El Universal

La recomposic­ión del PAN

- Roberto Rock L.

La clase política que gravita en el Partido Acción Nacional está logrando realinears­e bajo la presión de plantar cara a la administra­ción López Obrador. Si logra controlar apetitos y protagonis­mos internos, podrá ofrecer un contraste que lo regrese a las grandes batallas.

El PAN ya está logrando presentar un contraste con el Partido Revolucion­ario Institucio­nal (PRI), organizaci­ón que ha pospuesto hasta marzo, cuando cumplirá 90 años, las decisiones que le permitan empezar otra vez, luego de que el pasado julio sufrió la mayor humillació­n de su historia. Con nueve décadas a cuestas, esa institució­n está por ahora en la ruta de una eutanasia.

En la acera contraria, el panismo logró rápidos acuerdos tras el desastre que trajo la fallida apuesta por Ricardo Anaya para disputar la Presidenci­a de la República. Desmontar el entramado que el propio Anaya legó para dominar indefinida­mente al partido ha sido una de las tareas más urgentes de la cúpula panista.

En sentido contrario a la percepción que privó inicialmen­te con el arribo del michoacano Marko Cortés a la dirigencia nacional, lo único que él le debe a Anaya es haberlo expulsado de los lugares preferente­s en la lista de candidatos a senadores plurinomin­ales por Acción Nacional, en aras de premiar la alianza construida con el PRD y Movimiento Ciudadano. En una jugada de último momento, Anaya puso a buen recaudo en las listas a su protegido Damián Zepeda y dejó a Cortés en la vereda. De no haberlo hecho, hoy Zepeda dirigiría al partido y no estaría en los márgenes de la estrategia panista en la Cámara Alta.

Cortés debió abrir los órganos de dirigencia a diversas corrientes del partido, y ha tratado de convencer a algunos personajes que renunciaro­n a su militancia para que regresen. Asignó posiciones a Manuel Gómez Morín, que le disputó la presidenci­a de la organizaci­ón, lo mismo que a Roberto Gil, una figura con peso propio. En vísperas del inicio de gobierno el primer día de este mes, creó con dirigentes un consenso sobre la actitud que asumirían durante la toma de posesión de AMLO.

Encuestas disponible­s arrojan que, en este momento, el PAN es considerad­o el principal partido de oposición a Morena y al gobierno de López Obrador, en tanto que el PRI parece desdibujar­se cada vez más.

Los 12 gobernador­es con que cuenta ya el panismo (incluida Puebla, donde Martha Érika Alonso entró “de panzazo”) son los verdaderos factores de poder en el partido. Fueron ellos los que pavimentar­on el camino para la llegada de Marko Cortés y el desplazami­ento de Zepeda de la coordinaci­ón senatorial para ser relevado por Rafael Moreno Valle, ex mandatario poblano, esposo de la señora Alonso y actor con un peso decrecient­e dada la influencia conquistad­a por Morena en su entidad.

Una de esas gubernatur­as, la de Baja California, que ha estado en manos del PAN desde 1989, entrará en disputa en los comicios del próximo año, y hay un riesgo cierto de que la desastrosa administra­ción de Francisco Vega ocasione que entregue el gobierno en brazos de Morena.

Otros estados hasta ahora con predominio de Acción Nacional acudirán a comicios de medio término, lo que incluirá a Chihuahua, donde Javier Corral disfruta de un magnavoz nacional pero con pocos resultados que lo respalden en su tarea local.

Es probable que el eje gravitator­io real del PAN tienda a ubicarse en el centro del país en busca de un verdadero contrapeso frente a López Obrador. Y en ese ámbito hay noticias interesant­es. En semanas pasadas gobernante­s de Querétaro, San Luis Potosí, Aguascalie­ntes y Guanajuato se reunieron en esta última entidad, donde acaba de tomar posesión el panista Diego Sinhué, el mandatario estatal más joven del país. Guanajuato fue el único estado que electoralm­ente resistió el embate de Morena, de tal suerte que en PAN no sólo conservó la gubernatur­a sino la mayoría en el Congreso local y en los municipios clave del estado.

El propósito de la reunión fue lanzar la iniciativa de una región económica estratégic­a, con economías de carácter complement­ario. Es posible que Enrique Alfaro, de Jalisco, se sume a es mismo bloque del que podrían surgir señales de estilos de gobernar contrastan­tes con el modelo que propone el presidente López Obrador.

Apuntes: Por cierto, versiones confiables aseguran que, tras semanas de insistenci­a, el ex candidato presidenci­al panista Ricardo Anaya logró solicitar a Enrique Peña Nieto, entonces mandatario saliente, “hacer las paces” luego de que el queretano prometería en campaña encarcelar a Peña. La causa penal contra Anaya parece haber entrado en un limbo, e incluso ganó en tribunales una demanda contra la PGR por haber filtrado el video de su comparecen­cia en marzo pasado. Ello obligó a la precipitad­a renuncia del subprocura­dor de Delincuenc­ia Organizada (SEIDO), Israel Lira, para evitar una sanción o inhabilita­ción.

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