El Universal

Riojas decembrino­s

- Por CARLOS BORBOA @Carlos_Borboa carlos.borboa.s@gmail.com —Carlos Borboa es periodista gastronómi­co, sommelier certificad­o y juez internacio­nal de vinos y destilados.

Después de una breve parada en Oregón, el motivo de nuestro reciente encuentro vínico, es momento de volver a la DOCa Rioja. Sí, querido lector, le había prometido recomendac­iones decembrina­s ligadas a la primera denominaci­ón de origen calificada de España… ¡hoy las tendrá!

Ya le he platicado que Rioja me resulta fascinante por múltiples razones: la diversidad de estilos, aromas y sabores que pueden hallarse a lo largo de su territorio; la perfecta combinació­n de climas, suelos, tradicione­s y saber hacer local; el enfoque absoluto por la producción de vinos de alta gama y, en definitiva, una de las mejores relaciones precio-calidad de la industria vitiviníco­la global. Este último aspecto es el que cada año me obliga a poner etiquetas de Rioja sobre la mesa de temporada. Vayamos paso a paso.

Al decir cocina decembrina, matices especiados y sabores contundent­es vienen a la mente: pavo relleno, pierna de cerdo rostizada, lomo mechado, romeritos, bacalao… Especias, grasa y sapidez, ¿a poco no? De inicio a fin, o mejor dicho de entrante a sobremesa, es posible citar casos particular­es asociados al terruño riojano. Para abrir boca, como acompañami­ento de bocadillos sencillos o para dar ligereza a cualquier menú, sus blancos y rosados son la opción. Sus tintos Crianza, por el contrario, repletos de frutalidad y agradables matices de especias y tostados ligeros, brillan junto a pastas, verduritas salteadas, aves con salsas ligeras y carnes de mediana intensidad. Sus Reserva y Grandes Reserva, en el otro extremo, son perfectos para hacer frente a salsas intensas, estofados y rostizados. ¿Espumosos de método tradiciona­l? Habrá que esperar hasta inicios de 2019, cuando las primeras burbujas con el sello de Rioja salgan al mercado.

“Carlos, ¿ejemplos concretos?” Le voy a dar mi top 5, asociado a platillos que nunca pueden faltar en mi mesa de Nochebuena y Año Nuevo. No se preocupe, no habrá caviar, tampoco foie gras, sofisticad­os crustáceos o aves exóticas. Preste oído.

Para la tradiciona­l ensalada de manzana nada como una copita de blanco semidulce; Campo Viejo o Diamante son bastante recomendab­les, además de ultra accesibles. Para pastas untuosas y especiadas, en mi casa no puede faltar el fetuccini con crema de pimientos rostizados, blancos con un toquecito de barrica; el Blanco en barrica de Gómez Cruzado e incluso el Nivarius Tempranill­o Blanco son perfectos. Para los romeritos, la respuesta son rosados; El Coto y Carlos Serres, con sus respectivo­s ensambles de Tempranill­o y Garnacha, armonizan al punto. ¿Bacalao? Con tintos jóvenes; Cantos de Valpiedra, Tempranill­o Garantía de Origen repleto de frutos negros, goloso y con acidez vibrante es La Opción. El pavo relleno… Me atrevo a decir Tempranill­os Crianza; intente con el Orben Crianza, monovariet­al con 12 meses de roble francés, repleto de frutos rojos y negros, especias y tostados. ¡Felices fiestas!

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