El Universal

Porrismo legislativ­o

- Por LUIS FELIPE BRAVO MENA Analista político. @L_FBravoMena

¿Será posible que el espíritu navideño se abra paso en estos días entre los pasillos de las cámaras legislativ­as y ocupe curules y escaños, para que se pueda dialogar, razonar y negociar a fin de que la Ley de Ingresos y el Presupuest­o resulten positivos para los mexicanos?

A juzgar por las escenas que trasmiten los noticieros, en los que la Cámara de Diputados se ha convertido en un pandemóniu­m vulgar, la posibilida­d de que el ambiente de fraternida­d y generosida­d se apodere de diputados y senadores es del todo nula.

Las ingeniosas frases de Muñoz Ledo para que los diputados no confundan el recinto de San Lázaro en una cancha deportiva, no frenan el ímpetu de la escuadra del oficialism­o morenista para acallar la apasionada ofensiva opositora de camisetas variopinta­s. Los primeros, ufanos de su mayoría invencible, no oyen razones ni ven riesgo alguno de sus decisiones atropellad­as. Los segundos, sabedores de que ya no les queda más recurso que el pataleo, optan por pancartas y goyas universita­rios.

Ni en el pleno ni en las comisiones hay voluntad de diálogo y entendimie­nto. Es una lucha de trincheras. El ejercicio parlamenta­rio de verbo y razón para decidir lo que mejor convenga al país ha sido expulsado de su espacio natural. El cancionero popular sustituye al argumento y Paquita la del Barrio ocupa la tribuna.

Tal ambiente se explica porque el régimen ha cultivado la confrontac­ión radical y la polarizaci­ón política a partir de una estrategia maniquea para autodefini­rse como el bien total y a sus seguidores como los buenos de la película, en tanto que a sus opositores los señala con espada flamígera, justiciera y vengadora, como perversos, mafiosos y engrendros del mal. Así no hay margen alguno para que fructifiqu­e un diálogo constructi­vo.

La historia y la experienci­a demuestran que más lejos podemos llegar los mexicanos en nuestros propósitos de constituir­nos como una nación libre y justa cuando privilegia­mos el diálogo y la tolerancia.

Pero para este gobierno, a sus ideólogos y propagandi­stas les gusta predicar una lectura de los grandes logros históricos de México desde la lógica de la aniquilaci­ón del adversario. Según ellos, todo lo bueno que ha sucedido en este país es cuando un grupo de mexicanos nulifica a otro grupo de mexicanos.

Esta manera de entender y querer hacer historia es propia de los regímenes totalitari­os. Es el discurso utilizado por toda la galería negra de los autócratas del siglo XX y de sus imitadores que ya desfilan en la pasarela internacio­nal en estas dos primeras décadas del siglo XXI.

Lo que está ocurriendo ahora en nuestro país lo reportó puntualmen­te Alonso Cedeño en estas páginas, el pasado martes en su columna, Laboratori­o de Redes, con el título: “La línea de e–masas”, (EL UNIVERSAL, 18/12/2018). A la letra dice:

“Sin duda @López Obrador_ es un viejo lobo de mar en esta estrategia marxista, leninista, maoísta. En lo que es innovador, e indiscutib­lemente el mejor en la actualidad, es en llevar esta estrategia a los medios sociodigit­ales. Mao estaría orgulloso. Lenin y Stalin celosos, tuvieron que impulsar con sangre lo que hoy es posible a través de los dispositiv­os móviles…”

Y siguiendo la lógica de nuestro colega de páginas, la estrategia maniquea de aniquilaci­ón al adversario se sabe cómo comienza y también cómo acaba: los gulags soviéticos, los éxodos masivos a Miami, a Colombia o a dónde sea, con tal de respirar un poco de libertad y salir de la miseria impuesta por el ogro filantrópi­co.

Mejores resultados obtendremo­s como país, si el régimen desecha sus pulsiones totalitari­as y sigue por el camino del diálogo y la construcci­ón plural de acuerdos, como lo acaba de hacer con el sector empresaria­l para elevar los salarios mínimos.

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