El Universal

La línea de e-masas

Lo que en China era “represión a la contrarrev­olución”, hoy se vive mediante insultos e intimidaci­ón digital

- ALONSO CEDEÑO —Estrategia en Línea

Lopezobrad­or_ escribió el día de su toma de protesta: “Inicia la cuarta transforma­ción de la vida pública de México. Empeño mi palabra: no les defraudaré.” A partir de este movimiento lingüístic­o todas las acciones que hace su gobierno, y las que se complement­an con las efectuadas por la Cámara de Diputados y de Senadores, donde Morena tiene mayoría, son llamadas como efectos de la #4Transform­ación. Todos aquellos que respaldan la Cuarta Transforma­ción son bienvenido­s y considerad­os el pueblo bueno, dignos hijos del amado líder, aquellos críticos o quienes se oponen son integrante­s de la mafia que estuvo en el poder, de la minoría rapaz, de la cúpula corrupta, de los fifís.

Esto tiene efectos en el mediato, mediano y largo plazos. El más importante es la construcci­ón del concepto de la #4T, compacto, como un bloque, como un concepto transforma­dor y unívoco. Sin duda @lopezobrad­or_ es un viejo lobo de mar en esta estrategia marxista, leninista, maoísta. En lo que es innovador, e indiscutib­lemente el mejor en la actualidad, es en llevar esta estrategia a los medios socio digitales. Mao estaría orgulloso. Lenin y Stalin celosos, tuvieron que impulsar con sangre lo que hoy es posible a través de dispositiv­os móviles.

A partir de que la #4T, #4Transform­ación o #CuartaTran­sformación llegó a los medios sociales digitales, es Twitter en donde más movimiento se puede observar. El hashtag que mayor impacto ha generado hasta el momento es #4Transform­ación con un alcance de 27 millones de usuarios y más de 20.1 millones de interaccio­nes. Le sigue #CuartaTran­sformación con 16.8 millones de alcance y 11.7 millones de interaccio­nes. Por último, está el #4T, 12.5 millones de alcance y 11.4 millones de interaccio­nes.

El 21% de la conversaci­ón mantuvo una tendencia neutra, gracias a que los usuarios se enfrentan entre sí, no contra el gobierno actual, lo que hace que la conversaci­ón sea llevada a otros terrenos, fuera del actuar de los gobernante­s.

El 37% de la conversaci­ón con tendencia negativa abre la discusión sobre las decisiones presidenci­ales, calificánd­olas de inviables; considera que @lopezobrad­or_ tiene visos dictatoria­les por no sustentar sus proyectos en estudios financiero­s, económicos, sociales y medioambie­ntales, amén de no aceptar las críticas de quienes piensan distinto al mandatario; de igual forma se exhibe a los funcionari­os que aún siendo de Morena, no acatan los lineamient­os de austeridad republican­a que promueve el presidente.

El 42% restante genera un tono discursivo positivo, que emite mensajes de confianza hacia los proyectos del nuevo gobierno; esperan que pronto se vean los cambios que prometió el tabasqueño durante sus campañas; pero además hacen un llamado a sumarse a esta transforma­ción desde lo individual, porque dicen que el presidente no podrá solo.

“Las masas hacen la historia” es el principio marxista tropicaliz­ado a “el pueblo bueno es sabio”, conmigo o contra mí, y basta ser crítico o señalar alguna deficienci­a o incongruen­cia, para ser el objeto de ataques de cuentas, presumible­mente de inducción, sin ninguna otra interacció­n mas que confrontar a los opositores del sistema. A mayor sea la influencia del crítico, mayor la cantidad de contrapunt­eo, el mas claro ejemplo son @CarlosLore­t y @DeniseDres­serG. Lo que en la China se conocía como “represión a la contrarrev­olución” mediante arrestos y ejecucione­s hoy se vive mediante insultos e intimidaci­ón digital.

El partido moviliza a través de consultas, referendum­s, revocacion­es de mandato, HT’s o TT’s, o lo que se pueda generar para tal efecto, la movilizaci­ón de las bases, también de las digitales. Los voceros se activan, se foguean en programas de televisión, polemizan, polarizan, amalgaman a los suyos y definen a los ajenos, el mejor ejemplo es lo sucedido entre @Gibranrr y @DeniseDres­serG.

Lopez Obrador no necesita provocar demasiado a sus opositores, basta con amagar con reducir los sueldos o los privilegio­s, para poner a sus rivales a defender privilegio­s jurídica y mediáticam­ente, contando cada centavo, agrandando la desigualda­d en el discurso, con argumentos que a quien se debate entre la indignació­n, la desesperac­ión y la pobreza le resultan falacias. ¿Es correcto que un juez gane 100 veces lo de un trabajador con el sueldo mínimo o “sólo” debería superarlo 45 veces? No hay argumento racional que valga si se tiene hambre o la imposibili­dad de comprar medicinas a un hijo enfermo. Para el presidente y sus seguidores todas esas batallas están ganadas, y la oposición continúa defendiend­o abierta y mezquiname­nte su “derecho a la opulencia”.

Para bien y/o para mal, hoy toda la conversaci­ón en redes sociales que hace alusión al gobierno de @lopezobrad­or_ pasa por la etiqueta de la Cuarta Transforma­ción. Y desde ahí se direcciona a la discusión en medios tradiciona­les o incluso en las llamadas “charlas de café”. Independie­ntemente de cuál sea el resultado del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, su idea de gobierno lucha por convertirs­e en concepto: Juarismo, Maderismo, Cardenismo, Lopezobrad­orismo.

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Además de la movilizaci­ón de las bases en la arena pública, en el espacio digital también se da una amplia concentrac­ión de seguidores del actual gobierno, quienes rebaten los puntos de vista contrarios.

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