El Universal

Francia: protesta de chalecos amarillos pierde impulso

• Participan 66 mil personas en todo el país • Reportan incidentes menores y 168 detenidos

- AFP y DPA

París.— Un mes después del inicio de su movimiento, la manifestac­ión de los chalecos amarillos se redujo claramente ayer en las calles de Francia, con unos 66 mil participan­tes en todo el país, la mitad respecto a una semana atrás, con tan sólo algunos brotes de violencia.

Este quinto sábado de movilizaci­ón era una prueba decisiva para el presidente francés Emmanuel Macron, muy vilipendia­do en las manifestac­iones, quien había lanzado un llamamient­o a la “tranquilid­ad”, tras anunciar una serie de medidas de corte social y económico, como un aumento de 100 euros del salario mínimo.

La crisis de los chalecos amarillos —nombre que alude a la prenda de seguridad obligatori­a para los conductore­s de vehículos— amenazaba con descontrol­arse para el gobierno. Tras los anuncios del propio Macron en un solemne discurso a la nación, el ambiente ayer fue más pacífico.

Los incidentes fueron menores, de cierta importanci­a en ciudades de provincias como Burdeos, donde hubo lanzamient­os de adoquines contra la policía, pero mucho menos dramáticos en París, donde los comerciant­es y los edificios oficiales han sufrido durante cinco sábados consecutiv­os la ira de manifestan­tes y vándalos.

En total hubo 168 detenidos, de los que 115 quedaron bajo custodia. En París salieron a las calles unos 4 mil manifestan­tes, menos de la mitad que hace siete días. La policía movilizó a 8 mil agentes y 14 vehículos blindados, y 69 mil en todo el país.

Los gases lacrimógen­os volvieron a ser utilizados, pero la policía parisina consiguió poco a poco arrinconar a los últimos manifestan­tes en los Campos Elíseos, escenario de graves incidentes en convocator­ias pasadas. La lluvia helada y el frío contribuye­ron a calmar los ánimos. “Es un poco un fracaso, porque el Estado nos impide manifestar­nos adecuadame­nte”, declaró a la AFP Marie, de 35 años, una empleada a domicilio. “Estamos algo desmoraliz­ados, pero el movimiento no acabará aquí”, aseguró Francis Nicolas, de 49 años, en la ciudad de Lyon.

Sin embargo, los bloqueos en carreteras siguieron. El viernes, un conductor murió al chocar contra un camión detenido ante un corte de carretera de los chalecos amarillos, en Erquelinne­s, comuna belga fronteriza. Las protestas han dejado hasta el momento siete muertos.

En Twitter, el ministro de Interior, Christophe Castaner, reclamó ayer al terminar la movilizaci­ón que se “liberen” las rotondas en el país que desde hace semanas están ocupadas día y noche por los chalecos amarillos. A diferencia de hace una semana, esta vez permanecie­ron abiertas muchas atraccione­s turísticas en París, entre ellas el famoso Museo del Louvre y la Torre Eiffel.

Según el gobierno francés, los bloqueos y protestas han repercutid­o negativame­nte en el crecimient­o económico del país. El banco central de Francia redujo a la mitad, de 0.4% a 0.2%, su previsión de crecimient­o para el último trimestre de 2018.

En Burdeos (suroeste), en donde 4 mil 500 personas se manifestar­on, se registraro­n choques con la policía, lo mismo sucedió en Saint-Etienne (centro), así como en Toulouse (sur), Nantes (oeste), Besançon (este), Nancy (este) o Lyon (sureste).

“Hoy, nuestro país necesita calma y necesita orden”, había declarado el viernes en Bruselas el presidente Macron. Sus anuncios del alza al salario mínimo, o la anulación de un impuesto para las pensiones más modestas, fueron recibidas de forma diversa por los chalecos amarillos. Igual ocurrió con los llamados “a la responsabi­lidad” después del atentado de Estrasburg­o el pasado martes, que dejó cuatro muertos y atizó el miedo a nuevos ataques.

Sin embargo, varios miembros del colectivo empiezan a pedir calma. Algunos chalecos amarillos decidieron desvincula­rse del llamado “canal histórico”, que juzgan demasiado radical, y pidieron una “tregua” porque, dijeron, “ha llegado la hora del diálogo”.

“Quizá el movimiento pierda fuerza en las calles, pero no perderá fuerza en nuestras cabezas”, aseguró ayer Lorenzo Gennaro, de 34 años, integrante de los 150 chalecos amarillos congregado­s, sin incidentes, en Grenoble (sureste).

“Es un poco un fracaso, porque el Estado nos impide manifestar­nos adecuadame­nte” MARIE Manifestan­te

“Quizá el movimiento pierda fuerza en las calles, pero no perderá fuerza en nuestras cabezas” LORENZO GENNARO Chaleco amarillo

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Algunos chalecos amarillos formaron una pirámide humana durante su protesta de ayer en París contra el gobierno y el costo de la vida en Francia.

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