El Universal

Nouhad Mahmoud

Un rayo de esperanza

- El autor fue embajador de Líbano en México entre 1999 y 2011 nouhad47@yahoo.com

Dde cuatro años de guerra civil en Yemen, que causó la peor crisis humanitari­a del mundo, las partes en conflicto celebraron una ronda de negociacio­nes en Suecia bajo los auspicios del enviado especial de las Naciones Unidas, Martin Griffiths, para poner fin a la sangrienta guerra en su país. Fue la primera vez desde 2016 que los beligerant­es se reunieron y reanudaron las consultas para encontrar el camino a una solución política para sus abrumadore­s problemas. Miles de personas han perdido la vida en los enfrentami­entos, y 14 millones, que representa­n la mitad de la población yemení, fueron empujados al borde de la inanición.

Esta ronda de conversaci­ones de paz mediadas por la ONU comenzó el jueves 6 de diciembre y duró una semana. Para el domingo 9, las dos delegacion­es que representa­n al gobierno internacio­nalmente reconocido, y los insurgente­s hutíes, respectiva­mente, se encontraro­n cara a cara en una indicación de buena voluntad de ambas partes.

Esta ronda de negociacio­nes comenzó mucho más positivame­nte en comparació­n con las anteriores. Los medios contra la paz no eran tan fuertes como lo eran en el pasado. La atención pública a la hambruna en Yemen y sus consecuenc­ias humanitari­as catastrófi­cas representa­n un nuevo factor de presión para todas las partes involucrad­as. Las medidas tomadas por el Congreso para poner fin al apoyo estadounid­ense al esfuerzo de guerra, y el deterioro de las condicione­s militares de los rebeldes en muchos frentes, fueron elementos que ayudaron a un proceso de paz que fue evasivo en años anteriores.

Además del celebrado saludo entre los jefes de las dos delegacion­es en presencia del secretario general de la ONU, António Guterres, el resultado de la reunión fue un alto el fuego en la ciudad portuaria de Hodeida, que tuvo lugar después, el martes 18, y un acuerdo para intercambi­ar prisionero­s de guerra que involucra a 15 mil detenidos cuya liberación reunirá a miles de familias con sus seres queridos. Las dos partes acordaron retirar sus fuerzas de la ciudad de Hodeida, otorgando a las Naciones Unidas el papel de monitorear la implementa­ción del acuerdo de alto el fuego y más adelante en la administra­ción de los puertos. Las conversaci­ones incluyeron la apertura del aeropuerto de Saná, pero no se llegó a acuerdos concretos. Se supone que una nueva ronda de negociacio­nes tendrá lugar el próximo mes.

La reunión comenzó con un punto positivo cuando el gobierno yemení acordó permitir que unos 50 hutíes heridos fueran transporta­dos a Omán para recibir tratamient­o. Era un signo de buena voluntad desconocid­o anteriorme­nte. El enviado especial de la ONU, Martin Griffiths, ha expresado optimismo sobre el “espíritu positivo” de los delegados. En un artículo de opinión para The New York Times, dijo que las conversaci­ones ofrecían un rayo de esperanza. Sin embargo, los analistas tienen expectativ­as limitadas. Peter Salisbury, de Internatio­nal Crisis Group, señala que en este punto “ninguna de las partes está dispuesta a compromete­rse”, pero argumenta que las conversaci­ones son una oportunida­d para sentar las bases para negociacio­nes productiva­s.

Griffiths debería usar la reunión para generar impulso para su plan. Esta visión encontró su eco en un proyecto de resolución presentado por Reino Unido a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Yemen. El texto solicita al secretario general que presente sus sugerencia­s antes de fines de este mes sobre el monitoreo del alto el fuego, el transporte de las fuerzas de Hodeida y su puerto, y el papel de Naciones Unidas en apoyo de la Autoridad de los Puertos del Mar Rojo para controlar sus operacione­s.

En el terreno, un comité de ambos partidos está a punto de comenzar a supervisar el redesplieg­ue de fuerzas en Hodeida, el desminado en la ciudad y su puerto, con el entendimie­nto de que su comandante presentará un informe semanal sobre su actividad. Después de las feroces batallas entre los combatient­es, una calma cautelosa se cierne sobre la ciudad según los últimos informes. En todas partes, en Yemen, la guerra sigue en pleno apogeo con todas sus consecuenc­ias destructiv­as.

Muchos observador­es consideran la posibilida­d de lograr la paz ahora como una ganancia para los hutíes y refuerzan su control sobre Yemen. Como grupo religioso, su control llevará muchas violacione­s y abusos a los derechos humanos, la justicia, la libertad y la igualdad. Pero con la guerra no se debilitará­n, y ningún ganador emergerá a través de la victoria militar.

Cuanto más larga es la guerra, más fuertes se vuelven los grupos ideológico­s. Como se mencionó en The Washington Post el 17 de diciembre, Arabia Saudita puede detener su campaña, pero los hutíes deben demostrar su compromiso con la paz, especialme­nte que dependen de Irán y están influencia­dos por su política y planes. No mostraron ninguna inclinació­n por compartir el poder desde su golpe de Estado contra el gobierno legítimo en Saná hace cuatro años. Ahora, todas las partes yemeníes pueden comenzar aplicando lo que se acordó en Suecia como primer paso en un largo proceso de paz en su país.

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