Proyectos Perú y La Merced recuperan Centro Histórico
El Goloso Mestizo y El Círculo de Paz buscan acercar y empoderar a niños del primer cuadro de la Ciudad con talleres de cocina, arte y teatro
En la calle de Perú número 88, la escuela gastronómica El Goloso Mestizo abrirá sus puertas para estudiantes, comensales y vecinos de La Lagunilla. Y en La Merced —número 25, de la calle Manzanares—, los niños del barrio aprenderán cocina y arte con actividades lúdicas, gastronómicas y culturales. Ambos proyectos, adscritos al Fideicomiso del Centro Histórico, buscan continuar con la rehabilitación del centro de la Ciudad de México en beneficio de visitantes y habitantes del lugar. La apertura oficial de estos proyectos será en enero próximo.
Mezcla gastronómica
El Goloso Mestizo es un proyecto creado por el chef Rodrigo Llanes, que, según sus palabras, describe al mexicano que inventa y gusta sus propias mezclas gastronómicas; por ejemplo, las conchas dulces rellenas de huevos con frijoles.
“Es el mexicano con ganas de probar cosas particulares para crear sabores únicos. Cualquiera de nosotros es un goloso mestizo al crear mezclas personales en la comida”, explica.
Su último proyecto, Menú de Moctezuma, aglutinó a un grupo de prestigiosos chefs que recrearon comida prehispánica con toques personales. En cambio, con su nuevo plan trabajará con emprendedores y niños.
“Mientras el chef cocina, los alumnos, con libreta en mano, toman nota y al final de la clase degustan lo preparado, comiendo en comunidad y con un sentido cultural. La intención es apropiarnos de algunas recetas de la gastronomía libanesa, china o coreana que llegaron a los barrios del centro”.
El edificio (antes utilizado con fines industriales y textiles) llegó al fideicomiso hace siete años, como resultado de un convenio. En 2014 comenzaron a trabajar el desarrollo de proyectos y capacitación empresarial y laboral, pero el sismo del año pasado retrasó la apertura.
El Goloso Mestizo pretende ser una incubadora de emprendedores gastronómicos: “Queremos que sea un laboratorio para que [los alumnos] aprendan a nadar antes de estar solos en el mar, guiarlos dentro de un mundo hostil e incomprendido, como es el de la comida”.
Para los niños de Manzanares 25, el enfoque culinario será otro: cocina básica lúdica para hijos de vecinos y trabajadores del barrio La Merced.
“A los chicos de tres a 11 años les gusta sentir lo que tocan, transformar lo que se comen y saborearlo por haberlo hecho ellos mismos. Por eso, aquí habrá cocina con horno y mesas de trabajo para hacer ensaladas, panes, pasteles, galletas y enseñar siembra de legumbres”.
Rodrigo Llanes —quien además es historiador— refiere: “La Merced es un punto de encuentro entre cocineros, para conseguir alimentos y adquirir utensilios de cocina específicos, mientras que en el resto del centro hay mercados, como el de San Juan, donde es común encontrar ingredientes complejos”.
Actividades para todos
El Círculo de Paz es una escuela que desde 2012
funciona, de manera modesta, en un callejón del centro de La Merced, en un espacio facilitado por los propios locatarios de la Plaza Roldán para los hijos de quienes viven y trabajan en este barrio.
Son ellos quienes ocuparán la casa de Manzanares 25, un inmueble del siglo XVI con valor histórico. El Fideicomiso del Centro Histórico informó que éste finalizará sus reparaciones en los próximos días para oficialmente transformarse en un centro cultural para niños.
Gitte Bog es parte del grupo de artistas que enseña en El Círculo de Paz: “La comunidad nos recibió con mucho respeto y cariño, haciéndonos sentir parte de ella. Estamos trabajando en el callejón dos veces por semana y tres en la plaza, para vincular a los niños con el arte y otros oficios, es parte de la reconfiguración del tejido social y prevención de la violencia”, precisa la artista danesa que reside en México.
“Enseño artes plásticas, como escultura tridimensional, y han venido también pintores. Recién hicimos un archivo sonoro de La Merced, los pequeños salieron a grabar todos los sonidos de su barrio, fue una experiencia interesante para ellos. También abrimos un taller de tejido para mamás y una pequeña cooperativa donde se pueden vender los productos que elaboran, como encuadernación y jabones caseros”, relata.
Además, dentro del grupo se creó otro de niños reporteros de la zona. EL UNIVERSAL tuvo oportunidad de platicar con tres de ellos. María Guadalupe, de 10 años, explica con timidez lo aprendido: “Nos enseñaron a respetar a los niños, a jugar con todos y compartir las cosas. Mis favoritas son las máscaras, porque me gusta trabajar con el cartón y la cartulina. Si no estuviera aquí no habría aprendido a dibujar”.
Gustavo tiene 12 años y es uno de los miembros que iniciaron el grupo. Cuenta que llegó porque se aburría en su casa. Sus padres y abuelo son comerciantes de dulces, teléfonos y frutas. Su primer taller fue para realizar esculturas de yeso, pero su logro más importante fue aprender a escribir una obra teatral: “Mis compañeros me ayudaron actuando y yo también actúe en la obra, porque yo quería contar lo que los abuelos significan en tu infancia”.
María Teresa es miembro del grupo de reporteros. Tiene 31 años y es madre de dos hijos que también son reporteros: “Me gusta involucrarme en lo que hacen mis hijos, saber con quién están, qué hacen, por eso entré aquí con ellos. He visto cambios en ellos, ahora han aprendido a convivir, a ser más tolerantes a las cosas, hacen manualidades con la maestra, obras de teatro y tienen un taller de cocina. Mi hijo me contó que de grande quiere ser actor, así que mientras pueda lo apoyaré”.
Con emoción, Gitte Bog resume los logros que este taller ha dado a los niños de La Merced: “En lo personal, me emociona que los niños, quienes serán el futuro del barrio, hagan suya la casa más antigua de la ciudad, como una forma de recuperar su espacio y patrimonio cultural. Esperamos hacer más cosas por los niños del barrio cuando estemos instalados ya en Manzanares 25”.
“[El Goloso Mestizo] es el mexicano con ganas de probar cosas particulares para crear sabores únicos” RODRIGO LLANES Chef e historiador
“Estamos trabajando en el callejón para vincular a los niños con el arte y otros oficios, es parte de la reconfiguración del tejido social” GITTE BOG Artista plástica