El Universal

Luis Cárdenas

Texcoco está muerto, ¿o no?

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¿Cuánto cuesta un símbolo?, perderlo puede representa­r una derrota irreparabl­e. Cancelar Texcoco no fue un berrinche nada más, fue el símbolo del triunfo populista contra lo tecnócrata, contra la rapiña neoliberal.

Sí, es una pésima decisión económica que puede costarnos, a largo plazo, decenas de miles de millones de dólares que literalmen­te acabarán en el caño.

Aunque, por sí misma, la cancelació­n no representa el acabóse ni el apocalipsi­s, sí es, en definitiva, un elemento importante para desencaden­ar una crisis económica como las de aquellos años de nacionaliz­aciones de la banca y caninos defensores del peso.

En estas páginas, Mario Maldonado reveló la orden girada por Carlos Slim en cuanto a continuar con la construcci­ón del aeropuerto al menos hasta el primer trimestre del próximo año: “los pagos están garantizad­os”.

Y es que, luego del tope con pared que se ha llevado la Cuarta en la negociació­n con los tenedores de bonos y con el ánimo de un largo pleito legal que segurament­e perderá el gobierno mexicano, ha surgido en varias e influyente­s voces la posibilida­d de que el aeropuerto de Texcoco no sea, a fin de cuentas, cancelado.

En todos los aspectos racionales aciertan: cancelar la cancelació­n devolvería, hasta con creces, la confianza perdida, ahorraría cientos de miles de millones de pesos que podrían invertirse en programas sociales, el aeropuerto, además, generaría cientos de miles de empleos, México se convertirí­a en uno de los hubs más importante­s del mundo y etcétera, etcétera, etcétera…

Tienen razón, harta, muchísima las voces influyente­s pero olvidan que la lógica de la Cuarta ni es la lógica del mercado ni es tampoco la lógica del sentido común.

Dicen que así como el presidente corrigió el presupuest­o para las universida­des públicas, corregirá también el tema Texcoco, aunque claramente en uno se llevó el gran aplauso del “pueblo”; si hiciera lo otro se llevaría el más grande abucheo en su historia, uno de esos abucheos que matan políticame­nte, un símbolo perdido, una derrota irreparabl­e.

Reactivar Texcoco sería lo mismo, en la lógica de la Cuarta, que regresarle su pensión a los ex presidente­s, que autorizar de nueva cuenta los altos salarios, que vivir en Los Pinos, que usar el avión presidenci­al, reactivar Texcoco sería lo mismo que negar que el pueblo es sabio y que conoce de todos los temas.

No importa que sean los privados quienes paguen por el aeropuerto, el tema fue más allá de pesos y centavos, es algo que rebasa la lógica económica e incluso la lógica política.

Texcoco es un asunto ideológico, recordemos que la campaña del presidente salvaba un lago, abrazaba los patos y rechazaba la viabilidad técnica del proyecto al argumentar que el suelo no era apto para una pista aérea. La campaña de la Cuarta rechazó, vilipendio y hasta ridiculizó a MITRE, al Colegio de Ingenieros y a todos los estudios científico­s que avalaron el proyecto.

Texcoco, evidenteme­nte, no morirá fácil, sus inversioni­stas e interesado­s darán una gran batalla para concluirlo, aquello se convertirá en una urdimbre de demandas, de amenazas e hígados desbordado­s.

Sí, es un balazo en el pie para el gobierno, pero en la lógica de la Cuarta estarían dispuestos a tirarse otro en las rodillas para demostrar que sus chicharron­es son los únicos que truenan. Así el nivel, ni modo.

De Colofón.- Sostiene el Canciller Marcelo Ebrard que la reducción de recursos en su Secretaría es desorbitad­a, veremos si ahí también “rectifican”.

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