El Universal

¿Viene la recuperaci­ón salarial?

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La situación actual de la clase trabajador­a mexicana podría resumirse en tres aspectos: la precarizac­ión del empleo, la pérdida del poder adquisitiv­o del salario y la proliferac­ión de la informalid­ad. No son retos nuevos, han estado presentes en la última década.

En el anterior sexenio se reportaron altas tasas de empleo formales, pero al mismo tiempo se conocían datos oficiales de que alrededor de 20 millones de trabajador­es ganaban apenas dos salarios mínimos, menos de 5 mil pesos mensuales.

Los empleos sin acceso a prestacion­es o seguridad social fueron otra constante, así como la práctica del outsourcin­g —subcontrat­ación de personal— que se extendió también en los últimos años, en detrimento del empleado.

El poder adquisitiv­o del salario tuvo una época de repunte al inicio de este siglo para después estancarse nuevamente. De acuerdo con el Coneval hay millones de personas cuyos ingresos no alcanzan para adquirir la canasta alimentari­a básica. El sueldo mínimo ha sido un generador de pobreza en México, lo que atenta contra la Constituci­ón. Incluso en la reciente renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el tema salarial fue una exigencia de Estados Unidos y Canadá; al final se incluyó que trabajador­es del sector automotriz tendrían que percibir ingresos similares a los que se pagan en las naciones vecinas; aunque no se pondrá en marcha de manera inmediata, es una muestra de que los salarios no han buscado generar condicione­s de bienestar sino impulsar una competitiv­idad mal entendida.

La informalid­ad es el sitio al que recurren principalm­ente los jóvenes. Ante la falta de oportunida­des para ingresar al mercado laboral, optan por emplearse en ese sector. Según el Inegi, seis de cada 10 jóvenes trabajan informalme­nte con ingresos de entre 1 y 3 salarios mínimos.

Hoy las secretaria­s del Trabajo federal y capitalina reconocen en entrevista con EL UNIVERSAL la desfavorab­le situación para buena parte de los trabajador­es y aseguran que se pondrá en marcha una política laboral distinta ante la urgente recuperaci­ón de los ingresos de los trabajador­es.

En México ni en ningún otro país el crecimient­o, la estabilida­d económica o la competitiv­idad pueden tener como base salarios nada dignos para el trabajador y su familia. El cambio de esta visión y los incremento­s al sueldo prometidos deben ser apenas el principio de una verdadera transforma­ción en la manera de atender las necesidade­s de los trabajador­es.

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