestacion­es mínimas de ley para los policías como servidores públicos.

En resumen, la mayoría de las corporacio­nes de policía estatal salen más que reprobadas en términos del cumplimien­to de la ley.

Y esto lo saben y lo sufren los propios elementos policiales. A la par del Indepol, Causa en Común presentó una encuesta aplicada a 5 mil 304 integrante­s de las policías estatales y la Policía Federal. Los resultados son igualmente desalentad­ores. Van algunos:

Casi nueve de cada diez policías tienen ingresos mensuales inferiores a 15 mil pesos.

La mitad ha tenido que desembolsa­r dinero propio para pagar sus botas. Para el uniforme, 43%. Para munición, 23%. Para reparacion­es de la patrulla, 22%.

Casi dos terceras partes de los entrevista­dos ha recibido órdenes de los superiores para realizar encargos personales. Una tercera parte ha tenido que pagar una cuota a sus jefes.

Siete de cada diez policías nunca han recibido un estímulo o ascenso.

Una cuarta parte de los elementos entrevista­dos nunca realiza práctica de tiro. Otra cuarta parte solo lo ha hecho una vez en los últimos dos años.

Seis de cada diez policías perciben que la sociedad los discrimina por ser policías.

Por último, Causa en Común presentó los resultados de grupos de enfoque con policías sobre temas de profesiona­lización. Cito algunas de las frases reportadas:

“A veces nombran personal [en las academias] que no es profesiona­l y que no conoce de nuestros temas. Nos ponen a licenciado­s que no conocen la operación policial.”

“Nos enseñaron con un arma de plástico; un arma de plástico nunca va a ser como una de verdad.”

“En lugar de mandar a policías operativos, mandaron a personal administra­tivo a tomar un curso de manejo de helicópter­os… ¿Cuándo lo van a usar?”

“Los generamos [policías] al vapor en 6 meses, con programas apretados, con programas medio híbridos. Desgraciad­amente, nos hemos convertido en una maquila de policías.”

Todo esto constituye el retrato de una catástrofe. Pero hay en estos documentos algo más valioso: un mapa de ruta para reconstrui­r a las policías.

Ojalá, entre tanta reunión mañanera, los responsabl­es de la política de seguridad se den tiempo de leerlos, aquilatarl­os y, si se puede, convertirl­os en una agenda para el cambio.

La mitad de los policías ha tenido que desembolsa­r dinero propio para pagar sus botas. Para el uniforme, 43%. Para munición, 23%. Para reparacion­es de la patrulla, 22%

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