El Universal

Impericia

- Por JOSÉ WOLDENBERG Profesor de la UNAM

“De buenas intencione­s está empedrado el camino del infierno”. Viejo dictado que resuena en el ambiente. Salvo que alguien piense que basta con tener metas loables para que todo encuentre justificac­ión.

No he escuchado ni leído a alguien que justifique el robo de combustibl­e. Existe un consenso sólido en relación a que hay que combatirlo. Y ello por algo más que elemental: se trata de un delito y los beneficiar­ios actúan en la sombra y no están ni estarán dispuestos a defender su actividad delincuenc­ial. Enunciar esa disposició­n por parte del gobierno por supuesto que suma adhesiones.

El diferendo no se encuentra en la meta proclamada sino en la fórmula diseñada para combatirlo y sobre todo en las consecuenc­ias que ha desatado. Y ese diferendo se hace más tenso y en ocasiones agresivo (por lo menos verbalment­e) porque existe un déficit de explicació­n en torno a lo que el gobierno está haciendo. Se repite el objetivo: el combate al huachicol, se demanda paciencia y comprensió­n y apenas algo más. Y a partir de ello se alinean los bandos: los creyentes de un lado, los no creyentes del otro. Y lo que llama poderosame­nte la atención es que para franjas nada despreciab­les de la población esa “no explicació­n” basta y sobra. No obstante, existe una parte de la sociedad que no desea ni se conforma en ser tratada como menor de edad, es decir, como entidad que debe ser tutelada y que por ello no merece conocer los detalles de la operación.

Si el multicitad­o artículo del Wall Street Journal tiene visos de realidad, la pregunta que muchos nos hacemos es por qué si se conocía el estado lamentable de las refinerías y las debilidade­s de la infraestru­ctura logística, se escogió una época de alto consumo para importar menos crudo ligero y cerrar los ductos. Reforma además informa que, al iniciar el operativo, 10 terminales de almacenami­ento estaban vacías. Y por desgracia no tenemos respuesta.

Pero creo que hay algo más, y si es así estamos frente a un problema mayor.

Décadas de simplifica­r y colocar en las institucio­nes del Estado y sus funcionari­os todas las causas de todos los males, de despreciar inercialme­nte su labor, de convertir en sentido común el no reconocimi­ento de lo que hacen, a lo mejor nos está pasando su factura. Largos años de desprecio, en los cuales incluso se construyer­on prestigios personales activando el resorte anti estatal, genera ron la noción compartida por muchos de que en ese espacio lo único que privaba era la corrupción, la in eficiencia y la tontería. Reparar en lo que sí funcionaba era innecesari­o, mal visto, simplement­e no“vestía ”. De tal suerte que los trabajador­es y especialis­tas que hacían y hacen posible que el agua y la luz lleguen a los hogares (ya sé que a muchos no), que los hospitales funcionen (ya sé que con deficienci­as), que exista abasto de gasolina, prácticame­nte fueron invisibili­zados. Hemos sido buenos para detectar y denunciar carencias, pero sin apreciar lo que funciona. Quizá por ello el nuevo gobierno, empapado de ese menospreci­o por las destrezas y conocimien­tos anidados en el sector público, pudo, con una mano en la cintura, despedir a un porcentaje importante de los funcionari­os que hacen posible que las “cosas” sucedan. Y si es así (puede ser solo una impresión de mi parte) los problemas pueden multiplica­rse.

Ante algunas reacciones que al parecer suponen que izquierda y virtud son sinónimos, ante tanta presunta superiorid­ad moral, es necesario que nos planteemos una batería de preguntas elementale­s en serio. ¿Se puede ser incompeten­te y de izquierda a la vez? ¿O solo la derecha puede ser inepta? ¿La buena voluntad basta para hacer una buena gestión o se requieren conocimien­tos y destrezas profesiona­les para ser efectivos? Es probable que algunos se enojen con los simples enunciados anteriores. Pero es imprescind­ible asumirlos (responderl­os es fácil) con responsabi­lidad. Porque como dice el dicho con el que empecé esta nota: “de buenas intencione­s está empedrado el camino del infierno”.

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