¡Adiós 2018!
High On Fashion
Ahora sí: la última y nos vamos. Con esta entrega cierro mis columnas para el suplemento en 2018. Pero no se pongan tristes porque nos leeremos en 2019, y seguro tendré mil cosas que contarles de mis aventuras de fin de año. ¡Vaya que este 2018 ha sido un gran año lleno de sorpresas! Como todo en la vida hemos experimentado cosas muy lindas y también momentos de incertidumbre, pero no seamos fatalistas. Pensemos que fue un gran año, celebremos lo increíble y aprendamos de lo “no tan maravilloso”. Los claroscuros siempre nos llevan a valorar las vivencias, a hacernos fuertes y a evolucionar. A mí me emociona mucho el 2019. Aunque muchos estén renuentes por todos los cambios que se avecinan, yo pienso que, a pesar de la turbulencia que se vislumbra, siempre surgen cosas magníficas de las “revoluciones”: crecemos y damos el siguiente paso hacia algo mejor. Debemos ser positivos para que lo que anhelamos suceda. Visualicemos nuestros sueños y trabajemos para concretarlos, marquemos metas y hagamos lo posible para cumplirlas.
En la moda, este año fue muy trascendental. Estamos en una etapa de transformación. Y, aunque seamos de distintas generaciones, estamos en ese momento de ruptura y replanteamiento, y eso nos une sin importar edades, nacionalidades, profesiones y preferencias. Me da gusto ver una industria de la moda más inclusiva y diversa, con una apertura importante, aunque siento que aún hay mucho por hacer. Veo la diferencia de hace cinco años. Me da paz saber que los “estándares” de belleza cambian y que las nuevas generaciones crecerán en otra realidad. Me complace ver a creativos trazar nuevas alternativas que nos invitan a pensar que no solo existe una o dos posibilidades, sino que hoy el cielo es el límite, y lo más importante es que trabajando podemos concretar sueños.
Si me preguntan qué me gustaría que la industria y el mundo en general tuviera más presente en 2019, son los valores y la conciencia del aquí y el ahora. Creo que hemos perdido mucho del contacto humano y de la sensibilidad que la cercanía física nos aporta.
Ojo: no tengo nada en contra de las redes sociales. Al contrario, me parecen un gran aliado. Sin embargo, me encantaría que el próximo año nos enfocáramos más en el trato humano, en las experiencias, en vivirnos, sentirnos, palparnos, olernos… que no perdamos la intención de convivir en “la vida real” y que nos dejemos de tantas pretensiones de redes sociales. Que seamos más reales y auténticos, que hagamos las cosas por las razones correctas y no solo por “los likes”. Hay que conectarnos más como sociedad y, sobre todo, hay que transmitirlo a las generaciones más jóvenes para tener una verdadera evolución: esa sería mi carta a Santa.
Gracias por leerme este año, por estar pendientes, por mostrar interés en mi trabajo y por sus continuas retroalimentaciones. Me despido feliz, plena y dichosa. Disfruten sus vacaciones, abracen mucho y atesoren cada momento. Nos leemos pronto. Con cariño, Gina