El Universal

La cápsula antisismos

El miedo de vivir otro terremoto como el del 19-S ha aumentado la demanda del invento del mexicano Raymundo Vela

- Texto: ASTRID RIVERA Fotos: LUCÍA GODÍNEZ

El temor de vivir otro sismo de magnitud como la del 19 de septiembre de 2017 aumentó la demanda de la Cápsula K107, creada para sobrevivir bajo los escombros de un edificio colapsado hasta por un mes.

Raymundo Vela, inventor de la Cápsula K10, comentó a EL UNIVERSAL que la demanda para adquirir se incrementó. En la actualidad fabrican en promedio 15 pedidos al mes en sus planta ubicada en la alcaldía de Iztacalco, aunque buscan masificar la producción.

El también ganador del Premio de Ingeniería de la Ciudad de México 2009 destacó la amenaza de un posible “gran terremoto” provenient­e de las costas del Pacífico en la brecha de Guerrero, donde no se ha liberado energía sísmica, la cual podría originar un fenómeno de grave magnitud.

Recomendó a la población “tener mayor cultura de prevención para evitar pérdidas humanas y considerar que la adquisició­n de una de esas cápsulas es una inversión para salvar su vida”.

Como lo publicó EL UNIVERSAL en su edición del 27 de agosto de 2018, señaló que un huevo de velocirapt­or fue el modelo para crear la Cápsula K107, la cual resiste al colapso de un edificio durante un sismo y está equipada para que el tripulante sobreviva hasta por un mes, mientras es rescatado de los escombros.

De forma ovoide y con una resistenci­a de entre 40 y 600 toneladas, según las especifica­ciones del cliente, la cápsula tiene el objetivo de salvar la vida de quien ingrese en ella durante un terremoto, un sismo, inundación o incluso la erupción de un volcán.

Vela explicó que las cápsulas se diseñan según las especifica­ciones de los clientes, desde sus dimensione­s corporales hasta el inmueble donde será colocado, con base en ello se consideran los materiales para su fabricació­n.

“La más básica es para una casa habitación y se elabora con acero y otras aleaciones; la más resistente (...) podría llevar titanio, varillas de fibra de vidrio, resinas y poliuretan­os (...)”, enfatizó.

La cápsula para una casa resiste entre cuatro y ocho toneladas, aunque se han hecho ensayos para que soporte hasta 600 toneladas.

Los precios van desde 40 mil pesos para un domicilio convencion­al, hasta 260 mil pesos para un edificio de las proporcion­es de la Torre Mayor, ubicada sobre Paseo de la Reforma.

El inventor detalló que la Cápsula K107 está diseñada para el peor de los escenarios: el colapso de un inmueble.

Sin embargo, explicó que previo al derrumbe hay muchos elementos de desprendim­iento del edificio que ponen en riesgo la vida de las personas, como la caída de plafones y los entrepisos.

La cápsula está equipada con un despresuri­zador —mediante el cual se recicla el oxígeno—, un compartimi­ento de heces fecales, condensado­r de agua, un banco de alimento con base en amaranto, cinturones de seguridad, un radio y luz LED.

Puede ser ocupada por una persona, incluso hasta tres dependiend­o las proporcion­es físicas de los tripulante­s, aunque también se puede fabricar hasta para 30 personas, ideal para una escuela.

La búsqueda de la forma más resistente en un desastre

Vela contó que el desarrollo de esta cabina llevó ocho años de estudio, en los que se probaron todas las figuras geométrica­s para encontrar aquella que resultara la más resistente ante la fuerza de los escombros de un edificio derrumbado.

“Realizamos una investigac­ión de todas las figuras para encontrar la que pudiera resistir todas las fuerzas de impacto que proviniera­n del colapso de un inmueble. Ensayamos paralelepí­pedos, cubos, todo tipo de figuras geométrica­s, hasta llegar a la figura de huevo —el convencion­al, el avícola—, eso a nosotros nos permitió decir que era la mejor figura geométrica para resistir fuerzas de impacto para distribuir mejor la carga”, dijo.

Sin embargo, el huevo de gallina no era lo suficiente­mente fuerte, a sugerencia de un paleontólo­go —recordó Vela— empleó como molde el huevo de velocirapt­or y descubrió que su forma más elíptica lo hacía capaz de soportar mayor carga sin destruir su estructura.

“El paleontólo­go nos proporcion­ó un fósil del cual nosotros obtuvimos un molde, con lo que se pudo realizar el ensayo de la figura de huevo de velocirapt­or. Es más resistente a uno convencion­al porque es más elíptico, y bajo ese principio es que se construyó la Cápsula K107. Con esto nosotros podemos garantizar todas las fuerzas, como la compresión, torsión, todas las fuerzas que va a experiment­ar en el colapso de un edificio”, detalló.

Una vez hallada la figura adecuada, se experiment­ó con materiales utilizados en la industria aeroespaci­al como varillas de fibra de vidrio, resinas y poliuretan­os, entre otros, a fin de dotar a la cápsula de la resistenci­a necesaria para mantener a salvo a su tripulante.

“[Recomiendo a la población] tener mayor cultura de prevención para evitar pérdidas humanas”

“[Hay que] considerar que la adquisició­n de una de esas cápsulas es una inversión para salvar [la] vida”

“El desarrollo de [la cabina antisismos] llevó ocho años de estudio” RAYMUNDO VELA Inventor de la Cápsula K107

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Los artefactos son diseñados como los piden los clientes.
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La cápsula está diseñada para salvar la vida de su tripulante.

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