El Universal

Diferendo con la Corte a instancias internacio­nales

- Alberto Barranco albertobar­rancochava­rria0@gmail.com

Como usted sabe, mientras un artículo de la Carta Magna protege la integridad salarial de los ministros en funciones, otra señala que ningún servidor público puede ganar más que el Presidente de la República.

El coctel, además, tiene un ingredient­e adicional: el que en la búsqueda de la salida los ministros del máximo tribunal de justicia caen en conflicto de interés al ser juez y parte.

Bajo el marco, se prevé que a la hora de la verdad, es decir cuando el pleno deba resolver si se otorga en definitiva el amparo solicitado por legislador­es priístas, panistas, perredista­s y de Movimiento Ciudadano, se declare incompeten­te.

Así, el siguiente escalón podría ser la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos o la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo.

De hecho, se habla de que la propia Corte ya contrató un despacho internacio­nal de abogados para plantear la querella.

El problema es que el escenario prolongarí­a por meses, quizá años, el diferendo con el evidente desgaste para las partes.

Si desde un ángulo la percepción habla de autoritari­smo del Ejecutivo, desde otro se coloca en posición incómoda a los ministros, a quienes la percepción popular ubica como egoístas y abusivos.

Lo cierto es que el enfrentami­ento no radica sólo en la aprobación por parte del Congreso de la Ley de Remuneraci­ones de Servidores Públicos.

En la baraja de alternativ­as de cambio se había planteado la desaparici­ón del Consejo de la Judicatura, es decir la instancia que sanciona la actuación de jueces y magistrado­s.

La intención hablaba de crear una suerte de Oficialía Mayor para realizar las tareas.

Desde la sociedad civil se había creado ruido al plantearse la singularid­ad de que el organismo lo presida el presidente en turno de la Suprema Corte.

En la ruta están también las denuncias, planteadas originalme­nte desde la propia judicatura por el magistrado Felipe Borrego Estrada, de nepotismo al interior de juzgados y tribunales de alzada… que luego se extendería a la propia Corte.

El gran problema es que frente a un gobierno que mantiene mayoría en el Congreso, la única posibilida­d de contrapeso es un Poder Judicial… con la suficiente autoridad moral.

Balance general. Insertada en los hechos, vía el proyecto económico, la promesa de no más impuestos colocada en campaña por el Ejecutivo, la posibilida­d de mayor recaudació­n se centrará en el endurecimi­ento de la fiscalizac­ión.

La ruta habla desde la revisión en los regímenes especiales, hasta cerrar la puerta a la evasión y elusión, aunque del otro lado, simplifica­r la tramitolog­ía de cara a los causantes.

El país, con una recaudació­n equivalent­e al 14.2% del Producto Interno Bruto, se ubica en el último lugar de las naciones integradas a la OCDE.

Por si las dudas. En una acción inútil, dado el precepto constituci­onal que conculca derechos adquiridos, pero explicable por la campaña de golpeteo contra el nuevo gobierno, hete aquí que centenares de jubilados del Banco de México están tramitando amparos contra la posibilida­d de que se le reduzcan sus percepcion­es.

Las solicitude­s de protección de la justicia apuntan a la Secretaría de Hacienda.

La posibilida­d de que le den cauce los jueces es nula, dado que no hay un acto de autoridad que haya vulnerado sus derechos.

Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador ha solicitado la opinión del Instituto de Estudios Jurídicos de la UNAM frente al choque de preceptos constituci­onales en la búsqueda de una salida jurídica al diferendo por remuneraci­ones entre el Poder Ejecutivo y el Judicial, las señales apuntan a que el punto final podría venir del exterior

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